¨Son como chiquillos inquietos que juegan bajo la mirada amorosa del padre que los consiente¨ 



LOS PAJARILLOS DE DON JOSÉ
José Manuel Frías Sarmiento


Don José tiene muchos amigos que alegran su soledad. Ellos le cantan y revolotean sobre su cabeza; le dicen que lo quieren y que lo extrañan cuando no está en casa. Son un montón de pajarillos gritones, alimentados por él. Ahí se llevan en las mañanas y en la tardecita buscando en el viejo cucharón de la antigua tienda de Don José; buscan la bola de masa, las tortillas remojadas o el arroz que les pone a diario. Del cucharón brincan a la vasija con agua que este viejo atento les pone junto a la entrada del barandal que protege su casa. 

Los pajarillos se bañan entre aleteos y trinos jubilosos; tiran el agua, chapotean y mojan sus plumas gritando y batiendo sus pequeñas alas. Son como chiquillos inquietos que juegan bajo la mirada amorosa del padre que los consiente. Aunque ¿quién sabe? A lo mejor son ellos quienes lo consienten a él. A lo mejor los pajarillos son avecillas que Dios envía para dar compañía a este Señor que se va quedando cada vez más solo. Sus ojos los miran y recobran el brillo de antaño, ese brillo que cuando vamos a visitarlo se aprecia en su mirada al ver jugar a nuestros hijos: sus nietos. 

Mis hijos son dos, pero a Don José le alegra mucho verlos en su casa. Son dos niños que lo besan al saludarlo y al despedirse de él. Dos niños a los que él quisiera pedirles que se quedaran más tiempo, pero no lo pide; en general, nunca pide nada, sólo acepta lo que le damos: aunque sea poquito él lo recibe como si fuera el mayor tesoro que la vida le ofrece cada cierto tiempo. Don José les muestra su pequeño huerto, les cuenta como planta las matitas de tomate, como nacen las calabazas y para qué pone varas con mecate de ixtle en los surcos de tomate y de frijol. 

Luego, cuando nos vamos, Don José recuerda sus gritos y sus risas con el trinar de los pajarillos que son como nuestros hijos volando por toda la casa y reclamando la atención de su anfitrión; diciéndole que no está solo, que ahí están ellos para platicar con él de lo que se le antoje contarles. Que lo escucharán y le replicarán lo que no les parezca bien; como esa soledad que, de repente, lo llena de nostalgia y nubla sus ojos con el llanto reprimido por no tener a nadie a su lado. 
¡Ay, Don José, como quisiera ser uno de esos pajarillos que revolotean a su alrededor! Una de esas lindas avecillas que lo quieren más que nosotros que somos su familia. Un pequeño pajarillo gritón, como cuando éramos niños y corríamos por el solar de allá en el rancho. Un pajarillo, para quedarme a su lado y despertarle sus ansias de vivir, para gritarle que lo quiero y que me alegro de haber sido su hijo, de serlo todavía; eso quisiera decirle y no esto que ahora siento al escribirle. Esta opresión que me nubla, como a Usted, la vista y me hace hablar de los pajarillos que suplen nuestra presencia; piense que en cada trino estamos nosotros a su lado, imagine que son Miriam Lizbeth y Sergio Alexis los que chapotean el agua y le mojan los pies con las gotas que desparraman al brincar en la alberca que, a veces, llevamos al visitarlo. 

Más nos vale pensar en eso, Usted y nosotros porque si no lo hacemos, tendremos que pensar en la ingratitud de la vida que nos aleja de los seres que más queremos y a los que deberíamos cuidar y proteger en su vejez; así como ellos nos protegieron y alimentaron cuando no teníamos fuerzas ni capacidades propias para hacerlos por nosotros mismos. 


