“Es imprescindible un ejercicio autocrítico para comprender la carga que arrastramos en nuestro personal y social Portafolios Tóxico Emocional”
EL PORTAFOLIOS DE LA ANSIEDAD.
José Ignacio Barreras Salcedo
¿Cómo y por dónde empezar
a describir la situación y el complicado lenguaje que, desde un punto de vista
psicológico, aprendemos en la actualidad? En apariencia, estamos en sintonía
cuando hablamos de ansiedad, ira, estrés, conflicto, conductas,
comportamientos, equilibrio de emociones y un gran número de definiciones que
aún no logramos entender. Buscamos siempre la fórmula mágica para estar en el
llamado “Sentirme bien”, o tener un “Estado de Bienestar” individual o
familiar.
Las consecuencias
o secuelas que padecemos, en estos episodios recurrentes de enfermedad, son circunstancias
de largo aliento que no llegaron en este momento; en realidad, son un
portafolio de antecedentes personales, en una larga historia de vida, que
detonaron en un instante crítico, como lo es la pandemia que nos agobia en
todos los aspectos. Un Portafolio alimentado, tal vez, por la toxicidad de múltiples
informaciones mal dirigidas o por una exploración equivocada en las redes
sociales; o bien, por la seudo investigación que todo mundo realiza con el Doctor
Google, en un intento por mantener el equilibrio emocional y estar más preparado
para enfrentar estas situaciones tan complejas como las que hoy nos toca vivir.
No entiendo, bien
a bien, qué ha sucedido. No comprendo por qué no hemos conseguido un equilibrio
que nos ayude y nos conduzca a una reciedumbre, y, con ello, tengamos una mejor
visión de lo que padecemos. No nos damos la oportunidad y los momentos para conocernos
y relacionarnos mejor con nosotros mismos. Siempre queremos ser dependientes de
otros. No buscamos autonomía y no encontramos el contexto equilibrado de las
tres C: Conveniencia, Convivencia y Conectividad.
Tenemos que
aprender a manejar nuestra saturada toxicidad, a no ser resistentes y a
transformar el ámbito familiar, educativo, laboral y a desarrollar climas
emocionales favorables, de manera personal y en colectivo.
Hoy en día, la
etapa infantil, vulnerable a cada momento, es un área de oportunidad para
actuar y dirigir acciones que desarrollen un crecimiento saludable y armónico
con principios, valores y éxito, emocionalmente sustentable.
Ahora te pregunto:
¿En realidad, al final del día, te sientes feliz de haber logrado tus objetivos
al desarrollar tus actividades? Me parece que no analizamos ese punto porque
tenemos miedo de enfrentarnos el hombre contra el hombre. Te sugiero que lo
hagas, que no admitas barreras que te limiten, tú tienes la oportunidad y la
capacidad para lograrlo.
En ninguna etapa
de la formación escolar, ni el ámbito familiar, está contemplada una verdadera,
real y palpable formación desde el punto de vista emocional; aun cuando haya
asignaturas en el currículo y haya cursos para educación de padres. Es raro que
se aborden en reuniones familiares o en charlas extra clase, los temas básicos y
las acciones pertinentes para crear una adecuada conciencia emocional en los
hijos y en los alumnos. Estamos muy limitados, muy escasos e insuficientes en
este tipo de competencias; es urgente desarrollar iniciativas sociales,
culturales y creativas, a partir de actividades diversas como la música, el canto,
la pintura y actividades deportivas; crear y ejercer con ellas un banco de
actividades constantes, casi de manera obligatoria, para contribuir a la
resolución o al control de los problemas generados por su ausencia en la vida
emocional, cultural y física de los niños y de los adolescentes.
Una situación de vulnerabilidad
muy clara se aprecia en la empatía o en la autoestima en niños escolares,
adolescentes y universitarios; es un problema tan grave que, en la actualidad, resulta
difícil de admitir. Y con este problema se prefigura un semáforo con estigma
preventivo, en el que pueden anticiparse las conductas adictivas o de abandono
escolar; estas situaciones inadecuadas que desestabilizan al núcleo familiar,
son como el producto de una alteración o desorden de tipo social que vienen de
atrás y no surgen, precisamente, al calor de la pandemia; aunque ésta haya
detonado y expuesto su inmanente presencia social. Es necesario, entonces,
actuar desde las primeras etapas de la vida para tener un mejor control de las
emociones; que éstas sean evidentes, claras y precisas. En este manejo emocional
se potenciará el aprendizaje social y familiar; con énfasis en la formación
humanista que integre, en un ir y venir constante y pedagógico, a los distintos
niveles de educación, para reafirmar y utilizar de manera cotidiana, la esencia
de los principios y valores que constituyen nuestro sentido de Humanidad.
