“La Amo con toda mi alma. Por favor, haga el honor de aceptar mi mano”



 





DARCY

 

María Madrid Zazueta

 

No me puedo ir a la cama sin Darcy. Lo he intentado de diversas formas, pero ninguna a funcionado como me funciona verlo, escucharlo y sentir su ser aquí a mi lado. Quien lo conoce me dirá que no es para menos, siendo él un hombre tan gallardo, apuesto en su metro con 82 centímetros. Maduro para sus tan solo veintiocho años. En su caso, la edad parece relativa. Lo maduró la muerte de sus dos padres, hacerse cargo de su hermana menor, conservar el patrimonio y buen nombre de su familia, la herencia en dólares, obras de arte y fincas. Diré que se ha formado bien. Hermético a los comentarios y miradas de los más; aunque de cuando en cuando salta para contradecir, defender o preguntar un planteamiento.

Lo que más me gusta es que cuando lo noto convencido de algo; incluso contrario a las convenciones sociales que se buscan mantener en su nivel social. Él se digna a bien mirar a los demás; mira y escucha a aquella persona que, aunque sea a su pesar, lo atrae. A veces hay contrariedad en sus pensamientos; con todo, es capaz de reconocer sus sentimientos. Va aprendiendo a relacionarse mejor entre los mortales de más bajos estratos sociales que se muestran curiosos a su pulcra educación. Era incapaz de salir de su caparazón taciturno. Pero va floreciendo. Todas las chicas lo notan, y aun las no tan chicas. Como lo noté yo.

Me ha enamorado, aunque me sentí insultada cuando dijo: – he luchado en vano y ya no puedo dominarme más, estos meses han sido un tormento, he luchado contra mi buen juicio, mi familia, la inferioridad de su cuna, mi rango y muchas cosas más, pero estoy dispuesto a hacerlas a un lado y pedirle que acabe con mi agonía… La Amo con toda mi alma. Por favor, haga el honor de aceptar mi mano. - Me da una inmensurable ternura que no entienda que aunque lo dijo con todo el respeto que le es posible, esa declaración tan sincera y desesperada dice cosas hirientes. La verdad es que ya no se me hace tan grotesco ni arrogante que lo diga, ya me acostumbré a escucharlo.

Conociendo su lado más humano, sus defectos al expresarse parecen pequeñeces. Él demuestra su afecto solucionando los problemas de aquellos que ama y le interesan. Ve por el bienestar de los demás, aunque se mantenga anónima su intervención. Es hombre de pocas palabras, lo poco que dice las expresa cuándo tiene que decirlas. Como ese momento que se decide a caminar a través de pueblos enteros durante la madrugada porque de repente se siente impulsado a expresar que tampoco podía dormir; porque necesita saber si los sentimientos mutuos se mantienen o se han transformado. Porque sus afectos y deseos no han cambiado. Que él se siente hechizado en cuerpo y alma, y ama, ama, ama, y ya no puede más estar sin este amor otro día.

Por eso, yo necesito todas las noches irme a ver Netflix y ver a Darcy en la película de Orgullo y Prejuicio, para irme a dormir mirando el bello paisaje en que se vivía en la Inglaterra de la escritora Jane Austen. Sentir cómo va evolucionando el amor entre Lizzy y Darcy a lo largo de toda la película. Cierro los ojos; sólo escucho la música y los diálogos, porque ya me sé de memoria los paisajes, las expresiones, muecas y diálogos de cada persona en todas las escenas. Llega un momento en que solo puedo imaginar, imaginar, imaginar, y de repente ya estoy en mi propio sueño. Tranquilo, apacible. Y es así como he logrado vencer el insomnio más allá de los ansiolíticos y la Quetiapina.

Comentarios

Estimada María, supongo que ya viste Valle Salvaje que, aunque no tiene la Pluma de Jane Austen, se ambienta muy bien en los enredos amorosos de la España del Siglo XVIII, con una excelente producción, buena actuación y una trama que, aunque lenta y con los giros abruptos del melodrama, te mantendrá atenta a las preocupaciones de la gente asentada en el poder, casi ajenas a las de la clase que sustenta su economía. Sería un drama lento, largo, pero que, tal vez, como Darcy, te haría la ilusión de ver a sus protagonistas.

