“A veces pienso: ¿y si “El bolero ilustrado” fuera profesor en la UPES? Creo que haría una buena actuación; los saberes de su Capital Cultural lo respaldarían”
EL BOLERO ILUSTRADO
Por: Adán
Lorenzo Apodaca Félix
Felipe
Garrido escribió un libro que se llama “Garabatos en el agua”, en él aparecen
dos personajes, a uno se le referencia como
el marinero ilustrado, este personaje, todas las tardes en la taberna
del pueblo costero, habla con mucha propiedad de las sirenas, dice que “sí
existen yo tengo una, ella es mi gran amor”, esto lo afirma ante la duda y la
negativa del otro personaje, un
profesor, este mentor asevera que las sirenas no existen, existen, afirma el
profesor “las ilusiones, yo tengo una ilusión, y es más real que la sirena del
marinero”. Gran parte de las historias narradas en ese texto, están acompañadas
por esta disputa que se desarrolla tarde con tarde en la taberna del pueblo
costero en el cual se desarrollan los acontecimientos que narra el escritor.
Guardando todas las comparaciones de realidad
y literatura que a veces son la misma cosa, sostienen algunos, hay en la ciudad
un aseador de calzado, bolero se les dice por estos contextos; en una esquina
de las más transitadas tiene su puesto este bolero, es un joven de
aproximadamente unos 35 años, a pesar de que tengo muchos años yendo ahí no sé
su nombre, como aquella canción de Napoleón “pajarillo”, ni se lo he preguntado,
no ha habido necesidad, lo que quiero destacar de este personaje es que es “El
bolero ilustrado”, así lo vamos a denominar, en las líneas que siguen se
detallan las pruebas de su ilustración.
Cada boleada transcurre entre 12 y 15 minutos,
en ese lapso, “el bolero ilustrado”
trata temas de distinta naturaleza, habla de la reforma al poder
judicial recientemente realizada en el país, de la postura del embajador de
Estados Unidos en México respecto de la
captura o entrega del Ismael el “Mayo” Zambada, dialoga y sienta precedente
cuando se refiere a los equipos brasileños de fútbol, de los europeos también habla
con mucha propiedad, deja a los equipos mexicanos en tercer término, pero
también le entiende mucho al balompié nacional. En algunas ocasiones, vierte
sus opiniones sobre el Tratado de Libre Comercio, firmado con Canadá y los
Estados Unidos; se mete, también, en los asuntos de la Mara Salvatrucha y, a
veces, es muy común que hable del hambre de los pueblos africanos; también
tiene mucha información sobre los flujos migrantes de los haitianos; del
béisbol de las Ligas Mayores tiene mentalmente las estadísticas actuales, su
equipo de ensueño fueron los Bravos de Atlanta con el maestro Maddux, Glavine,
Smoltz y el señor “Justicia”; en suma, es una delicia estar los 12 ó 15 minutos
que dura el aseo del calzado escuchando esas informaciones profundas que tiene
este bolero ilustrado.
Ha seguido y conoce las estrategias de la
guerra de Rusia contra Ucrania, hace cálculos bélicos del conflicto reciente
entre Estados Unidos e Irán, sabe de las redadas que hacen los agentes de
migración en los estados del país vecino, le entiende a los movimientos de las
bolsas de valores de Nueva York y a la de Tokio, conoce de agricultura y vierte
juicios sobre los precios de algunos productos salidos del campo mexicano,
entiende como el mejor de la política mexicana, sabe de los mejores carros que
existen actualmente en el mercado, está al tanto de los avances en el cambio
climático. Ha leído a Paz, Fuentes y Rulfo, de los mexicanos; de los
extranjeros, menciona mucho Rayuela de Cortázar; Vargas Llosa también está
entre sus preferencias lectoras, al igual que Gabriel García Márquez, Marcel
Proust y Carlos Fuentes.
A mí me gusta mucho escucharlo cuando trata el
asunto de la política educativa mexicana, habla de los secretarios de educación
que ha tenido el país, lo hace con mucha propiedad y tonalidad comparativa; los
fundamentos de la Nueva Escuela Mexicana los conoce y explica muy bien. Es un
tipo muy listo, lee, escucha noticias, mira noticias y tiene mucha información
del mundo. Ése es “el bolero ilustrado”, cuyo nombre no conozco a pesar de
tener varios años acudiendo a su establecimiento, al menos una vez por semana.
“El bolero ilustrado”, forma parte del paisaje
urbano y humano de esta ciudad, una persona que posee un alto coeficiente
intelectual, una memoria privilegiada; y si a eso le aúna el buen trato que
prodiga a su clientela, entonces la estancia en ese espacio es una verdadera
fiesta del saber, del conocer y del gozo que proporciona el buen conocimiento.
A veces pienso, pero no lo expreso, lo hago
ahora, y si “El bolero ilustrado” fuera profesor en la UPES, creo que haría una
buena actuación; los saberes de su capital cultural lo respaldarían, diría el
sociólogo francés Pierre Bourdieu. Cuando esté por acá por Los Mochis, vaya a
la esquina de avenida Independencia y Niños Héroes, le garantizo que algo
aprenderá.
Comentarios
Por eso, sí me gustaría ver, escuchar y platicar con ese Bolero Ilustrado. ¡Ojalá y un día pudiera Usted llevarlo a las aulas de la Universidad! Mucho aprenderíamos con él. Y lo disfrutaríamos.
Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Respecto al texto del profe Adán, qué gratificante es encontrar a este tipo de personas con gran conocimiento de mundo.
Ya me lo imaginé dando clases en la UPES, platicando y desenvolviéndose propiamente entre maestros y alumnos.
A diferencia de su conocido jubilado con él si le gusta charlar, la plática es amena y productiva.
Cómo siempre Adán sus relatos son muy interesantes y entretenidos, es como oírlo a usted aunque nunca le he escuchado la voz.
Le mando un gran saludo hasta los Mochis!!
Excelente relato.
Saludos