“Tengo libros en mi casa, sólo que están como el árbol de navidad de puro adorno y guardados en la bodega”




 

ENTRE UN PAN Y UN LIBRO PREFIERO UN PAN

 

 Jorge Rayel Victoria Quirino

 

Desde que estaba pequeño supe que lo mío no era la lectura y no es trauma, ni rebeldía en contra del sistema educativo, simplemente no me agrada, no me llama la atención como un pasatiempo, en la secundaria recuerdo que el docente de la asignatura de español para poder exentar su examen de evaluación de manera bimestral era obligatorio leer un libro durante esos dos meses, presentar un reporte y una semana antes del examen comentarlo frente al grupo.

La biblioteca estaba llena de libros, un sinfín por escoger, recuerdo que la mayoría de mis compañeros se llevaban muchos libros a sus casas y presentado distintos informes cada dos meses, pero yo no, aprovechando que el docente ya se le botaba la canica presentaba el mismo libro (Nomas leía las primeras páginas), de esa manera exentaba su examen, durante dos años consecutivos.

El libro era de 150 pág. Aproximadamente recuerdo que las primeras veces me armé de valor en leer, agarré el libro, lo abrí, lo olí (dicen que los libros huelen bonito cuando son nuevos), y empecé a leer, diez minutos después, estaba dormido con la cara aplastada en la página 3, y eso que era un capítulo corto. Mi cuerpo lo rechazó como si fuera alergia, la tentación por comer un pan que estaba en la mesa me gano, primero el diente después el pendiente.

Lo quise intentar de nuevo al día siguiente, esto porque tenía que presentar el reporte y explicar algo, esta vez con una bebida energética al lado, leí unas cuantas páginas, pero luego mi mente se fue, me agarré a pensar si los personajes que estaban presentes, si alguno trabajaba, que hacen después de hacer sus paseos, pagarían impuestos, o si el autor estaba bien emocionalmente, porque era medio triste el relato. O sea, me perdí en todo, menos en la trama.

Posiblemente me diga, que no he encontrado un libro que vaya a mis intereses y créanme algo, si he buscado algo que me atrape y me domine mi mente, para imaginar esos escenarios que comentan, pero en realidad, lo único que me atrapa y me domina es el sueño. 

Y no me malinterpreten, respeto profundamente a quienes leen por gusto, los admiro, de verdad. Pueden estar sentados tres horas sin moverse, sin mirar el celular, sin preguntarse si dejaron la estufa prendida. Yo en cambio, leo dos párrafos y ya estoy viendo si tengo hambre.

Tengo libros en mi casa solo que están como el árbol de navidad de puro adorno y guardados en la bodega de la casa, recuerdo que una vez en la escuela le pregunte a mi maestro que impartía la materia de intervención educativa, le pregunte que cuanto tiempo le faltaba para jubilarse y que seguía de su proyecto de vida, el me contesto, que quería dedicarle tiempo a su huerto de vegetales y leer muchos libros que tiene pendientes; ahí fue cuando vino a mi mente sobre mi futuro de decir que yo, tal vez ya jubilado, este sentado en una hamaca, leyendo tranquilo muchos libros, pero seamos honestos: probablemente en esa hamaca estaré viendo memes.


Comentarios

Jorge, tras leer tu relato, sólo citaré a dos grandes escritores: Federico García Lorca y Fiodor M. Dostoievski.
García Lorca dijo en un celebre discurso, al inaugurar una Biblioteca en Fuete Vaqueros, donde nació. Él dijo: "No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro"

Y Dostoievski, preso en Siberia, clamaba: "¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”

Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Buen día Jorge, en algún momento me identifiqué contigo, a mi tampoco me gustaba leer, se me hacían muy aburridos los libros, el solo mirarlos llenos de incontables párrafos, sin ninguna ilustración o dibujo, hacía que me diera sueño, recuerdo a mi padre que lo veía embelesado con una revista de esas vaqueras, Estefanía creo que se llamaban, como las disfrutaba e imaginaba yo que estaban llenas de dibujos, pero, oh sorpresa, eran puras letras, y no entendía cual era el gusto por leer páginas y páginas que para mí no tenían sentido.
Pero eso es lo bonito y mágico de la lectura, una vez que le agarras el gusto, cada texto lo disfrutas a más no poder.
Gracias por compartirnos tu texto.
Saludos
Marité Ibarra dijo…
Estimado Jorge. Me encanta la sinceridad y tu fanqueza para expresar lo que no te gusta, no cualquiera lo hace, otros simplemente siguen la corriente y listo.
La lectura, quizá tengas razón, no es pars todos, pero los beneficios ahí están y son innegables y los libros siempre han sido parte de la humanidad y son muy valorados.
Me agatda leerte y el titulo de tu texto también.
Saludos compañero!!
GILBERTO MORENO dijo…
Jorge, es la primera vez que te leo y de verdad te felicito porque sabes escribir, y hasta parece un contrasentido que digas que no te guste la lectura y que interpretes perfectamente con palabras escritas tu entorno emocional. Yo empecé también con esa disyuntiva, solo que bajo diferente escenario, entre un libro y el surco. Me hubiera gustado escoger un libro. Ahora la lectura es algo que disfruto mucho. Saludos cordiales. Su amigo Gilberto Moreno.
Bienvenido al blog del maestro Frías Jorge. Interesante texto el que publicas sobre tener o no tener el hábito de la lectura. Ojalá que más adelante puedas leer libros por gusto e interés. Sólo así le tomarás sabor y disfrutarás de los textos leídos. Saludos afectuosos.

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