“Era un fin de semana que ya empezaba a oscurecer. El profe Eliud se encontraba viendo una película del Prime en su televisor”
UNA LLAMADA
INCÓMODA
Alfredo Zañudo
Mariscal
Era un fin de semana que ya empezaba a oscurecer. El
profe Eliud se encontraba viendo una película del Prime en su televisor.
Generalmente, como todo docente jubilado ya tenía una rutina establecida para
los días sábados y domingos. Ésta consistía en salir a desayunar fuera en
compañía de su esposa. A veces van al
Panamá, otras al restaurant La Única, aunque ya lo cerraron debido, quizás, a
que la violencia que impera en la ciudad, ahuyentó a los comensales. Últimamente
van al bufet del Palomar de los Pobres. Aunque también ya visitaron y
consumieron del bufet de la Granja de San Pedro y les gustó mucho. Ya que
regresan a casa él apoya en algunas tareas del hogar. Posteriormente se dedica
a ver, en una televisora local el programa de producciones extremas. Éste le
gusta mucho porque le recuerda cuando él trabajó en una comunidad, en plena
sierra de Badiraguato. Además, a través de las rutas que arman los
organizadores conoce otras comunidades sierreñas de Durango y Chihuahua que
cuentan con unos paisajes admirables.
Pues bien, ese día, ya había oscurecido cuando, después
de revisar el whatsapp se dio cuenta que tenía un mensaje de una persona no
conocida. Tenía el nombre de una mujer el cual decía lo siguiente: oiga usted
no ha perdido una cartera. Este mensaje le inquietó un poco. Entonces se acordó
de uno de sus hijos el cual, debido a un accidente automovilístico que tuvo
hace varios años, a veces olvida cosas y ya ha extraviado su cartera o el
celular cuando va y hace algunas compras. Lo llamó y no le contestó. Entonces
le marcó a su nuera y le dijo que sí. Que su marido había perdido la cartera.
Después de haber constado el extravío regresó el
mensaje diciendo: yo no, pero tengo un hijo el cual lleva mi nombre. Tal vez
fue él. Entonces esperó unos minutos para ver si le daban respuesta, pero no
hubo. Lo que pasó es que es al poco rato sonó el celular, pero era otro número
de alguien a quien no tenía entre los contactos. Contestó la llamada y le
dijeron: oiga, tenemos una cartera y la queremos regresar, se la quitamos a un
pokemon, pensamos que la había robado, pero dice que se la encontró, y entonces
como nosotros andamos trabajando cómo le hacemos. Le contesté que no era mía,
que era de mi hijo. Pero que si venían a la Bodega Aurrera pue ahí la recogía y
les daría una gratificación. Me dice no, no oiga, como le digo andamos
trabajando y el pokemon nos está presionando lo vemos en 20 minutos en la plaza
de Estancia Cantabria. No, mejor en una de las Ley que está por esa área porque
ahí hay más gente. Mire, nosotros le llamamos.
El profe Eliud se fue a la otra recámara donde estaba
su esposa y le contó lo sucedido. ¿Quieres que te acompañe? Le pregunta ella.
Entonces bajan a la sala donde estaba sus dos hijas y le comentan lo que
sucedió. Ellas le dicen: a ver, a ver espérense. No pueden ir así. Es mucho
riesgo, porque le dijeron que ellos andaban trabajando. Entonces, ¿quién puede
andar trabajando a estas horas y que se mueva de un lugar a otro? Esto puede
ser una trampa para asaltarlos o secuestrarlos. A ver ¿de dónde agarraron su
número? Está muy raro esto. Entonces su mujer llamó a su nuera y le preguntó
que si en la cartera podía ir el número de su suegro. Ella le dice que sí, que
va en la licencia de manejo. Entonces el profe para comprobar esta información
saca la licencia de su cartera y efectivamente viene un número de celular para
avisarle a alguien en caso de accidente.
Una de sus
hijas les dice que la piensen bien. Que ya es noche y aunque sea temprano no
saben a qué se van a enfrentar. ¿A ver, qué tal si les quitan la camioneta? ¿O
si los secuestran para extorsionarlos? Acuérdese del profesor que duró como un
mes extraviado y qué bueno que pudo regresar con vida a su casa. Pero, entonces
¿cómo le hacemos? pregunta su mujer. Pues hay que esperar responde una de mis
hijas. Porque también si quisieran regresar la cartera en la credencial de
elector y en la licencia vienen el domicilio del dueño.
Los minutos transcurrían y estaban en esa disyuntiva
cuando la otra hija se acordó y le dijo: papá, acuérdese que usted tiene un
primo que conoce gente que anda en este movimiento. Si, le contesta él, pero no
tengo su número de teléfono celular.
-Pues yo sé que es vecino de una compañera mía de
trabajo. Le voy marcar para ver si ella puede localizarlo. Su hija marcó y
afortunadamente fue localizado. El primo les solicitó que le mandara los dos números,
el del mensaje y el de la llamada y que espera un poco, que si le llamaban no
contestara.
Los minutos trascurrían lentos que parecía una eternidad. De pronto le sonó
el celular a su hija. Era el número de su amiga, pero quien habló fue el primo
el cual comentó: primo bloqueé esos números, ya hablé con ellos y les dije que
yo iba a recoger la cartera y quedaron de regresarme la llamada.
Con esa conversación la familia se quedó más tranquila.
Para entonces la otra hija localizó a su hermano vía celular y le comentó lo
que había pasado. Que, si no lo localizaban a él, no tenía caso exponer a sus
padres por documentos que podía recuperar después. El joven estuvo de acuerdo y
esperaron la respuesta en casa.
Como a la hora de la llamada del primo recibieron un mensaje. Otra vez del celular de la amiga de su hija el cual decía: primo, dígale a mi sobrino que reporte y dé de baja las tarjetas o solicite la reposición de lo que haya traído en la cartera. Porque estos batos ya no me llamaron, quiere decir que se las olieron y no se atrevieron a dar la cara.
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Comentarios
Saludos y gracias por esa estampa regional que ya no quisiéramos que acontecieran.
Es interesante leer estos relatos tan de la vida diaria.
Le mando un gran saludo desde Guamúchil town.