"La escuela ideal no se construye de un día para otro; es un proyecto que avanza con cada clase bien dada, con cada estudiante escuchado y con cada valor trasmitido"




 

LA NEM: IDEAL vs REALIDAD


Guillermo Aglael Verdugo Carrillo

 

Los dos relatos que presentamos hoy son elaborados casi textualmente con ayuda de la Inteligencia Artificial, a la que se le pidió redactara dos textos sobre la Nueva Escuela Mexicana, desde dos perspectivas diferentes y complementarias: la del Alumno y la del Profesor

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ALUMNO.

LA ESCUELA DE MIS SUEÑOS

Soy estudiante y cada mañana me despierto emocionado por ir a la escuela. Caminar por sus pasillos es como entrar un lugar mágico donde aprendemos de manera diferente: mi escuela se rige por los ideales de la Ley General de Educación y el artículo Tercero Constitucional. Aquí, la educación es gratuita, laica y obligatoria, pero sobre todo es inclusiva y equitativa. Cada día veo reflejados los valores de la Nueva Escuela Mexicana: la inclusión, la equidad, la excelencia, el pensamiento crítico, la colaboración, la justicia social y el cuidado del medio ambiente.

En mi escuela, todos los estudiantes somos acogidos sin importar nuestra condición social o nuestras capacidades. Recuerdo una clase de matemáticas donde un compañero en silla de ruedas resolvió un problema en la pizarra mientras lo animábamos. La maestra, muy paciente, adapta las actividades para cada quien, porque cree en la equidad: aunque todos estudiamos juntos y apenas haya espacio en el aula, recibimos el apoyo que necesitamos. También celebramos nuestras diferencias culturales: tenemos un rincón donde está la biblioteca escolar, que permite compartir todas nuestras ideas y opiniones.

La maestra nos dice que la excelencia académica no se trata solo de sacar buenas calificaciones, sino de aprender con pasión. En la clase de ciencias hicimos un experimento de biología sobre plantar árboles. No había clases magistrales aburridas; la profesora nos dio instrumentos para medir la humedad de la tierra y nos dejó explorar. Todos participamos: algunos compañeros propusieron usar composta natural, otros decidieron recolectar agua de lluvia. Así trabajamos en equipo, promoviendo la colaboración y el pensamiento crítico, pues discutimos soluciones diferentes al mismo problema.

Los docentes y la dirección de la escuela están comprometidos con nuestra formación. El director organiza un círculo de reflexión donde los maestros, los estudiantes y hasta los padres de familia discutimos ideas. Una vez, durante ese círculo, una alumna sugirió que queríamos un taller de radio escolar para expresar nuestras opiniones. Al día siguiente, los profesores dedicaron un espacio para ayudarla a montar el taller. Así nos enseñan a tomar iniciativas y a ser responsables de nuestro aprendizaje, porque la escuela nos considera personas capaces de decidir y construir.

La familia y la comunidad participan de forma activa. Cada mes hay una jornada comunitaria en la que limpiamos el parque cercano, plantamos flores o reciclamos basura. Mis papás también van a la escuela: en el comedor, la mamá de un compañero enseña recetas saludables tradicionales, y en las ferias escolares montamos un puesto donde los padres venden artesanías de la región. Siento que la escuela no es solo un edificio; es parte de nuestro pueblo.

Gracias a este ambiente, he aprendido sobre justicia social. Cuando escribimos en clase de historia, no se trata solo de memorizar fechas: discutimos por qué es importante ayudar a los más necesitados. Organizamos colectas de útiles escolares para chicos de otras comunidades y debates sobre igualdad de género.

También cuidamos el medio ambiente en todo momento. En mi salón de clases usamos bombillas de bajo consumo, las paredes están decoradas con murales sobre reciclaje y tenemos un huerto escolar donde aprendemos a sembrar alimentos. Cada viernes, la clase de biología sale al huerto con los profesores y agricultores del pueblo.

Todo esto es real para mí: no es solo un discurso, sino mi vida cotidiana. El ambiente colaborativo hace que todos estemos motivados. Mis calificaciones mejoran porque aprendemos haciendo y explicando, no memorizando.

Al terminar mis clases, camino a casa con la certeza de que estoy en el camino correcto gracias a esta educación. En el fondo sé que una escuela así transforma vidas: me ha enseñado a pensar con libertad, a respetar a los demás, a trabajar en equipo y a cuidar de nuestro planeta.

