“¿No hay pensamientos reales, en el hombre actual con una vejez pronunciada al desear y poseer a una joven virgen, estando o no en soledad?”
UN AMOR LOCO
(En gustos se rompen géneros)
María Luisa Álvarez Piña
¿Pensaba
en mí? Pasé hasta una semana sin quitarme el mameluco de mecánico ni de día ni
de noche, sin bañarme, sin afeitarme, sin cepillarme los dientes, porque el
amor me enseño demasiado tarde que uno se arregla para alguien, se viste y se
perfuma para alguien, y yo nunca había tenido para quien.
Gabriel García Márquez
Le dije que me había encantado el libro de
Gabo, un libro de bolsillo pequeño, no menos 100 páginas, [de pronto me detuve,
pues el título del libro pudiera tener cierta reacción de asombro, en Andrés].
Algo así me pareció, al momento de verlo entre los pequeños ejemplares del
aquel estante de Sanborns en el 2017. Dicen los que saben de literatura,
intelectuales, editoriales, que, en todo libro, investigación o nota de
información, el titulo debe llamar la atención al lector, para que éste
enganche, atrape, guste, convenza o haga pensar qué querrá decir el autor y una
serie de cuestionamientos en el aire. Y sucedió con Memorias de mis putas
tristes. Sin saber del contenido, traje prejuicio, pudor, libido y la moral
en revueltas; las palabras pecaminosas, mojigatas, se entrelazaron por un
instante. Entonces la espinita se quitó. Diría, que al hojear la primera página
de la historia: ¡ahí está, la seducción y se compró al instante!
A decir verdad, encontré en la historia
una conexión, como si las palabras fuesen yo, me identifiqué:
“Descubrí que mi obsesión de que
cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su
sitio, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo
un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi
naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra
mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de
prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras
reprimidas, que sólo soy puntual para que no sepan cuan poco me importa el
tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un
signo del zodiaco”.
Asumí el transitar de la vida laboral y personal. Parte del proceso existencial. Cuántos de nosotros, llámese psicólogos, estudiantes, maestros, arquitectos, odontólogos, intelectuales, politólogos, contadores, médicos, sociólogos, abogados, ingenieros, albañil, jardinero, carpintero, barrendero, músico, poeta, etc. etc. Cual fuese la profesión u oficio ¿no ha experimentado, aunque sea mínimamente esta obsesión de ser puntual, mantener un orden? Algunos dirían que es lo correcto, desarrollar tales habilidades, pero llegar a la obsesión me suena a enfermedad, una perturbación anímica. Que somos mal pensados, que somos disciplinado por condiciones prestablecidas, que ser disciplinado te hará tener mejores oportunidades laborales. Que ser disciplinado te hace mejor ¿Pero mejor en qué? Si no tuviese una profesión o un oficio ¿en qué serías disciplinado, ordenado, puntual? ¿Qué malos pensamientos habría en tu mente? ¿O por qué serían malos pensamientos?
El punto está en el amor, en sus diferentes
manifestaciones, creaciones e imaginación. Pero también en la sexualidad. Retomando
lo que me produjo la historia de Gabo. En un asunto de contrastes, de añorar lo
que no fue o despertar los deseos escondidos, macabros lo que la moral o
prejuicios castiga, lo que psiquiatría llamaría patología disfuncional o
desviaciones. Mientras que la soledad es cómplice de esos pensamientos
pecaminosos, entre una vejez de 90 años de edad. Entonces el “amor” se vuelve
obsesión, una locura. “El año de mis 90 quise regalarme una noche de amor loco con
una adolescente virgen”. ¿Neurosis?
Ella suspiró: Ay, mi sabio triste, te
desapareces veinte años y sólo vuelves para pedir imposibles. ¿Qué es lo que
quieres probarte? Nada, le conteste. Ella dijo impasible que los sabios lo
saben todo, pero no todo. Aquel fue el principio de una nueva vida a una edad
en que la mayoría de los mortales están muertos.