Ahora bien, se
dice que la tecnología y el desajuste emocional actual guardan una estrecha
relación. Y sí, es verdad. Por un lado, se requiere inteligencia y habilidad para
su manejo, lo cual podría llevar a creer a muchos niños y adolescentes que no
requieren de nadie más para su desarrollo, y, con ello, aislarse en un mundo
virtual de conocimiento, a veces, desligado de la realidad, en el contexto
social de sus familias y de su educación. Pero no deben dejarse llevar por esa,
muchas de las veces, ilusoria situación; porque, a la inversa, mejor hay que
ganarle y ganar con la tecnología, aprender a saber qué incluir en sus
divertimentos; aprender a usar el No, para saber Oponerse de la forma y en las
situaciones adecuadas. Aceptar que los dispositivos electrónicos y digitales, en
su momento, son una buena herramienta de trabajo y de información; pero hay que
estar muy atentos para apoyar a quienes se ocultan y se refugian en las redes
sociales como su gran escudo protector. Porque, al descuidar esa realidad
virtual, surgirán situaciones muy comprometidas y muy nocivas para la salud de
los niños que, desde pequeños, empezarán a alimentar su portafolio tóxico emocional.
Nos resulta fácil engancharse con la falsa comunicación social a través de las
redes, sin que, en apariencia, se manifieste como una dificultad social que
requiera de atención personal y especializada. Y entonces, cuando aflora y
revienta la burbuja emocional, enloquecemos en cuestión de segundos, al no
saber cómo ayudar a nuestros hijos o alumnos que viven en mundos paralelos, que
les crean una gran dependencia y les desanima para establecer relaciones y comunicaciones
reales y con seres de carne y hueso, como sus padres y sus profesores, o,
incluso, con sus propios compañeros de clases. esto nos tendría que llevar a
reconocer, si queremos acercarnos a la resolución de los problemas, que no
tenemos los pies bien firmes sobre el cenagoso terreno que pisamos Porque estas
arenas movedizas emocionales están repletas de inseguridad, malestar, soledad, conflictos
y de trastornos de la propia personalidad; lo cual nos empuja a una inadecuada
conciencia emocional.
Es imprescindible
un ejercicio autocrítico de Identificación y de Aceptación de lo que somos y de
lo que hemos sido, para comprender la carga que arrastramos en nuestro personal
y social Portafolio Tóxico. Importa mucho mirarnos en el espejo y ser realistas
en la mirada, para llegar a un autoconocimiento que nos permita enfrentar de
manera asertiva las adversidades o las dificultades que la vida nos presenta.
Para ello, valdría la pena organizar o crear un Metrómetro Emocional, como una
herramienta con la cual evaluemos los distintos cambios que experimentemos en
cada momento; y, así tener mejores y más elementos para enfrentar, asimilar y
resolver los conflictos emocionales que por situaciones inesperadas, como esta
crisis mundial de salud que ya dura más de lo esperado y de lo soportable, para
muchas personas que no estaban conscientes de su propia vulnerabilidad.
¿Y usted, amable
lector, qué tan preparado está para enfrentar sus emociones? Tenga presente que
en la vida de cada persona hay un equilibrio entre la alegría y la tristeza,
entre lo bueno y lo malo; no todo llega en paquete express. Pero con el tiempo
todo se compensa, todo es un proceso de equilibrio y acomodación, con una
correcta y adecuada interpretación, científica y personal.
Comentarios
Dr. Barreras, tiene Usted un mundo de razón. La Ansiedad no apareció de la Nada, ni llegó precisamente con la Pandemia. Cada quien, como persona y todos, como Sociedad, traíamos acumulado un montonal de cuestiones anímicas, económicas, sociales, familiares, de comunicación, de soledad, de envidias y de poquiterías personales que, con el tsunami del Covid 19, sacamos a la luz, al darnos cuenta de lo aislados que estamos en lo emocional, al aislarnos físicamente. Y más cuando el mundo que creíamos controlar, ahora con este virus, no hay nadie que de verdad lo pueda Controlar.
Excelente artículo Dr. Barreras, le felicito. Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Y fíjese que importantísimo es. Desde que nos dimos cuenta que es un error decir administración del tiempo, cuando en realidad el tiempo no se puede administrar, es uno mismo el que se tiene que administrar sus emociones.
Dos grandes revelaciones/verdades ha hecho Ud aquí, como esas emociones que hemos tenido almacenadas durante años salieron a brote porque no tenían de otra manera y como las redes sociales se suman para potencializar o magnificar nuestro metrometro emocional.
He aqui lo importante de desarrollar una cultura emocional.
Le mando una saludo Dr Barreras
Saludos.