Saludos. José Manuel Frías Sarmiento
Marité Ibarra dijo…
Estimada Madrid!!! Cuando leí el título de este escrito me imaginé de qué trataba pues Orgullo y Prejuicio la he visto y no conozco a otro Darcy en mi vida.
Es un texto lleno de sentimiento, quien no se enamoraría de alguien así, la escena cuando explota de amor y se le declara, es muy bella.
A veces nos recreamos y nos situamos como protagonista, bueno a mí me pasa muy seguido, es algo emocionante, vivir la trama como si fuera de uno.
Muy bonito texto, un hermoso romance descrito y una emoción que evoca del corazón.
Seguimos en contacto Porcella, seguimos leyéndonos!!
Te mando un afectuoso saludo!!
Maestra María, las películas muchas veces nos hacen protagonistas (en el subconsciente) sobre todo si la trama nos envuelve, y nos permite vivir esas historias que se tejen dentro de la cinta, que hasta nos aprendemos de memoria los diálogos. Que grato es leer su relato y evocar situaciones similares.
Le mando un saludo
GILBERTO MORENO dijo…
Amiga mía, al inicio de la lectura me imaginé al personaje de otro de tus amores platónicos de esos que idealizabas y veías como de dos metros, pero ya casi al concluir me di cuenta que hablabas de una serie de Netflix, de esas que atrapan y no puedes dejar pasar ningún capítulo. Me pago con la serie de Vikingos donde me daban las dos de la mañana prendido al televisor, solo por no dejar de ver a Laguerta y a Ragnar Locblok en los paisajes impresionantes escandinavos. También la Serie de Yellowstone, precisamente por la belleza de los paisajes de Montana, Idaho y Wyoming. No soy muy de Series, ni de televisión, pero esas dos no me canso de verlas. Saludos. Su amigo Gilberto Moreno
Mis hijas (que son cuatas) siempre hablaban de dicha película. Manifestaban haberla visto una y otra vez. Un día decidí verla para entender el por qué de dicha fascinación. Creo que María Madrid expresa muy bien con sus palabras la justifcación de dicha atracción. Más allá de reconocer que a mi también me gustó la película, me agrada más aún, que sea un pretexto para que nuestra buena amiga María pueda conciliar el sueño. Un abrazo.
María Porcella dijo…
Esa serie de Valle Salvaje la tengo en mi lista de pendientes de ver. Cuando veo cosas nuevas muchas veces me gana la curiosidad o la emoción y no me puedo dormir. A menos que sea aburrida o lleve un ritmo lento y pesado. Es interesante conocer la idiosincrasia de las personas que muchas veces criticamos por no entender sus actitudes. También es cosa aceptar que también les pasa a ellos cuando nos observan. Me ilusionan las personas que me develan posibilidades que no imaginaba su existencia o me parecía que sólo yo las pensaba. También, me da una sensación de cobijo y regocijo ver los escenarios y paisajes donde se ambientan las historias. Creo que el paisaje, junto con las situaciones y enredos sociales, inciden en forjar nuestra historia. Saludos.
María Porcella dijo…
Campeona, eres una conocedora. De hecho, tampoco conozco a nadie que posea ese nombre. Yo miré la serie con un poco de pereza, aunque me encantan las historias de Jane Austen, ¿quién sabe por qué esta la dejé para el último? Y valió la pena. Me encanta enojarme, reírme y enamorarme al mismo ritmo del rodaje de la historia.
María Porcella dijo…
Justamente eso me pasa desde niña. Mi madre nos contaba historias y cuentos que me daban ensoñación; sin proponérmelo fui interiorizando ideales y fantasías. Que gusto que te sea grato mi texto. Es una sensación mutua. Abrazo enorme.
María Porcella dijo…
Que de reírme con tu comentario. Precisamente esa era la intensión, que no se notara tan derepente la realidad. Sí, mis amores platónicos, como los de todo el mundo, son buenos porque se apegan a nuestros ideales; pero también impiden disfrutar los reales como bien lo dice Ricardo Arjona en la canción Ayúdame Freud. No hay gente perfecta, ni Darcy, que es un personaje ficticio, lo es, y quizá por eso la atracción hacia él es más fuerte. Para muchas mujeres, y me incluyo, no hay enamoramiento más profundo que sentirse la razón por la que un hombre sale de su zona de confort. La de Yellowstone me encantó, en diferente forma que Orgullo y prejuicio, los paísajes me daban sensación de libertad y de vida. Mi personaje favorito es Beth Dutton; aunque te diré que si vez las presecuelas de esta serie también hay otros paisajes e historias atrapantes. En la primera parte denominada 1883, el personaje central recae en Elsa Dutton, que rompe esquemas convencionales de la época. Esta parte le hubiera encantado ver a mi apá, porque solía fascinarse con los pleitos entre vaqueros y apaches (indios en general, o naturales).
María Porcella dijo…
Rogelio, usted sí que captó las dos cosas que intenté plasmar, la razón inexplicable de la fascinación por ver y ver mil veces Orgullo y prejuicio. Y luego, cómo esta película se volvió parte de mi terapia diaria para conciliar el sueño. Saludos.
Dania Carolina Olea Félix dijo…
