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Mostrando las entradas de abril, 2020
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" ¡Cómo dolían! ¡Pero qué bien formaban personas aquellos terribles varazos!" LAS VARAS DE PINO Adán Lorenzo Apodaca Félix   (A mis queridos maestros de aquel tiempo, ellos no sabían mucho de teorías educativas, pero sí sabían formar personas de bien, con afecto) Era un pino extraño. No tenía las ramas tan altas como otros pinos que conocíamos, tenía una raíz que salía al ras del suelo y un tallo grueso y carnoso; éste, en vez de crecer hacia arriba, por esos caprichos inentendibles de la naturaleza, había crecido de forma horizontal, situación que favorecía el trepar por él.  Era extraño verlo ahí, porque Charay no fue, no es, ni será tierra para el crecimiento de pinares. Estaba en una de las esquinas del cerco de la escuela primaria, la que da para el bordo de un gran canal situado a un costado de la institución. Por la cercanía a la obra hidráulica, siempre estaban sus ramas muy verdes, “es la humedad del canal la que lo tiene así”, decían muy categó
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" Año tras año, la isla de  Orabá  se convertía en una Isla Educadora que irradiaba conocimiento, cultura y saberes escolares a través de bailables regionales" LA ISLA EDUCADORA José Manuel Frías Sarmiento   Hay una isla en Culiacán que hace tiempo, año con año, se transformaba en un amplio continente educativo. Aunque pequeña en proporciones, la isla de Orabá , rezumaba y vertía cultura a los ríos que la rodeaban y que, fieles a su naturaleza, la distribuían por todos los rincones de las costas y los valles sinaloenses. La cultura de la isla de Orabá abrevaba de los nutrientes que los ríos Humaya y Tamazula bajaban de la sierra para contribuir a la grandeza de los campos y los valles sinaloenses . A la isla de Orabá concurrían numerosos contingentes que la llenaban de jolgorio y le daban cuerpo y colorido a la más importante fiesta que Sinaloa celebraba al pie de la monumental asta de la Bandera Mexicana. Ahí, en el delta del Tres Río
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"Entonces fue cuando saqué mi carácter ranchero de verdad y comencé a tener pleitos casi todos los días, rompiendo narices y cerrándoles ojos a puro fregadazo limpio" DEL RANCHO A LA CIUDAD Renato Quintero Arredondo Mi vida en Campo Romero está llena de anécdotas divertidas que tienen que ver con los juegos, el trabajo y las correteadas con la plebada por los montes y por los canales del rancho; era una vida infantil matizada con las historias misteriosas de los grandes, contadas a los chiquillos en las noches para asustarlos; una infancia llena de olores y de sabores de las comidas de Semana Santa, entre las que no faltaban las tortitas de camarón y la insuperable capirotada.  Y también hay otras historias relacionadas con los que teníamos ganas de estudiar, pero no teníamos oportunidad para hacerlo, porque en el rancho sólo había hasta segundo año de primaria. Así es que los que podíamos seguir en la escuela teníamos que emigrar hasta Culiacán. Aunque no est
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“ MEA CULPA C-19” Miguel Ángel Castelo Vega Y de pronto me quedé a oscuras con la luz encendida, el pecho apretado, empecé a estornudar, pensando que ya me había contagiado, pero como no viajo a ningún lado dije: esto sólo es obra de la mente, y efectivamente, así fue, no era más que una simple gripa. Entonces, me acuartelé en la casa y empecé a ir y venir de la recámara a la cocina, a la sala, y así mientras llegaba la noche para dormir y dormir… El anuncio estaba dado, llegaba la pandemia y, como mitote en el rancho, se desplazó rápido por todos los hogares. Hubo que quedarse en casa, encerrado con quien más amas, sólo que no estás acostumbrado a vivir con ellos por tantas horas; convivir con tu familia, por más tiempo del usualmente convenido, fue por algunos momentos complicado. Los roles se empezaron a cruzar: querías, por ejemplo, pedir un favor (mandando) como lo haces en la oficina, y nada… que te topas con pared. Como que aún no te cae el veinte de que ahora estás en
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" Yo, a veces, no tengo dinero ni para el desayuno de mis dos hijas que van a la secundaria" LA SEÑORA LORENA Y YO José Manuel Frías Sarmiento 1. La Señora Lorena, mi patrona, tiene una casa muy grande, con muchas habitaciones y con cuarto de estudio y biblioteca para sus hijos. Y no tiene más que un hijo.  Yo vivo en una casita en las orillas de Culiacán, allá más allá de la Ampliación Pemex. Y no tengo más que dos cuartos en los que vivimos todos; mi esposo, yo y mis cuatro hijos: tres mujeres y un varón. 2. La Señora Lorena tiene una camioneta Mercedes muy grande y muy bonita para llevar a Gerardito a su escuela, que le queda a como a tres cuadras de su casa.  Yo, a veces, no tengo dinero ni para el desayuno de mis dos hijas que van a la secundaria, y apenitas acompleto para el lonche de los dos que van a la primaria. Y todos ellos caminan entre diez y quince cuadras para ir a clases, con el sol encima o con la lluvia mojándolos con todo y mochila. De
