“Sus zapatos eran de charol reluciente / parecían luces de semáforos parpadeantes / Ella era normal, menos sus llamativos zapatos rojos”







 

ZAPATOS ROJOS

 

Marité Ibarra

 

Ella era una niña… y siempre usaba zapatos rojos.

Así resaltaba de las demás niñas que su calzado era negro y opaco,

pero ella era diferente, ella tenía color, un color de fresa y sandía.

Sus zapatos eran bellos y sus pies de leche también.

Así me enamoré de esa niña de zapatos rojos

cuando yo también era niño.

Sus zapatos eran de charol reluciente,

parecían luces de semáforos parpadeantes.

Ella era normal, menos sus llamativos zapatos rojos.

Era bella como un curioso mirasol que sigue al sol en lo alto de los cielos.

En el recreo parecía brincar como cervatillo,

siempre inquieta y hablantina, despeinada y desfajada,

saltando de un lugar a otro, de un columpio a otro,

con esos zapatos rojos que me tenían todo encandilado.

Pero un día inesperadamente ella se fue, y no le dije lo que sentía,

sin embargo, al pasar muchos veranos ardientes, 

un día por fin la encontré!!

Me alegró tanto volverla a ver, pero ya no traía zapatos rojos,

ahora ella portaba unas majestuosas zapatillas rojas,

como la sangre que bombeaba mi agitado corazón 

cuando la volví a ver…

Comentarios

Estimada Marité, en este Blog afloran los recuerdos de los amores, de las atracciones y de las niñas bellas que nos ilusionaron. Es la magia de la Literatura que inspira y saca lo que traemos dentro para compartirlo cuando nos sentimos en comunidad.
Yo quería publicar un cuasi poema hoy, pero se saldría del contexto y mejor o dejo para después.
Saludos y felicitaciones. José Manuel Frías Sarmiento
Marité Ibarra dijo…
Buenos días!! Gracias maestro Frías por darme la oportunidad de publicar este texto.
Así es, los amores merecen ser reconocidos y recordados, fueron y ya no son, así de fácil y de tráficos a la vez!!!
Le mando un gran saludo a usted ya todos los componentes de este preciado Blog!!
Mariana López dijo…
Estimada Marité, esos zapatos rojos me hacen pensar en ese brillo especial que vemos en esa persona que nadie más es capaz de ver, que nos hace encontrarla en una gran multitud, que nos grita que ahí está solo con su aura, su escénica o que se yo, pero ese algo que nos llama, siento que los zapatos rojos son una forma de ver esa confección, ese hilo rojo que nos hace ver que alguien es especial quizá no para todos pero si para nosotros
Buen día Marité, recuerdos de infancia que se quedan impregnados en nuestro ser y más cuando son acompañados de alguna característica como unos zapatos rojos, un moño de pelo, un lápiz color rosa... en fin siempre hay algo que nos ancla a un recuerdo de épocas mozas.
Muy bonitas letras.
Saludos.
Marité Ibarra dijo…
Qué buena percepción haces Mariana, puedes ser como explicas, me agrada mucho esa.vision que le das al.texto.
Agradezco mucho tu comentario.
Que bueno que nos lees.
Te mando un gran abrazo!!
Marité Ibarra dijo…
Estimado Julio César, gracias por leer y comentar sobre los amores infantiles que a veces se tienen. El amor se vive de diferentes formas según cada etapa del ser humano.
Muchas gracias por leer y comentar compañero!!
Te mando un gran saludo!!
Anónimo dijo…
Los zapatos rojos, las trenzas, las mochilas, las sonrisas, todo eso y más nos marcan en los primeros años de escolaridad, esos recuerdos quedan para siempre. Después, con los años se vuelven a hacer presentes, prevalece de ellos la persistencia nunca la indiferencia. Muchas gracias por su narrativa compañera Ibarra, muy buena para este sábado. Le mando un abrazo desde Los Mochis y mi felicitación.
Marité Ibarra dijo…
Buenas tardes compañero!! Le agradezco mucho su tiempo y su atención reflejado en su comentario.
Así es profe, los recuerdos permanecen y nos hacen añorar viejos tiempos. Como todo, el tiempo hace que pasen las vivencias y ahora sólo se atesoran en el corazón!!
Yo también le.mando un enorme saludo hasta los Mochis Town!!
Muchas felicidades Marité por tu narrativa en forma de poema que nos has regalado el día de hoy. Tu texto hace que salgan, del baúl de los recuerdos algunos detalles que hacían la diferencia entre las niñas, compañeras de primaria como sus chongos, las calcetas y la pulcritud de sus vestidos y faldas. Saludos cordiales hasta la tierra de Salvador Alvarado.
Marité Ibarra dijo…
Estimado Alfredo muchas gracias por tu bonito comentario.
La escuela primaria sobre todo nos marca la vida y nos llena de recuerdos que los hacemos vivos cuando los traemos a la mente y recordamos a nuestros compañero de clase y ciertas peculiaridades de ellos.
Le agradezco su tiempo invertido y recibo con mucho gusto su saludo que me manda hasta la región del Évora.
