“Ella estaba haciendo esos dibujos deformes pero que en realidad eran muy creativos e interesantes”


 




SI LOS DIBUJOS PUDIERAN HABLAR…

 

Marité Ibarra

 

La cebra rara de tres patas, el burro con hocico de cochi, el caballo con cabeza de caja de cartón, la iguana que en realidad parece ardilla, el elefante desproporcionado con manchas anormales en su cuerpo, entre elefante y jirafa a la vez. El cocodrilo molacho, con ojos saltados como rana y cuerpo aplastado, y un león con cuerpo de ballena y pintado de rosa, pero con melena bien resaltada.

Todos ellos vivían en el mismo lugar, los animales podían hablar y moverse con total libertad, aunque fueran deformes o no tuvieran todas las patas en su cuerpo, o quizá tuvieran una o dos de más o de menos. Ahí habitaban en la imaginación de mi pequeña hija de cuatro años, a la cual le gustaba colorear y dibujar y, curiosamente, siempre los hacía de la misma manera, así los miraba ella, quizá variaba un poquito en ciertos detalles, pero el resultado prácticamente era el mismo.

Le gustaba tanto dibujar y colorear a estos animales que podía pasar horas en la misma actividad. Además, inventaba historias extrañas que luego me contaba a su manera y con su lenguaje en desarrollo, más bien mocho, diría yo. 

Sentado en el sillón más cómodo de la casa, la escuchaba atentamente cuando me contaba sus historias y, al terminar de hablar, yo sólo le sonreía y le acariciaba su cabecita, entonces ella corría contenta a seguir dibujando y haciendo cuentos fantásticos. Me contaba historias muy raras, donde mezclaba personajes de diferentes libros ilustrados que le habíamos comprado su madre y yo hace tiempo y que apenas comenzaba a disfrutarlos, esos libros se habían convertido en su mayor entretenimiento.

Pero yo me preguntaba, ¿cómo era posible que un pirata fuera amigo de un cascanueces? ¿En qué momento esos dos se aliaron o se conocieron? O ¿cómo una sirena podría montar una vaca pinta que corre carreras? ¿Cómo una tortuga era la esposa de un león? O ¿por qué un pollito era más grande que un hipopótamo? Eso me preocupaba constantemente al ver sus extraños dibujos y cuestionarla, a veces ni le entendía nada.

Sus personajes y sus historias estaban completamente descontextualizados, fuera de lo normal y lo establecido, ¿Por qué un cocodrilo estaría sentado tomando el té con Blancanieves? ¿Qué le pasaba a mi hija con esas historias que daban miedo o tan sólo pensar en esas asociaciones tan extrañas? ¿Qué ocurría con su mente?

Bueno, yo como padre me alarmaba al ver esas cosas, por lo que guardaba sigilosamente todos sus dibujos, para posteriormente usarlos si era necesario en una consulta médica y ver si mi hija se estaba desarrollando de forma normal, como los niños de su edad.

Así transcurrían los meses y ella cada vez creaba más cosas que me parecían más irreales y absurdas aun, yo deseaba que los dibujos pudieran hablar y me dijeran por qué mi hija los dibujaba así.  Después me di a la tarea de investigar sobre los dibujos que hacen los niños y entonces entendí que ellos primero dibujan y luego escriben como parte de un proceso.

Los dibujos es un medio de exteriorizar las expresiones menos controladas de la personalidad del niño, es el lenguaje más sincero y espontáneo, al cual en vez de temerle como lo hacía yo, hay que entenderlo ya que es un medio que el niño usa para expresar lo que no pueden de forma verbal.

Por medio de los dibujos los niños recrean historias y hasta lo que viven cotidianamente, interiorizan emociones que luego las proyectan a través del dibujo, así comprendí más a mi pequeña y tuve que cambiar mi manera de pensar, mi niña no era rara ni anormal.

