“La promesa no había sido un simple susurro al oído, sino un juramento silencioso sellado con un apretón de manos” UN AÑO PARA CUMPLIR Maira Francisca Ayón Cervantes El sol caía a plomo en el rancho, el aire, denso y cargado de recuerdos, me envolvía, mientras veía una fotografía de mi padre. El sol poniente pintaba el cielo con tonos rojizos, creando un escenario dramático para el momento. En mis manos, un puñado de tierra seca, un símbolo tangible de la promesa que estaba a punto de cumplirse. Falta sólo un año. Un año para graduarme. Un año para honrar el pacto silencioso hecho bajo las estrellas, un pacto con mi padre adoptivo, un hombre que me dio todo, un hombre que ...