Seguimos leyéndonos!!!
Estimada, Marité. Este poema toca mi corazón de manera profunda. Esa sensación infantil, cuándo uno se enamora sin entender muy bien por qué, solo sabiendo que algo como unos zapatos rojos se quedan grabados para siempre. Esos detalles que parecen simples terminan cargados de una emoción inmensa con los años.
La felicitó mi estimada, por sus siempre lindos, interesantes y reflexivos escritos. Con siempre gusto y cariño, su amiga Briana Sarahí Velarde Martínez.
Marité Ibarra dijo…
Briana buenos días!! Que gratificante tu comentario compañera. Fíjate que a mí también me gustó mucho este escrito porque es muy sencillo pero hay un amor profundo envuelto, fue un texto que fluyó libremente y me atrapó!!
Mucha gracias Briana por darme a saber tus sentires. Te lo agradezco de todo corazón.
Te mando un fabuloso abrazo!!!
María Porcella dijo…
Qué bonita historia que nos presentas en este poema. Tal vez sea una añoranza, o quién sabe cómo y por qué lo creaste. Y aquí está, y yo lo leo y empiezan a circular imágenes donde veo a esa niña brincando y a ese niño observando. Luego, me olvido delme siento dentro del poema siendo observada mientras traigo mis zapatitos rojos. La conclusión de tu historia me gustó, y me sacó totalmente de esa película imaginaria para instalar en la realidad. Tengo actualmente dos pares de zapatos rojos..
Bueno, unos huaraches y unas zapatillas. Saludos.
Marité Ibarra dijo…
Porcella que grato es verte opinar sobre mi escrito, me siento muy complacida por lo que describes, gracias....
Ese escrito surgió de la nada al ver a una niña con moño rojo platicar con su mamá, ella dentro de la escuela y la mamá por fuera en la reja. Miré de lejos como muchas veces ya las he visto pero esta vez la niña resaltaba y es que traía un moño rojo y a raíz de ahí surgió este texto.
Yo no tengo ningún zapato rojo pero tuve hace tiempo unas zapatillas rojas, por eso el final que a mí también me gustó, pues los protagonistas ya habían crecido, eran hombre y mujer y ella seguía con los mismos gustos y resaltando de entre las demás, esa era su personalidad, ya que ella siempre decidió el color de su calzado....
Gracias por leer y comentar Maria...te mando un gran y mega abrazo y un afectuoso saludo!!
Seguimos leyéndonos....
GILBERTO MORENO dijo…
Estimada Marité, tu poema me remonta a mis tiempos de la primaria, donde la niña diferente, en mi caso, era la de las trenzas largas y zapatitos de charol, siempre limpia, siempre aseada, con sus moñitos de color azul en cada trenza. La pulcra, bella e inalcanzable niña bonita, la hija del Señor rico del pueblo. La que no se juntaba con la chuzma, a la que un día le escribí un poema anónimo, y al descubrir de quien era, me ragaló su peineta que aún conservo en mi cajita de recuerdos.. Saludos Marité, me encantó. Tu amigo Gilberto Moreno.
Marité Ibarra dijo…
Hay Gilberto que bonita historia que debería un día no muy lejano escribirla y compartirla, La Peineta, ese título le daría yo.
Muchas gracias por leer y comentar y por decirnos una pequeña vivencias de su infancia!!
Le mando un gran abrazo!!!
GILBERTO MORENO dijo…
Estiamda Marité, en relación a tu consejo, en alguna ocasión se publicó en este Blog, una historia basada en la vida real que giró en torno a esa niña de la peineta, solo que se llamó Día de San Juan, esta en el Blog y podrán accesar en el buscador del Blog, buscas el nombre de un servidor y le das buscar. No son muchas mis participaciones pero en una de ellas hago relación a esa niña de la peineta. Saludos cordiales Marité.
Marité Ibarra dijo…
Sin duda lo buscaré y lo leeré!! Muchas gracias por la recomendación amigo Gilberto!! No sabia que ya había escrito la historia!!!
Saludos enormes!!
Dania Carolina Olea Félix dijo…
Querida Marité, me encantan sus historia, y la que cuenta a través de éste poema es muy linda, remonta a la niñez, a la ternura del amor y la admiración, también notó lo bonito que es ver a una persona auténtica, es maravilloso ver la belleza propia en ojos de otros, notar lo especial que era esa niña para él, y lo atractiva y tierna que resultaba por esos zapatos, y probablemente ella ni siquiera note lo especial o bella que es para los demá, un gusto leerla, un gran saludo!!
Marité Ibarra dijo…
Hermosa Dania tus palabras engalanan y nutren este texto que brotó así como así al ver a una niña hablando tras una cerca.
Los ojos del amor son tan diferentes pues miran algo más que nosotros no notamos, y eso nos hace especiales.
Muchas gracias por tus impresiones hacia este texto!!
Yo también te mando un enorme abrazo y saludos!!!

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