Mi historia inspira a otros: yo, un estudiante cualquiera, he visto que los sueños de inclusión, equidad y justicia pueden hacerse realidad, empezando aquí y ahora, en mi escuela.

 

PROFESOR

LA ESCUELA QUE ME PROMETIERON

Soy maestro, mi labor se rige por la Ley General de Educación, el artículo tercero constitucional y los principios de la Nueva Escuela Mexicana, debo confesarles que la realidad es mucho menos idealista de lo que dicen los discursos. En papel, la educación debe ser gratuita, laica, inclusiva, equitativa y de excelencia. En la práctica, me siento más bombero que educador, apagando problemas y cumpliendo requisitos que poco tienen que ver con enseñar.

Mi escuela se dice inclusiva, pero esa inclusión se siente como una carga mal distribuida. Tengo 42 alumnos en un salón que apenas tiene ventilación, y aunque algunos alumnos necesitan apoyos específicos, no hay personal suficiente para atenderlos. La equidad se convierte en malabarismo: debo adaptar actividades para todos, pero sin recursos ni tiempo real para hacerlo. La ley de general de educación nos pide atención personalizada, pero el reloj y las condiciones no cooperan.

La excelencia, según los lineamientos, implica formar estudiantes críticos y creativos. Pero entre formatos, reportes y reuniones, apenas queda espacio para preparar actividades innovadoras. Recuerdo una clase de ciencias en la que debíamos experimentar con plantas; el material recolectado estaba en mal estado. Terminamos haciendo “experimentos” con macetas rotas y tierra que trajeron los estudiantes de sus casas. Lo llamamos aprendizaje colaborativo… creo que fue más una improvisación forzada.

La colaboración con la comunidad es otro ideal que suena bonito en las reuniones con directivos. En la realidad, las juntas con padres terminan siendo discusiones sobre uniformes, cuotas y quejas. Las jornadas comunitarias, que deberían ser oportunidades de unión, a menudo se convierten en días extra de trabajo no remunerado: pintar bardas, barrer patios y organizar ferias escolares sin apoyo logístico.

La justicia social también está en el discurso. Organizamos colectas para comunidades necesitadas, pero me pregunto por qué siempre los mismos maestros y estudiantes ponemos los recursos. No hay un plan sostenido, solo acciones aisladas que sirven más para tomar fotos que para transformar realidades.

En cuanto al cuidado del medio ambiente, tenemos un huerto escolar que es casi más simbólico que funcional. Lo riegan dos alumnos voluntarios, porque el resto está ocupado y no quiere hacerlo. Las campañas de reciclaje terminan con bolsas de plástico acumuladas en un rincón, esperando que alguien las lleve al centro de acopio… y ese “alguien” casi siempre soy yo.

Entre la presión por cumplir indicadores, las observaciones administrativas y la carga emocional de acompañar a estudiantes con problemas familiares, me pregunto si de verdad estoy formando ciudadanos libres y críticos.

No es que no crea en la educación, al contrario, es mi vocación. Pero la escuela que me prometieron y en la que vivo las separa un abismo de carencias y burocracia. A veces sueño con la educación de los planes y programas… pero despierto con el sonido de la campana y la pila de trabajos por revisar.

 Lo que me impulsa a seguir, incluso en los días más difíciles, es ese instante mágico en el que descubro que he tocado un corazón y he cambiado el mundo de un de mis niños.

 

CONCLUSIÓN

Ambas perspectivas son reales y necesarias conocer; hacia donde nos dirigimos, pero también la realidad en la que nos encontramos. El docente, aun en medio del hartazgo, sigue siendo el puente en el camino. Su esfuerzo, aunque muchas veces invisible, siembra en los estudiantes semillas de pensamiento crítico, empatía y compromiso social.

La escuela ideal no se construye de un día para otro; es un proyecto que avanza con cada clase bien dada, con cada estudiante escuchado y con cada valor transmitido. Puede que no siempre se veamos el fruto de nuestro esfuerzo, pero el impacto de un maestro es profundo y duradero.

