“El camino de la docencia es difícil y por no decirlo en un tono dramático, diría el más difícil”
“DR. RODRIGO, YA NO QUIERO SER TONTA”
Itzel Karyme Rubio Espitia
Después de leer el
texto del Dr. Rodrigo López Zavala, confirmé algo que ya traía en mente desde
hace tiempo y, lamentablemente, déjeme decirle, Dr. Rodrigo, que ha despertado
en mí una nueva fobia. No se sienta muy culpable, me pasa más seguido de lo que
me gustaría, pero eso no le quita que es un miedo. Desde que tengo uso de razón
me ha gustado aprender, no necesariamente para crear ese pensamiento crítico o
progresivo, más bien, como diría mi abuelo, “para hacer al cerebro trabajar”.
Toda mi vida me habían dicho que mis dificultades de aprendizaje iban a ser un
obstáculo en mi ambiente educativo; pues, como una vez escuché decir a la profe
Marlen: “La niña no puede aprender”. Pero en mi coraje de plebe testaruda, yo
quería demostrarles a todos que estaban equivocados. Debo confesarle que me
costó muchísimo más de lo que imaginaba, pero no fue imposible. Poco a poco y
con ayuda y confianza propia, fui agarrándole la maña a la aprendida y, sin
darme cuenta, llegué a la Universidad. De un momento a otro me encontraba
paseándome y cotorreando por la UPES. Pero una sorpresa más grande me llevé, un
17 de febrero del 2023, cuando me encontraba sentada en una tertulia literaria,
ese día estuve muy seria y no porque normalmente sea así, más bien, en mi mente
corrían todos los recuerdos de las cosas que tuve que pasar para llegar hasta
ese punto. Por fin había encontrado a personas que creyeran que sí servía para
algo. El Maestro Frías, que primero que nada me confío un espacio en su
maravilloso Blog Cuentos y Relatos. Y a la Maestra María que, a pesar de nunca haber
leído un escrito mío, me motivó a escribir más. Todas estas cosas, de las
cuales voy a estar agradecida toda mi vida, buenas y malas, han contribuido para
que sea la persona que quiero ser.
Pero, Dr. Rodrigo,
me da miedo, me da miedo no ser suficientemente buena para mí profesión. Y
aunque, como dice en su texto, somos unos novatos, créame cuando le digo que yo
ni a novata llego. El sentido de responsabilidad me pesa más, el mundo fuera de
los teóricos pedagogos es cruel y real. Lastimosamente, en nuestra vida cotidiana,
hay cosas que influyen de manera negativa en la educación. Y, aunque me duela
admitirlo, hay cosas que la educación puede y no puede cambiar. Estoy segura
que muchos pedagogos y uno que otro maestro me va odiar por decir esto, pero la
realidad de la vida es así.
Qué bueno fuera
que todos nuestros alumnos tuvieran un lugar digno en dónde estudiar, o que todos
ellos tengan apoyo económico, emocional y motivación personal para aprender.
Pero la realidad es que no es así y ahí entran los factores que obstaculizan la
enseñanza.
Después de leer su
texto Los primeros pasos del profesor
López, me di cuenta que aprender es muy fácil para mí, sentarme y poner
atención a una persona que habla y habla me aburre, pero déjeme a mí con un
tema y yo se lo investigo para aprenderlo. Pero, he ahí la cuestión: ¿Qué tan
soy para enseñar? No lo sé. Y aunque quiero saberlo, me destrozaría aceptar que
no sirvo para esto.
Temo que, aunque
sepa la teoría, a la hora de ponerla en práctica, las dificultades me ganen y
no sepa qué hacer y termine siendo como la profe Marlen, el profe Héctor, la
miss Azul, quienes estoy segura que de forma inconsciente me hicieron creer que
no servía para la escuela. Me aterra ser yo quien desmotive a mis estudiantes.
Estoy consciente que un maestro no puede sacar a todos sus alumnos adelante,
pero no sacar ni uno ya es para llorar.