Por eso, más nos vale hablar de los pajarillos que Usted alimenta y del cariño que ellos le tienen; hablar de la melancolía y de la desesperación que les invade al no encontrarlo. Una desesperación y una melancolía que, tarde que temprano, todos sentiremos al llegar a su casa y ya no encontrarlo nunca más. Entonces, como a sus pajarillos, sólo nos quedará gritar, pero nuestros gritos ya no serán jubilosos como los que ahora ellos le prodigan a Usted. Serán otros gritos, eso lo puedo anticipar.

Comentarios

Renato dijo…
Ahora sí me hiciste llorar amigo Frias
Amigo Renato la Literatura es la ventana para mirar el mundo de la mejor manera es la puerta para entrar y andar un camino que nos traerá tristezas y alegrías y con ella con la Literatura, expresaremos los recuerdos que nos expliquen mejor. Gracias por su comentario, un abrazo.
Quiera Dios que para mis últimos días, me acompañen y den alegría unas avecillas como esas. Su texto me despertó muchas emociones ante lo incierto del porvenir.
Gracias por sus palabras, pero como no viene du nombre, por favor, haga otro comentario y escriba su nombre en él para saber a quien agradecer de verdad. Saludos
Unknown dijo…
Qué hermosa narración. El final es la descarga emocional más intensa, convertir un trino alegre, en el grito de la ausencia cuando el ser amado se va.

Felicidades Profesor Frías.
Muchas gracias por sus comentarios, pero, por favor, escriban su nombre al final, o dentro de él para saber a quién agradecerle la atención que le brinda a los relatos de este blog.
Por favor, manden otros comentario con su nombre.
Saludos y gracias.
Miguel_Ángel dijo…
Estimado Maestro, se viene a mi mente esa palabra de golpe "olvido" he visto a muchos don José en mi rancho, de aquellos que se van en busca de una "vida mejor" y dejan lo mejor de su vida en el olvido, dando masa a las gallinas en espera de volverlos a ver y dijera Juan Rulfo, "se les conoce con sorber un poco de su aire viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo", que dejaron en el olvido. A veces los hijos somos así, crecemos y nos olvidamos de quienes dieron todo por nosotros. Excelente escrito, que dice mucho más que su propia extensión. Un fuerte abrazo.
Amigo Miguel Ángel, esa es la encomienda del escritor rescatar y hacer presentes esos momentos que vivimos con personas valiosas para que corríamos y valoremos su cariño de verdad. Saludos
Marcelo Tolosa dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marcelo Tolosa dijo…
Muy BONITO! Como siempre un gusto leerlo. Me pego y me hizo pensar en todo lo que nuestros padres hacen por nosotros y que son capaces de darlo todo por uno hasta el ultimo dia. Muchas Gracias por estos textos estimado Jose Manuel.
Gracias, Ing. Tolosa, qué bueno que los relatos de este blog provoquen reflexiones en los lectores. Esa es la intención y la función de la Literatura. Saludos
Andrey Padilla dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrey Padilla dijo…
Profe, el lado humano de la vida, el más sensible, el amor a los padres... Pero muchas veces nos vamos deshumanizando por la falta de memoria, por la falta de conciencia, por la falta de un golpe que nos haga despertar... Qué no sea demasiado tarde para no sentir nostalgia que podríamos sentir si un día vamos a visitarlos y ellos ya no están. Un abrazo y qué bella y real historia.
Gracias, Andrey, por tu comentario y tienes razón, poco a poco nos deshumanizamos y olvidamos lo esencial en nuestra vida. Es triste pero Real, saludos
Ada Quevedo dijo…
Muchas gracias maestro, muy hermoso poema, me hizo recordar lo importante de cuidar a quien amamos. Un abrazo.
Lázaro dijo…
Así es la sencillez de la vida... Abracemos a nuestros padres mientras tengamos la oportunidad.. nada ni lo pajaritos.. ni las gallinas ni los puercos suplen la presencia y el abrazo de un hijo.. de un nieto..
Saludos profesor.
Gracias, Lazaro, aquí andamos en busca de portillos para comunicarnos mientras volvemos a la trinchera escolar. Saludos y gracias por apoyar.

Entradas más populares de este blog