Comentarios

Estimados lectores, hoy nos salimos de lo habitual en este Blog, para dar una mirada a lo que nos ofrece la IA en los Ambientes Educativos.
Agradecemos al Dr. Guillermo Aglael nos haya compartido estos relatos que presentan la Nueva Escuela Mexicana desde las miradas de un alumno y de un profesor sacados casi del Metaverso Digital.
Aunque este Blog alega por la creación literaria personal, decidimos presentar lo que la Máquina piensa del Nuevo Paradigma Escolar Mexicano, desde una orientación humana.
Ésta es una excepción.
Porque siempre abonaremos que lo que importa es promover, desarrollar, presentar y comentar, el Pensamiento Escrito, Lateral y totalmente personal y creativo, aunque parezcamos seres traídos del pasado ante la mirada sorprendida, aburrida y hasta burlona de algunos que ya no escriben ni siquiera una bella Carta de Amor.
Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
GILBERTO MORENO dijo…
Buen día, con independencia de que en esta aportación se haya basado el Dr. Guillermo Aglael en temas desarrollados con la IA, es interesante analizar lo que refiere la Inteligencia Artificial sobre el tema de la perspectiva que tiene el alumno en contrapartida con el Maestro sobre el sistema educativo o la Nueva Escuela Mexicana, y en análisis personal, no está muy alejado de la realidad la semblanza que la IA, hace del maestro. Muy de cerca he vivido por mas de 25 años la simbiosis maestro-alumno, pero los últimos siete u ocho años, nada más extenuante que la tarea de ser maestro; desde planeaciones, consejos técnicos, grillas sindicales, venta de plazas, entre otros, se ha hecho muy difícil el esquema de una real y verdadera enseñanza, con enfoque cualitativo, con reforzamiento de valores. Es mi humilde opinión. Saludos sinceros, su a migo Gilberto Moreno.
Marité Ibarra dijo…
Estimados lectores y escritores. En lo personal nunca me había tocado leer a Guillermo.
De igual forma algo sacado por la IA, es bueno probar algo distinto, como una nueva comida, un nuevo sazón, esperemos leer más del compañero para mí nuevo en el Blog!!
Saludos a todos!!!
María Porcella dijo…
Mi muy estimado Guillermo, que gusto tenerle por este Blog. No sé si ya se dio cuenta que le publicaron los dos cuentos con que inició el curso-taller donde se contrasta la mirada del alumno y la del maestro. Ojalá más personas entendieran que el maestro es el que da la cara por las decisiones que se toman en ámbitos fuera de su alcance. Cada escuela es un mundo propio, que tiene circunstancias diferentes a otra, desde la infraestructura, sueldos, ubicación, certidumbre laboral, hasta el grado de autonomía que pueden tener los maestros para dirigir sus clases e interactuar con los alumnos a su cargo, así como las interacciones entre el colectivo de maestros. Todos y cada uno de los elementos que emergen alrededor del profesional de la educación tienen un efecto en su práctica docente porque afectan su estado ánimico, sus esperanzas, sus proyectos de vida. Bueno, ojalá, Guillermo, conocieras los puntos que aquí estamos compartiendo a partir de tu trabajo publicado. Saludos, sabes que te admiro, quiero y aprecio infinitamente.
Anónimo dijo…
Desde mi perspectiva considero que transmite un mensaje muy valioso dos visiones distintas sobre la escuela: la del estudiante que vive un espacio inclusivo, motivador y lleno de aprendizajes significativos, y la del maestro que enfrenta las carencias y las dificultades del sistema educativo. Ambas perspectivas me hicieron reflexionar sobre la diferencia que existe entre lo que se promete en los discursos y lo que sucede en la realidad cotidiana. Considero que este texto invita a valorar más la labor de los docentes y también a reconocer que, aunque la escuela ideal aún no existe del todo, se construye poco a poco con el esfuerzo de maestros, estudiantes, familias y comunidad.
Anónimo dijo…