Ella estaba haciendo esos dibujos deformes pero que en realidad eran muy creativos e interesantes, además sus historias eran grandiosas como las mejores revolturas de los cuentos ilustrados, donde saltaba un personaje en otras historias las veces que fuera necesario, sin límites ni reglas. El orden, mi pequeña lo establecía según sus propias interpretaciones, y donde los escenarios eran cambiados constantemente para otros protagonistas. Donde las princesas se reunían con animales del desierto y donde también podían viajar al sol sin ser chamuscados, donde los ratones eran como niños y la maestra era una changuita con pantalones y gorra.

Así mi hija creció en cuerpo y en mente, y con el tiempo logró convertirse en una gran escritora e ilustradora de cuentos infantiles. Cuando ella aprendió a leer y escribir, le animaba constantemente a escribir sus peculiares historias que desde pequeñita contaba, y entonces comencé a decirle que eran muy buenas, y la felicitaba de manera frecuente. A veces los dos nos tirábamos en el piso y nos poníamos a escribir y a colorear, le compramos más libros y revistas, y así comenzó a formar su colección, su mayor tesoro. Además, guardé todos sus dibujos y ahora éstos han sido fuente de inspiración para ilustrar sus propios libros.

Finalmente, como padre puedo decir que mi hija siempre fue una niña muy talentosa, y si ahora sus dibujos pudieran hablar, me dirían que se sienten muy felices al darles a ellos vida y personalidad, su existencia no es aburrida, si no que están en constante expectativa para ver ahora hacia donde viajarán o qué van a hacer en sus próximas misiones y aventuras…

Comentarios

Estimada Marité, la creatividad no tiene paralelo con la educación "normal", que le busca sentido, explicación y utilidad a las expresiones artísticas. Ejemplos de genios incomprendidos en su tiempo hay varios: Picasso, Van Gogh, que inventaron distintos estilos pictóricos.
Luego llegaron los psicólogos a explicar las manifestaciones creativas como trastornos emocionales, que no discuto ni discrepo, pero que pienso no son aplicables a todas las personas.
Que bien por aquellos que se atreven a expresar su distinción, como los locos de este Blog que nadie pela y muchos tildaron de insulso y superficial.
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Marité Ibarra dijo…
Buenos días compañeros lectores y escritores! En esta mañana sabatina me encuentro con mi texto y me dio gusto verlo.
Gracias profesor Frías por brindarnos este espacio a estos locos desvalagados, parranderos y enamorados y como bien dice su comentario incomprendidos de cierta manera, pero aquí seguimos, deseando que nos lean y nos comenten.
Les mando a todos un gran saludo!! Ahh y leámonos en vacaciones!!!
Buenas noches compañeras y compañeros lectores y escritores. Hasta ahorita voy leyendo tu texto Marité. Me gustó mucho como das a conocer la creatividad, que no tiene límites para un niño o niña. En este caso representada a través de los dibujos. Son duda, como bien dices, es una manera de manifestar o bien expresar sus emociones. Aunque la mezcla que hacen no vaya de acuerdo a nuestra forma de pensar. Y por eso tal vez lleguemos a considerar que no son niñas y niños normales. Saludos cordiales.
Marité Ibarra dijo…
Así es compañero literario, la creatividad de los niños es grande y poderosa que rompe con los esquemas y estereotipos que ya tenemos interiorizado como.normales.
Aunque sea tarde gracias por leerne y comentar, siempre son bien recibidos sus comentarios.
Nos seguimos leyendo!!!
Saludos!!!
GILBERTO MORENO dijo…
Mi querida amiga de parrandas literaria, he vuelto al Blog, y es un gusto leerte de nuevo, con tus historias plagadas de fantasías ya sea propias o de otras personas como esta que cuentas de la niña con talentosa, donde el padre se ilustra para tratar de comprender los pensamientos y sentimiento de su hija. Que guste de verdad leerte amiga Marité. Nos leemos pronto. Saludos de tu amigo Gilberto Moreno.
Marité Ibarra dijo…
Amigo Gilberto bienvenido seas de nuevo al.Blog!! Ya te echaba mucho de menos, pero qué bueno que ya estás con nosotros amigo, ya tienes un espacio en nuestro corazón.
Así es compañero me gusta mucho escribir historias y generalmente las protagonizo pero este no es el caso.
Gracias por leer y por reportarte al Blog!!
Saludos grandes!!!

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