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“ Éste es el tiempo y el mes que nos tocó vivir. ” UN MARZO DIFERENTE Adán Lorenzo Apodaca Félix F ue un marzo diferente, éste del 2020. Las mujeres del país, antes de culminar la primera decena de días, sumadas a un acontecimiento mundial, hicieron una protesta inusual, “el nueve nadie se mueve”. Ése fue el lema de su movimiento, acción que cimbró a todo México,  Un poco más acá, antes de culminar la segunda decena del mes, las autoridades de la Secretaría de Educación Pública interrumpieron el ciclo escolar 2019-2020, algo de verdad inusual en muchos años de funcionamiento del modelo educativo mexicano.  La intuición nos lo corroboraba, estaba corriendo un marzo diferente. La exaltación del nacionalismo anual no fue ponderada el día 18, la Expropiación Petrolera, el triunfo de “Tata” Lázaro al quitarle las compañías petroleras a los extranjeros, no fue vitoreada, no hubo aglomeraciones ni discursos patrioteros en los muchos bustos de Lázaro Cárdenas. a lo largo y a
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¨En algún momento el universo debía responder y decirnos: ¡ALTO!¨ ¡ ALTO, DIJO EL UNIVERSO! Lizbeth Frías ¿Quién, todavía, no piensa que esta crisis, sí o sí, tenía que pasar?  En algún momento el universo debía responder y decirnos: ¡ALTO!   ¡Alto, a esta vida tan acelerada que llevamos!  ¡Alto a actuar sin pensar y siempre salir con la prisa encima! ¡Alto a no parar un minuto para reflexionar y saber qué es lo que queremos o lo que deseamos encontrar! ¡Alto a comprar lo que NO necesitamos, para valorar lo que de verdad nos nueve el corazón! La calidad de nuestras vidas es proporcional a lo que pensamos y a la relación con las personas que nos acompañan. Me doy cuenta de la cantidad de empresas que venden cosas innecesarias, de las que yo también me volví consumidora. Y no juzgo a esas empresas, pero son una amenaza real, en este sigl c opado por las redes sociales y por miles de productos que día con día o, más bien, segundo a segundo, se nos o
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¿Fue mejor la niñez de antaño o se divierten más los morritos de ahora?  PLEBES DE RANCHO José Manuel Frías Sarmiento Dicen los refranes, y los viejitos de antaño, que todo tiempo pasado fue mejor, y tal vez tengan razón, en el sentido de que ya pasó y estamos vivos para contarlo, mientras que el presente violento que afrontamos, sabrá Dios si podamos relatarlo. Pero, y en esto de los juegos infantiles, ¿fue mejor la niñez de antaño o se divierten más los morritos de ahora?  Vamos a situarnos en un rancho, pa’ más señas, El Aguaje, allá cerquitas del Dique Mariquita, en medio de Calomato, Recoveco y Vitaruto. Los plebes de allá corríamos con libertad por el arroyo, los barrancos y los montes, apedreando huicos, enzorcalando cholis y cortando guamúchiles y nanchis.  Nos tirábamos clavados de los puentes en los canales de riego en pura truza o a rin pelón, nadábamos en los charcos hondos del arroyo cuando crecía con las llovidas, sacando cauques de las cuevas y debajo de
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¨Son como chiquillos inquietos que juegan bajo la mirada amorosa del padre que los consiente¨  LOS PAJARILLOS DE DON JOSÉ José Manuel Frías Sarmiento Don José tiene muchos amigos que alegran su soledad. Ellos le cantan y revolotean sobre su cabeza; le dicen que lo quieren y que lo extrañan cuando no está en casa. Son un montón de pajarillos gritones, alimentados por él. Ahí se llevan en las mañanas y en la tardecita buscando en el viejo cucharón de la antigua tienda de Don José; buscan la bola de masa, las tortillas remojadas o el arroz que les pone a diario. Del cucharón brincan a la vasija con agua que este viejo atento les pone junto a la entrada del barandal que protege su casa.  Los pajarillos se bañan entre aleteos y trinos jubilosos; tiran el agua, chapotean y mojan sus plumas gritando y batiendo sus pequeñas alas. Son como chiquillos inquietos que juegan bajo la mirada amorosa del padre que los consiente. Aunque ¿quién sabe? A lo mejor son ellos quienes lo
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¨Los pobres, en realidad, no sabían las friegas que nos arrimábamos en esos “días de vacaciones”.  LA CATORCE Renato Quintero Arredondo En la escuela de Culiacán tenía muchos compañeros, a los cuales los tenía impresionados con los relatos de mis aventuras en Campo Romero. Tanto les platicaba de lo divertido que era vivir en el rancho que todos se morían por ir a pasar unas vacaciones con nosotros. Los pobres, en realidad, no sabían las friegas que nos arrimábamos en esos “días de vacaciones”. A lo mejor, de haberlo sabido, no se habrían atrevido a ir. Y en ésas de que vamos y no vamos, les contaré que, en ciertas vacaciones de verano, dos de los más tercos amiguitos insistieron y se nos pegaron en ir con nosotros. Pero, antes, le dije a mi papá que dos amigos querían ir conmigo a pasar unos días en Campo Romero; y mi papá, siempre amable, me dijo: “Pues llévalos, pero con permiso de sus papás”. Y así fue como el Rizo y el Ramón se aprontaron a pasar unas vacaciones en