Me sorprende lo lejos que está lo ideal de nuestra realidad. En la mayoría de las escuelas públicas de México, si contaran con todo lo necesario, tanto alumnos como maestros se motivarían día a día para asistir y aprender. Es muy triste ver cómo la educación decae cada vez más, mientras que lo ideal solo podemos imaginarlo.
Anónimo dijo…
El relato del alumno y el del maestro son muy distintos por un lado el alumno dice que tiene una escuela en buenas condiciones, donde es muy inclusiva y donde hay maestros capacitados, con amplios espacios recreativos y equidad.
Por otro lado el maestro vive una realidad diferente ya que al maestro le prometieron una escuela en buenas condiciones pero lo que en realidad vive es que la escuela no está en buenas condiciones, no cuentan con maestros capacitados, no son inclusivos en esa escuela y no cuentan con con lo prometido.
Así que creo que aunque este relato tenga ayuda de IA siento que no está alejado de la realidad que muchos viven.
Anónimo dijo…
Desde mi punto de vista, me parece algo que se debe de tomar en cuenta desde las dos visiones, estoy de acuerdo con las dos visiones, aun que hoy en día se identifican más con la segunda, los padres y alumnos no hacen convivencia y no hay buena comunicación. Pero si todos ponen de su parte y poco a poco pueden general un ambiente colaborativo y activo
Anónimo dijo…
Garantiza una educación gratuita, inclusiva y de calidad, pero la lectura muestra que lo ideal aún está muy lejos de la realidad que viven alumnos y maestros en las escuelas públicas.
Anónimo dijo…
Me sorprendió esta lectura, así mismo como está lo ideal vs la realidad, hay que tener en cuenta las dos versiones ya que las dos nos muestran cómo de verdad es la escuela y cómo otras en realidad no es, son dos versiones muy distintas. Ya que “la escuela ideal no se construye de un día para otro, se avanza con una clase bien dada”.
Anónimo dijo…
Este cuento nos deja ver la realidad de ambas perspectivas, al maestro le prometen una cosa y resulta carecer de elementos, el por dar todo en sus clases busca alternativas y nuevas ideas para poder mejorar el aprendizaje del alumnos sin que ellos se den cuenta de la falta de elementos, sin embargo les da una educación sana y correcta, por otra parte la perspectiva del alumno es diferente, él cree que su escuela y sus actividades son las mejores porque su maestro les hace ver eso, ellos felices y aprendiendo, crees que su escuela es la mejor pero porque no ven todo lo que batalló el profesor para dar una clase con lo poco que le dan
Mariangel Castro Márquez dijo…
Me gustó el texto sobre la Nueva Escuela Mexicana. Es muy interesante ver cómo se presentan dos puntos de vista diferentes: el del alumno y el del profesor. La visión del alumno es súper idealista y muestra una escuela casi perfecta, donde se enfocan en valores como la inclusión y el cuidado del medio ambiente. Por otro lado, la perspectiva del profesor es más realista y muestra los retos y limitaciones que enfrentan los maestros en la vida diaria.
Anónimo dijo…
Me pareció interesante el texto sobre la nueva escuela mexicana porque presentan distintos puntos de vista,desde el profesor y el alumno,ya que al maestro le prometen una cosa y alumno final no se le cumple y empieza a carecer de servicios para su aula de clase.
Anónimo dijo…
Ambos textos muestran dos caras de la misma realidad educativa. El alumno refleja la escuela soñada, donde los valores de la Nueva Escuela Mexicana se viven plenamente: inclusión, equidad, colaboración y respeto. En cambio, el profesor muestra la escuela real, con carencias, sobrecarga laboral y falta de recursos, pero también con vocación y esperanza.
Mi opinión es que ambos puntos de vista son valiosos y complementarios: el del alumno representa el ideal que debemos alcanzar, y el del maestro, los retos que debemos resolver. Solo reconociendo las dificultades reales se podrá construir una escuela que se acerque cada vez más al sueño educativo de justicia, equidad y excelencia para todos.
Anónimo dijo…
1. Alumno:
Me gusta porque muestra una escuela donde todos aprendemos juntos y nos tratan con igualdad.