Buenas tardes Maestra María, qué bueno leerla de nuevo aquí, es una gran coincidencia, justo hace poco más de un mes que leí Orgullo y preuicio por primera vez, si bien aún no veo la película, entiendo a la perfección la admiración y el amor al Señor Darcy, siempre tan atinado, apuesto, caballeroso y acomedido secretamente, si bien su declaración me pareció graciosa e insultante en partes iguales, pero al igual que usted no creo que lo haya dicho con malicia, solo necesitaba dejar salir sus sentimientos, pronto veré la película para ponerle rostro a los diálogos y seguir suspirando con el naciente amor entre ambos, un gusto leerla, saludos!
María Porcella dijo…
Querida Dania, en lo que a mí respecta ese rostro de Darcy en la película de Netflix (interpretado por Matthew Macfadyen, quien aprovecho para aclarar mide 1.91 m) es el que mejor va con el personaje. Qué gusto que hayas leído el libro. Aún así la película es muy interesante. A veces decepciona a los leyentes que en la pantalla omitan capítulos para nosotros indispensables de la trama. Me pasó en Como agua para chocolate, que sí bien me gustó, hay pasajes que suceden y no se entienden si no has leído el libro. Saludos. Gracias por dejar tu comentario en este texto algo superficial con el que pretendo volver al ruedo de la escritura.
Mi estimada y muy querida Maestra, María Madrid, acabo de leer su texto con una mezcla de emociones, ternura, asombro y una inevitable sensación de espejismo. Porque lo que usted escribe sobre Darcy va mucho más allá de un personaje, es la confesión de un vínculo íntimo y profundo con una presencia que, aunque ficticia, logra acompañarla con más humanidad que muchas de las readlidades que existen tangibles. Mientras leía también me di cuenta que todos, en algún momento hemos necesitado un Darcy, una figura que nos entienda sin hablarnos, que este ahí, que nos mire con esa intensidad que uno imagina antes de cerrar los ojos. Gracias, mi estimada maestra, por recordarme que el amor aunque venga de la ficción puede tener efectos reales, ser medicina, ritual, ser compañía. Esto es una muestra de que a veces no necesitamos más que una historia bien contada para encontrar paz. Con mucho afecto y admiració, Briana Sarahí Velarde Martínez.
María Porcella dijo…
Briana de mi corazón, siento un alivio muy grande al leerte. Porque desentierras en mí cosas que ni yo misma veía. Es cierto, muchas veces, no una ni dos, sino muchas veces, me hubiera gustado que un Darcy resolviera mi vida o al menos lo intentara. Sí, es medicinal saber que en el mundo existen personas que nos aman y lo demuestran, no como lo queremos, sino como lo necesitamos. Te mando un abrazote enorme, y apártame lichis este año. Jajajajaa
Anónimo dijo…
Maestra Madrid me es muy grato leer una narrativa tan bien docuemtada, veo pocas películas o series pero por lo que lei en su escrito lo haré proximamente. La felicito por su texto está muy bueno. Reciba un saludo desde Los Mochis Sinaloa.
María Porcella dijo…
Querido Anónimo de Los Mochis. Muchas gracias por aportar con su comentario a este espacio que disfruto y me enriquece como escritora y lectora. Enhorabuena por decidirse a revisar el mundo de series que hay. Muchas muy buenas. Para todos los gustos. A mí me gustan también los documentales.
Estimada Maria, me parece encantador la narrativa de su relato, el amor y pasión con la que lo redacta, hasta yo me enamoré de ese hombre ya Jajaj, aunque he de confesar que no he visto la película, en una ocasión comencé el libro, pues siempre es mucho mejor el libro que la película honestamente, sin embargo, no lo terminé, no lo sé, después simplemente leí uno nuevo, pero, prometo que lo leeré y después pondré la película, ansío poder ver a Darcy ya. Saludos y que gran gusto leerla, espero seguir leyéndonos, linda noche.
María Porcella dijo…
Sin lugar a dudas leer el libro da una perspectiva más completa de la historia. Hay algunas historias que primero las veo en pantalla y ya no quiero leerlas. A veces es lo contrario. Gracias por tu comentario porque me reconforta que mi texto te mueva a acercaste más a la lectura, y también al cine. Yo me considero cinéfila 📽 Saludos.
Hola: María Madrid, lo que te inspira la historia en Netflix, me invitas a ver lo que no se, entonces tengo una tarea. Qué gusto es volver a leer. Te saludos con gran afecto.

María Porcella dijo…
Hola, María Luisa. Qué gusto leer que me lees. Y otro gusto añadido que te invite a mirar esta película entretenida y romántica. Luego me cuentas qué te pareció. Ojalá junto a un Nepente o un vinito tinto en una tertulia literaria. Saludos mujer intelectual.
Fermín dijo…
Desde tus primeros escrito qué leí quede maravillado con tú excelente narrativa qué con el transcurso del tiempo van perfeccionando tú historia de escritora, me es un gusto leer algo tuyo porqué tienes la magia de transporta y vivir letra a letra tus historia...graciassss María.
María Porcella dijo…
Gracias por tu comentario, querido Wyn. Enhorabuena por la llegada de Celeste. Espero que con ella lleguen muchos poemas más y que te podamos seguir leyendo por este Blog. Saludos.

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