La literatura, se vuelve
ciencia-sexualidad y me trae al psicoanalista más afamado a lo largo de la
historia. Confieso que Freud me provoca aceptación y búsqueda en sus análisis
de sexualidad. A pesar de reconocer que el médico psicoanalista, un obseso que
ve sexo en cada cosa, repite la sabiduría popular. Para Freud, la neurosis es una
consecuencia de conflictos infantiles no resueltos, de un desarrollo
incompleto. El enfermo regresa a sus más antiguos conflictos tratando de poner
fin a un asunto inconcluso. Añade que los síntomas neuróticos no se originan a
costa del instinto sexual denominado normal, sino que representan una
exteriorización de aquellos instintos que se considerarían perversos, o sea,
que se desarrollan a costa de la sexualidad anormal.
Aunque son palabras creadas por el premio
nobel de literatura. ¿No hay pensamientos reales, en el hombre actual con una
vejez pronunciada al desear y poseer a una joven virgen, estando o no en
soledad? ¿Acaso el deseo sexual son
instintos perversos de un hombre de 90 años que sólo está en imaginación de
quien lo escribe?
El hombre parece estar continuamente obsesionado con el cuerpo de
la mujer. El sexo significa vida, porque la vida surge de él. La vida es un
fenómeno sexual y la muerte es su final. La gente normal muere a través del centro
sexual, porque durante toda su vida han vivido concentrados en dicho centro,
pensando continuamente en sexo, como si la vida pareciese estar centrada en el
centro sexual. Estas personas mueren a través del centro sexual. Sí se ha
evolucionado un poco y se ha llegado a amar desde el centro del corazón. Desde
la postura de Osho.
En mención el pequeñísimo párrafo de Sigmund Freud de tantísimo
que habría que conocer, reconocer del psicoanalista más consultado por quienes
le anteceden, al resaltar la importancia de los procesos biológicos a los
que considera la esencia de la sexualidad. Freud se adentra en un tema
complejo, el de la sexualidad. ¿Y qué tiene que ver el contenido de la historia
literaria con la sexualidad freudiana? Me parece que mucho. Sin embargo,
podremos tener diversas connotaciones o expresiones a favor y en contra del
contenido del libro Memorias de mis putas tristes, desde el 2004-2014.
-La verdad, es el único libro que no me ha gustado de Gabo. Siento
como si no lo hubiera escrito él-
-Me pasa lo mismo-
-A mí sí me gustó, la lectura fue amena, entre gustos no hay
disgustos, dicen por ahí-
-Es un Gabo más reflexivo y esperando que su espíritu por fin
fuera libre, siento que es una biografía; llenas de muchas incoherencias, como
son nuestra vida-
-Relato largo o novela corta, da igual, se lee rápido ya que
está escrita con una prosa ágil y sencilla y con la maestría propia de García
Márquez. Te aporta cierto sentimiento de complicidad con el protagonista,
aunque en algunos fragmentos rechaces ciertas posturas del mismo.
-Preciosa historia, breve
pero profunda y espléndidamente narrada. Hasta ahora es lo que más me ha
gustado del autor-
-Un libro con la ternura de amor, que solo el Gabo puede
describir… la edad no es la que uno tiene, sino la que uno siente… de un hombre
de 90 años que no aprendió a pensar como viejo… el sexo es el consuelo, cuando
no alcanza el amor-
-No me cautivo, no me atrapó. Lo terminé a duras penas. Tal vez
tenga que esperar otro tiempo para leerlo. Con el tiempo los libros se saborean
de distinta forma-
-Idealizaste a García… yo creo que ese libro fue escrito con el
alma…lo amé-
--La considero una de sus obras más flojas, ya que da la
impresión que el personaje vive una ilusión y hasta manía desencadenada por la edad
y en ciertos puntos provoca reacciones de alarma por el hecho de que un hombre
tan mayor presente esos sentimientos de lujuria hacia una niña que bien puede
ser su tataranieta. Un punto que despierta mucho recelo-
-Muy buena prosa. Hay que tener en cuenta, desde el inicio de
la lectura, que se trata de un libro de realismo mágico porque la esencia de la
historia es bastante inverosímil. Una novela, en mi opinión y con
todos mis respetos, para pasar el rato y poco más. Gran novela que se
hace muy corta-
-Me quedo con la ternura del
viejito, porque el tema, no es que esté muy bien visto.