2. Profesor:
Habla de cómo los maestros quieren enseñar bien, pero muchas veces no tienen los recursos ni el apoyo
Arce Monserrat dijo…
Me llamó la atención porque contrasta de forma muy clara lo que se espera de la Nueva Escuela Mexicana con lo que realmente sucede en muchas escuelas. La parte del alumno refleja una educación ideal, motivadora e inclusiva, mientras que la del maestro muestra los obstáculos que enfrentan día a día para poder lograrlo. Me parece importante reconocer ese esfuerzo docente y entender que alcanzar ese ideal requiere apoyo real y trabajo en conjunto
Yenira Cardenas dijo…
sobre “La escuela de mis sueños”
El texto muestra una visión muy positiva y esperanzadora de lo que puede ser una escuela basada en los valores de la Nueva Escuela Mexicana. El profe transmite entusiasmo y una fuerte creencia en que la educación puede transformar vidas. Sin embargo, su relato refleja una realidad muy idealizada, donde todo funciona perfectamente y no existen obstáculos. Aun así, el mensaje es inspirador, porque nos recuerda cómo debería ser realmente una escuela: un lugar donde todos se sientan incluidos, valorados y motivados a aprender con alegría.
Anónimo dijo…
Los dos textos muestran cómo la Nueva Escuela Mexicana busca transformar la educación hacia un modelo más humano, participativo y justo. En la escuela ideal, todo funciona como se propone los alumnos aprenden con entusiasmo, los profesores guían con empatía y las aulas se convierten en espacios de inclusión y creatividad. Sin embargo, en la realidad aún existen retos, como la falta de recursos, la resistencia al cambio o la desigualdad entre escuelas. Aun así, la NEM representa una esperanza para acercarnos poco a poco a esa escuela de mis sueños, donde todos podamos aprender, crecer y ser escuchados.
Danna dijo…
ALUMNO.
Este texto nos muestra una escuela que realmente sería muy bonita, si fueran así pero lamentablemente no lo son.
MAESTRO.
Este texto habla de todo el esfuerzo que hace un docente para poder seguir adelante, aunque no tenga el suficiente apoyo.
Anónimo dijo…
El alumno
Expresa que la escuela en donde esta es la mejor porque dice munchas cosas bonitas de ella en donde hacen ferias para recolectar dinero para apoyar a otras escuelaa de baja economia en donde tiene un huerto y el pueblo les ayuda ..
El maestro
El esta desesperanzado por la escuela que le prometierón ala cual no es la de sus sueño tambien comenta que en las reuniones a las cuales deberian para apoyarse suelen ser problemas de en los pagos o de los alumnos mal portados…
Anónimo dijo…
Me parecieron muy reflexivos ambos cuentos, tanto el del alumno como el del docente. Muestran dos perspectivas diferentes, pero que se complementan: el alumno que busca aprender y el maestro que, a pesar del cansancio, sigue guiando con dedicación. Me hizo pensar en cómo cada enseñanza deja huella, aunque a veces no se note de inmediato.

