“El alba les sorprendió buscando una solución para salir del rancho y pensando en pedir asilo a familiares que tenían en la ciudad”


 




UNA AMARGA EXPERIENCIA

 

Alfredo Zañudo Mariscal

 

Llegaron de madrugada en dos camionetas y se metieron como Pedro por su casa. Las familias dormían plácidamente, como lo hace cualquier persona que nada debe, por lo tanto, nada teme. Sin embargo, ese día a la señora la despertó el ruido que hizo, al romperse el cristal de una ventana del frente del cuarto que tienen habilitado como cocina. Posteriormente escuchó el crujido de la puerta de madera de la sala, la cual partieron a la mitad con tremendas patadas que le dieron. Con palabras altisonantes les exigieron que se levantaran para decirles que les daban 24 horas para que se fueran. Que sabían por qué les decían eso, y que, de no hacer caso iban a volver para matarlas.

Enseguida se dirigieron a dos casas más del rancho y también levantaron a las familias. En una vivían los abuelos y en la otra un hijo y sus nietos Al joven de más edad, con el rifle apuntándole a la cabeza lo sacaron al patio y a gritos le pidieron que se hincara. Éste, muy asustado nada más cerró los ojos, como implorando a dios que tuvieran piedad y no cometieran ese sacrilegio.

Parece ser que sus ruegos mentales hicieron efecto porque lo dejaron vivo no sin antes amenazarlos a todos con volver y matarlos en el caso de que no se salieran de sus casas.

El contingente se retiró y las familias respiraron tranquilas. Sin embargo, ya no pudieron dormir. El alba les sorprendió conversando y buscando una solución para salir del rancho y también pensando en dónde pedir asilo a familiares que tenían en la ciudad, para luego buscar una casa de renta, porque estaban seguros de que la amenaza no fue en vano. Ya que, su único pecado era tener algún familiar que también andaba en malos pasos.

Actualmente, estas familias son un número más que forman parte de la estadística del gobierno. Al igual que otras muchas que han sido forzadas u obligadas a escapar de su lugar de residencia habitual. Este desplazamiento, se debe al temor que se tiene, o que impera al vivir en algunas comunidades serranas que pueden ser víctimas de la violencia. Sin embargo, están buscando la manera de salir adelante y tratar de olvidar la situación acontecida. Aunque a veces, sin querer el pensamiento los remonta a la vida cotidiana, pero feliz que vivían en el rancho. Y también de vez en cuando sienten un escalofrío que les recorre por la espalda al recordar esa amarga experiencia. Pero también dan gracias a Dios de que están vivos y que, como se dice coloquialmente, vivieron para contarla.  

Comentarios

Maestro Alfredo, su relato es una crónica de situaciones que sufren muchas familias, sin saber cómo empezar de nuevo fuera de su entorno cotidiano
Saludos
Marité Ibarra dijo…
Buen día en esta agradable mañana sabatina!! Profe Alfredo yo también he sabido de muchas familias desplazadas de su ambiente, de sus hogares. Lamentablemente suceden estos abusos y atropellos, pero ante tales amenazas deciden huir antes de morir, dejar todo atrás no es nada fácil y más cuando no tenías intención de dejar tu hogar, cuando todo es a la fuerza y obligado.
Me da gusto leerte maestro Zañudo, espero saludarte personalmente en el encuentro priximo del Blog!!
Saludos a la distancia!!!
Buen día maestro Alfredo, lo que relata es el pan de cada día de muchas familias sinaloenses que por cuestiones de la violencia han tenido que abandonar sus hogares y sus sueños, arrebatados por este monstruo voraz que nadie puede o no quieren contener. Las esperanzas ya no son suficientes, se requieren acciones contundentes de manera inmediata.
Saludos
Muchas gracias Maestro Frías por la oportunidad que nos brinda de publicar nuestros textos. Así es. A muchas familias se les dificulta adaptarse o bien encontrar trabajo en la ciudad. Hay personas que se han ido hasta Tijuana a empezar de nuevo. Saludos cordiales.
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Así es mi estimada compañera de parranda literaria. Hay una familia que ahorita está batallando para completar la renta de la casa. Lo bueno es que pudieron sacar la mayoría de sus muebles, si no, la situación fuera más crítica. Claro que sí Marité. Ahí nos vemos y saludamos en el próximo encuentro del blog.
Estás en lo cierto mi estimado maestro Julio. Ya es mucho el tiempo que ha pasado y que la violencia nos está afectando a toda la sociedad sinaloense. Con mayor razón a estas personas que son obligadas a dejar sus hogares. Saludos afectuosos.
Anónimo dijo…
Buen día, muy realista su comentario compañero Zañudo, es la realidad de muchas familias en el país y particularmentee en Sinaloa, antes pensabamos que el fenómeno era lejano, de por allá del Medio Oriente, sin embargo, está más cercano de lo que lo pensamos. Narrativa cruda, realista e impactante. Lo felicito desde Los Mochis Sinaloa.
GILBERTO MORENO dijo…
Maestro Alfredo, desgraciadamente muchas familias con un arraigo en las zonas serranas de nuestra región, han tenido que cambiar no solo de lugar, sino de costumbres. Que triste tener que dejar atrás la vida de campo, el aroma de las mañanas a café de olla, el agua fresca con jumate, el despertar con el canto del gallo, la leche tibia recién ordeñada. De verdad que triste que por la ambición y la disputa por el control de territorios de gentes sin escrúpulos, tengamos que emigrar y cambiar de estilo de vida. Así esta nuestro bellos Sinaloa, no muy lejos de ciertas regiones de Oriente medio. Saludos. Su amigo, Gilberto Moreno.
Muchas por darse un tiempo para leer y comentar este texto mi estimado Dr. Adán y también a usted mi estimado amigo Gilberto. Son situaciones muy críticas que no se le desea a ninguna familia. Sin embargo, como ustedes bien lo comentan: es una realidad latente que impera en nuestro estado. Saludos afectuosos.

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