
“ No importaba que no tuvieran libros nuevos ni pizarras elegantes. Lo que importaba era que ahora sabían que las palabras podían ser suyas ” LA ESCUELA DE ESTEBAN Juana Yudith Ramirez lerma En una pequeña comunidad indígena, lejos de la traza española de la Ciudad de México, Esteban soñaba con las letras. No porque las conociera, sino porque las había visto en los libros que el Padre Jacinto llevaba a la iglesia. En esos volúmenes de páginas amarillentas, cubiertas con cuero gastado, se escondían los secretos de quienes sabían leer. Las letras no son para nosotros, hijo, le decía su madre mientras molía el maíz para las tortillas. Son cosas de los españoles, de los curas y de los escribanos. Pero Esteban no se conformaba con eso. Quería saber qué decían los libros, qué historias guardaban, qué significaban aquellas líneas ordenadas con precisión sobre el papel. Un día, mientras entregaba agua fresca al maestro José, el hombre que enseñaba a los hijos ...