Anónimo dijo…
Que el alumno
Expresa que la escuela en donde esta es la mejor porque dice munchas cosas bonitas de ella en donde hacen ferias para recolectar dinero para apoyar a otras escuelaa de baja economia en donde tiene un huerto y el pueblo les ayuda ..
El maestro
El esta desesperanzado por la escuela que le prometierón ala cual no es la de sus sueño tambien comenta que en las reuniones a las cuales deberian para apoyarse suelen ser problemas de en los pagos o de los alumnos mal portados que lo ponen de su parte para que todo sea más fácil todo el trabajo y desorden lo dejan a los maetros o papás ..
Yoanine Valerio dijo…
la escuela de mis sueños

Habla sobre el entusiasmo que siente el alumno al ir a estudiar, también habla de que la escuela se rige acorde al artículo tercero, “la maestra dice que la excelencia no se trata solo de las buenas calificaciones, si no de aprender realmente”.

la escuela que me prometieron

Las instalaciones no son nada comparadas con lo que prometen, ya que la infraestructura como instalaciones están en muy mal estado en algunas ocasiones.
Beautifly dijo…
Me sorprende leer un texto desarrollado con IA sobre la perspectiva del Alumno y Docente, ya que sabemos que no está alejado de la realidad por qué al maestro le prometieron lo que el alumno representa la educación ideal donde los valores se viven plenamente como la inclusión, equidad y respeto, la realidad del maestro es otra ya que nos habla de todos los retos y obstáculos que enfrenta todos los días, mostrando la importancia del esfuerzo del docente de enseñar con calidad aunque la mayoría del tiempo no se les brinde todo lo necesario para hacerlo.
Anónimo dijo…
El relato del alumno y el del maestro son muy distintos por un lado el alumno dice que tiene una escuela en buenas condiciones, donde es muy inclusiva y donde hay maestros capacitados, con amplios espacios recreativos y equidad.
Por otro lado el maestro vive una realidad diferente ya que al maestro le prometieron una escuela en buenas condiciones pero lo que en realidad vive es que la escuela no está en buenas condiciones, no cuentan con maestros capacitados, no son inclusivos en esa escuela y no cuentan con con lo prometido.
Así que creo que aunque este relato tenga ayuda de IA siento que no está alejado de la realidad que muchos viven.
Anónimo dijo…
Me pareció un texto muy significativo, porque refleja claramente la distancia que existe entre la escuela ideal que todos soñamos y la realidad que enfrentamos día a día en las aulas. A veces se habla mucho de transformar la educación, pero pocas veces se toma en cuenta lo que realmente viven los maestros, los alumnos y las comunidades escolares. Este relato nos invita a pensar que la escuela ideal no se construye solo con discursos o reformas, sino con compromiso, empatía y colaboración entre todos los que formamos parte del proceso educativo.
Meraz Mariángel dijo…
La lectura me parece muy interesante ya que podemos conocer las dos versiones sobre la escuela, por un lado tenemos la perspectiva del alumno en la que podemos ver que describe una escuela casi perfecta ya que solo habla sobre cosas positivas y por otro lado tenemos la perspectiva del maestro, como el ya tiene experiencia con otras escuelas se le hace mas fácil darse cuenta de los problemas y condiciones en las que se encuentra una escuela y se le es fácil identificar cuando una escuela no tiene los recursos necesarios para una buena educación ya que al no estar en buenas condiciones dificulta el aprendizaje de los alumnos.
Anónimo dijo…
Me pareció una lectura muy interesante ya que nos damos cuenta de las realidades que hay en las escuelas.
Gloria Ramos ramirez dijo…
¡Qué texto más interesante! Me parece fascinante cómo se presentan dos perspectivas tan diferentes y complementarias sobre la Nueva Escuela Mexicana. Por un lado, el relato del alumno nos muestra una escuela idealizada donde se promueven valores como la inclusión, la equidad y la justicia social. La descripción de las clases y las actividades es muy vívida y nos hace sentir como si estuviéramos allí, experimentando el aprendizaje de manera activa y divertida.
Anónimo dijo…
Este texto refleja con gran humanidad la dualidad del trabajo docente: la lucha constante entre la vocación y la frustración, entre el deseo de transformar y las condiciones que lo dificultan. A través de ejemplos concretos como el huerto escolar y las campañas de reciclaje, se revela la brecha entre el ideal educativo y la práctica cotidiana. Sin embargo, también resalta la esperanza que mantiene vivo el sentido de la enseñanza: el poder de cambiar vidas, aunque sea de un solo estudiante. Es una mirada realista pero esperanzadora, que honra la labor silenciosa y trascendente del maestro
Anónimo dijo…
Este texto me hizo pensar profundamente en lo que significa realmente la escuela ideal¿Qué tanto estamos dispuestos como sociedad maestros, estudiantes, padres y autoridades a construir ese ideal día a día, enfrentando las dificultades cotidianas? Me gustaría que más personas se dieran cuenta de lo esencial que es acompañar con acciones reales, no solo con palabras
Anónimo dijo…
Me pareció una lectura muy interesante ya que nos damos cuenta de muchas cosa muy importantes
Anónimo dijo…
Me parece un texto muy valioso para iniciar conversaciones profundas sobre educación. Me interpela como lector: ¿cuánto estoy consciente de esa brecha entre lo ideal y lo real? ¿Qué rol puedo asumir (como maestro, alumno, padre, ciudadano) para cerrar ese espacio?

Creo que el mayor aporte está en recordarnos que los grandes ideales (escuela inclusiva, equitativa, crítica, creativa) no se logran por decretos o discursos, sino por pequeñas acciones bien hechas, decisiones conscientes e inversión real
Anónimo dijo…
Nos muestra una escuela que sería muy bonita pero tristemente no lo son así, la frustración que provocan las dificultades día a día, resalta la esperanza la posibilidad de cambiar la vida de sus alumnos
Anónimo dijo…
Me hizo pensar mucho en cómo cada persona vive la escuela de manera diferente. Por un lado está el alumno, que sueña con un lugar donde todos se sientan incluidos y aprendan con gusto, y por otro está el maestro, que muchas veces tiene que luchar contra las dificultades del día a día. Creo que el texto nos ayuda a valorar más el esfuerzo de los docentes y también a entender que una escuela perfecta no se logra de inmediato, sino poco a poco, con el trabajo y la unión de maestros, estudiantes y familias.

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