Pocas
oportunidades he tenido de estar frente a grupo en un aula, pero las veces que he
tenido el privilegio, las veces que puedo ver la cara de los alumnos
emocionados, aprendiendo un tema nuevo o la emoción que se siente cuando por
fin logras que entiendan algo. Son esas grandes cosas que me confirman que
quiero enseñar. No me mal interprete, no quiero ser solamente maestra, mi
principal objetivo es la escritura; pero enseñar de verdad, tener la
satisfacción de influir en la vida de un ser humano para su crecimiento, no
sólo intelectual, sino personal, es lo que me motiva a no quedarme de brazos
cruzados.
El camino de la
docencia es difícil y, por no decirlo en un tono dramático, diría el más
difícil.
En las manos de un
docente está la sociedad misma y no sabe cuántas cosas me cuestiono haciendo
este escrito. Pero déjeme decirle algo, Dr. Rodrigo, puede que no sepa nada,
pero de una cosa sí estoy segura, no quiero ser una maestra tonta. Y aunque me
gustaría tener más confianza en mi forma de enseñar, sé que la experiencia se
va adquiriendo con los años, pero no quiero llegar a vieja y darme cuenta que no
serví para nada en la educación.
Le prometo Doctor,
y hablo por muchas estudiantes de la UPES, cuando le digo que Usted tranquilo y
nosotras nerviosas. Si algo tenemos a nuestro favor es nuestra terquedad. No
nos conformamos fácilmente y vamos hacer lo necesario para asegurarle que va a
dejar en buenas manos la educación en Sinaloa. Y eso estamos intentando demostrarles.
Creo en las
equivocaciones de la imperfección humana y sé que habrá cosas que salgan de
nuestro control, pero mientras podamos cambiarlas, lo haremos, de eso esté seguro.
Normalmente, mis fobias aparecen para hacerme mejor persona, aunque esto vaya
en contra de la psicología, lo curioso es que así funciona conmigo. Así que
recibo de manera amena y curiosa mi nueva fobia “el temor de ser una maestra
tonta”; porque, como diría mi buen amigo Trujano, “el que controla la mente lo
controla todo”. Sé que llegará el momento de estrechar su mano y poder vernos
cara cara. Me gustaría pensar que en una buena situación y, aunque no creo que
pueda leer este texto o que no se acuerde de mi cuando nos veamos, yo le voy agradecer.
Gracias a su primer año de maestro novato pudo inspirar mi vida en este
momento. Y orgullosamente le digo, Doctor, que no sé nada, porque reconociendo
nuestras propias debilidades es cuando podemos ser fuertes. Es importante reconocer
qué nos hace falta mejorar, porque si ahorita soy una maestra tonta, en un
futuro le aseguro que ya no lo seré.
Comentarios
Karime, claro que no eres tonta, al contrario, eres una excelente alumna que se esfuerza y aprende con alegría de joven investigadora educativa.
Estoy seguro que al Dr. Rodrigo le gustará leerte y reconocer el valor de una joven que se afana por ser una futura y maravillosa profesora, que estoy seguro lo serás.
Felicitaciones. José Manuel Frías Sarmiento
Me atraparon tus reflexiones. La educación no sólo es ciencia, también es estética, una cualidad humana que tiene la virtud de contagiar con una pintura, una canción, o palabras como las tuyas que condensan aspiraciones y voluntades por llegar a la mente y al espíritu de los seres humanos. Conmigo lo lograste, me contagió tu texto y, valga decírtelo, me condujo a una lista de temas para conocerlos y poder conectarme contigo en conversaciones que el Mtro Frías facilite algún día. El miedo no es una debilidad humana es, paradójicamente, un resorte positivo para evadir falsos senderos y buscar respuestas.
Como una vez le escuché decir a José Gimeno Sacristán, uno de los pedagogos más influyentes en la teoría educativa: la pedagogía no es una ciencia pero es de las ocupaciones intelectuales y sociales más fascinantes de la vida. Creo en esa afirmación y la reafirmo al leer tu texto pues tus vocaciones e ideas se han convertido en letras que están en la frontera musical, dado el agradable tono con el que comunicas lo que llevas dentro.
Felicitaciones. Te saludo
Por favor, revise su agenda y a partir del próximo miércoles, díganos cuando puede venir y amaremos un diálogo pedagógico con Usted.
Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Un abrazo