Bastante entretenido-
El Gabo escribe la historia con una gran pasión, tal vez es él, viéndose a la edad que quería y deseaba, o retomó una historia de vida contada en algún lugar citadino, en un lugar de algún café, de pláticas que debería de ser más comunes, sin tapujos ni tabús. En ocasiones me he preguntado si es que la escritura permite al autor desplegar lo que no se atreve a contar en público al otro de viva voz, aquellos pensamientos sexuales recónditos maquiavélicos, inaceptables ante la moralidad. ¿La escritura puede liberarte de pensamientos ahogados en el alma, en la mente, en el cuerpo-sexualidad?
Los párrafos entre líneas cuentan la historia, donde la moral es
un asunto de tiempo, donde los años no son contados por números, sino por lo
momentos placenteros vividos, como también soñados e inspirados en los anhelos
sexuales de una vejez que, como último aliento, pide poseer una juventud que
desplazó los 90 peldaños. Párrafos que te pueden llevar a otras
búsquedas, que generan cierta conexión emocional. Opinar desde la postura que
mejor te parezca o simplemente entender que, aunque el Gabo sea el Gabo, puede
no ser monedita de oro para todos. ¡Y está bien! De ahí lo bueno de la
universalidad de ideas. Total, la literatura no ha matado a nadie. ¿O sí?
Dice la sabiduría popular, que lo que piensas es lo que anhelas,
lo que se niega es lo que se desea, (¿psicología inversa?) Si no gustó la
prosa-novela: Memorias de mis putas tristes quizás por ver la sexualidad
con restricciones, con ciertos prejuicios, ética o moral sometida. Por ser un
título ofensivo para el género. Malestar en letras hacia la mujer por poner al desnudo
los deseos de un viejito de 90 años, con un deseo de amor loco.
… Era por fin la vida real, con mi corazón a salvo, y condenado a morir de buen amor en la agonía feliz de cualquier día después de mis cien años. Fin. Memorias de mis putas tristes (mayo de 2004)
Comentarios
Estimada María Luisa, da gusto ver a una académica a punto de ser Doctora leyendo y comentando de Literatura y de psicología, a partir de la obra del más nombrado escritor latinoamericano, como lo es el tremendo Gabo. Un amor loco, es el amor que se torna en fantasía, como lo son, supongo, todos los amores de verdad que mezclan y se confunden entre el deseo, la atracción, la ternura y los impulsos que se contienen y se desatan más allá de la racionalidad aceptada como tal. Y ése es el mundo del realismo mágico que Gabo nos viene a re-contar en estas Memorias de mis putas tristes.
Agrada constatar que en los escenarios académicos todavía hay espacios para los locos del amor, aun así fueren sólo en la Literatura. Quizá, sean más interesantes por eso.
Felicitaciones. José Manuel Frías Sarmiento
UN REALISMO MAGICO DE GABO, SIN DUDA UNO DE LOS GRANDES EN LA LITERATURA LATINOAMERICANA QUE DEJO HUELLA PARA SEGUIR DISFRUTANDO SU PENSAR.
GRACIAS! ESTIMADO JOSE MANUEL FRIAS
SALUDOS CORDIALES.
Salud en la Familia.
Saludos cordiales. Salud a la familia de todos quienes conforman este Blog
Le mandó un abrazo con mi afecto incrementado desde Los Mochis.
Adán Apodaca
Recibo el abrazo desde Los Mochis, de igual manera desde Culiacán.