“Yo pienso que lo peor de la dependencia emocional es creerme que nada valgo sin la otra persona”
DEPENDENCIA EMOCIONAL
Alma Nahidy Pérez Espinoza
¡Ay, ya no pienses
en eso, ya no le hables, ya déjalo, tan fácil que es conseguirte otro,
valórate, quiérete! Éstas expresiones y un sinfín de comentarios más me han
tocado escuchar decir a personas que se encuentran en medio de una decepción
amorosa; ya sea porque terminaron con su pareja o discutieron. Y es que, en
ocasiones, nos es tan fácil juzgar y decir: “Si yo fuera tú, ya lo hubiera
mandado a la chingada”, cuando en realidad no sabemos todo lo que esa persona
está sintiendo.
La dependencia
emocional es un tema de las que pocas personas hablan, incluso, es algo que, a
veces, se ve tonto porque es tan fácil que es terminar a la pareja que te
engaño o te mintió; pero poco nos ponemos a pensar por qué esa persona no puede
dejarlo o tomar una decisión certera. Y hablo de personas porque no solo las
mujeres podemos estar en situaciones así.
Pero, entonces ¿Qué es la dependencia emocional? Según una definición
que encontré en internet, es algo psicológico donde se presenta la necesidad de
que otros asumen roles importantes en la vida, temor a la separación,
dificultad para tomar decisiones, miedo a expresar lo que se siente, etc.,
etc., etc.
Pero la
dependencia también conlleva malos tratos, porque como tengo miedo de estar
solo, entonces aguanto mentiras, aguanto celos, aguanto cuestionamientos y sentir
que si mi pareja se enoja yo soy el único culpable y buscar sobre todos los
medios hacer que esté contento, pedir perdón, aunque yo sepa que la culpa no
fue mía; también son ganas de llorar a todas horas, no sentirme lo suficiente,
sentirme feo (a), gordo (a), poca cosa y sentir que nada mejor podrá llegar mi
vida y que por eso tengo aguantar; es sentirme mal casi todo el día y fingir
que estoy bien para que nadie pueda notarlo. Es no dormir en las noches, no
comer y en, ocasiones, despertar con el cuerpo apretado de toda la tensión que
no está liberada; es dejar de disfrutar mi vida por estar pensando en qué no
hacer o decir para que mi adorada pareja, ¡esa que no vale nada!, no me deje.
Claro no puedo
generalizar y decir que todas las personas que tienen dependencia emocional
sienten exactamente lo mismo, pero quizá sienten cosas muy similares y todas éstas
son actitudes que, desde fuera, muy pocas veces podemos ver; quizás podemos
notar que la persona ya no tiene la misma vitalidad o energía, pero no podemos
dimensionar lo que se sufre. Sin embargo, que yo pienso que es lo peor de la
dependencia emocional es creerme que nada valgo sin la otra persona, hasta el
punto de hacerme daño, cortar mi cuerpo, tomar medicamento para tranquilizar
mis pensamientos, o creer que mi vida vale tan poco sola y atentar contra ella
porque esa persona que me hundió ya no está y prefiero irme a no estar sin
ella.
Así que pienso que es necesario analizar bien lo que diremos la próxima vez que escuchemos que alguien está sufriendo por la pérdida de un ser amado o por una decepción amorosa. No sabemos lo que nuestras palabras puedan significar para quien las escuche, ni cuáles efectos o consecuencias pueden ocasionar.
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Saludos, José Manuel Frías Sarmiento