“Hey, no le hagas al loco. Menos te la quieras dar de ducho o experto en las estructuras y contenidos de las Novelas Negras. Apenas eres un trémulo iniciado e ignorante. Vete con cuidado”




 

BENDITA LITERATURA

  

Dr. Luis Enrique Alcántar Valenzuela

Marzo/abril 2025


En sus pensares, más claros que un día de junio, estaban miles de gentes en Sinaloa. Todos los seres humanos vivientes de Culichi Town, ya lo sabían. Era ya el año nuevo del 2025.  Año nuevo, que la verdad su inminente arribo, se le pensaba con bastante incertidumbre. Los hechos cotidianos contundentes así lo indicaban. La máxima que recorría los ambientes decembrinos era: “…llegaremos al año nuevo con bien…”. ¿Al año nuevo llegaremos? Si abrazaremos con frenesí al nuevo año. Pesado año el 2024, para Sinaloa y para Culiacán. Pero bueno, sus pobladores, así le siguieron apostando, al desenlace y significados de la vida cotidiana en lo particular y en lo general. Con tumbos, gritos dolorosos, aves marías, dificultades, parálisis y miedos para impulsar las otras esferas de la vida cotidiana, de una ciudad que siempre se resistió a paralizarse. Que a veces lloró lágrimas de sangre, de dolor, de coraje. Las cuales obnubilaron, las pocas lágrimas de la esperanza, presas de la desilusión y el desamparo.

El mundo sinaloense da vueltas, nos guste o no, lo hace con bestialidades infrahumanas y con actos de personas de alto valor humanitario/comunitario. Gira con el brillo del rojo escarlata, los verdes de los maizales y los blancos de la esperanza situados en cada nube de un nuevo amanecer. Su movimiento de rotación es sin cesar, escuchándose con música de Vivaldi, Manzanero, José Alfredo, Joaquín Sabina, Peso Pluma y la Banda el Recodo con el Yaqui, cantando para todo este mundo sinaloense lleno de contrastes.

El reloj y la vida avanzaban inexorablemente. ¿Y los seres humanos invadidos por el pánico? ¿Dónde quedaban?, pues ellos quedaban presos en sus angustias y miedos paralizantes. Mientras al mundo con su sol, seguía iluminando al planeta azul. Como siempre, el mundo giraba y giraba, sin importarle un frijol bayo, ni siquiera nos preguntaba. Seguía, seguía trasladándose como los chorros del agua cuando llueve y se destilan/corren en los techos de las casas, hasta recuperar la sequedad típica que les caracteriza.

Unos días, de esos días que todos consumimos sin ser conscientes. Me dije, pegándome unos golpecitos en mis sienes “…y si me dejo de baquetonadas, y voy redactando algo de esta novela de Poncho Orejel. Porque la obra, la verdad me movió algunos esquemas mentales. Me puso a imaginar a La Bestia, y me reconectó con las dinámicas de la vida sinaloense, a todo color y en unas cuantas cuartillas. Me dejaré de estupideces y de abulia intelectual. Haré, de nueva cuenta, una abstracción de esta apocalíptica realidad social. Erigiré un esfuerzo a la Sísifo y me elevaré de ella. ¿Lo conseguiré?, pues ya veremos.

Antes de avanzar en mi pretensión narrativa, de inmediato me llegó un flechazo mental. Algo así como aquellos efectos de la pastilla de ubicatex. “Hey, no le hagas al loco. Menos te la quieras dar de ducho o experto en las estructuras y contenidos de las Novelas Negras. Apenas eres un trémulo iniciado e ignorante. Vete con cuidado”. En efecto. No he leído muchas novelas negras, lo reconozco. Las piezas textuales revisadas en general, me han atrapado, por tanto, son dignas de mis ojos, mente, cerebro y pensamientos. Es decir, he concluido su lectura por gusto. No para entregar una tarea escolar, hacer un texto o bien una reseña. No es el caso.

Bajo el anterior contexto dominante, les paso a comentar lo siguiente. Acabo de concluir "Dios no escucha el chillido de los cerdos" (2024) de un escritor sinaloense: Alfonso Orejel, quien es un gran lector, estupendo cuentacuentos, animador de la lectura y una pluma (que con varios libros editados) como bien se expresa en la solapa irreverente de su libro "...no le han dado el respeto que cree merecer...". Quizás lo más importante de él sea, que es una buena persona y un buen amigo.

La novela referida, es una trama magistralmente tejida, con actos cotidianos en apariencia intrascendentes; pero que un buen novelista no los deja ahí sueltos; sino que los articula para que atrapen al lector, luego éste imagine los escenarios platicados, pincele con su inteligencia (no artificial) a sus personajes y de paso se deje impactar, hasta la risa y el asombro, por el poder de los diálogos escritos. Enseguida el lector quede atrapado sin salida, con el manejo de los tiempos no lineales y finalmente sucumba en los momentos críticos o climáticos de la misma novela. Está demás señalarlo, es un deleite estar cerca e imaginando cómo hablan los personajes centrales de la novela. Captar de qué forma visten y mirar con meridiana claridad hasta los mismos gestos que ellos ejecutan.

Poncho Orejel, desenreda con una fina expertis, los posibles vericuetos psicológicos que convierte a un ser humano: en un potencial asesino serial. Sus avezadas hipótesis literarias, concuerdan con algunas de las hipótesis más consolidadas de las psicologías del desarrollo humano. Se infiere, que, detrás de los párrafos armados, existe una lectura documentada, de qué elementos pueblan/dominan/retuercen la mente de un criminal en potencia. Su prosa revela de nuevo, como un hábil científico social de actualidad, la importancia de la crianza, de la noción de sucesos críticos de vida, y cómo se altera una mente infantil, adolescente y su desarrollo posterior. Por tanto, es un hábil investigador de la constitución de muchas vidas y sus similitudes.

De la novela que comento me fascinaron algunos elementos de su estructura y contenido. Apenas enuncio algunos.

1. El manejo del lenguaje/habla sinaloense. Sin medias tintas, sin censuras; porque eso otorga bastante verosimilitud a lo que sus personajes son, piensan y dicen en cada momento descrito. En palabras del autor “…es como un realismo sucio…”

2. Sus descripciones de los escenarios y de cada uno de sus personajes. Que sin más te sitúan en su mundo cotidiano.

3. El humor, la ironía; que entre cada página de seguro te sacará una estruendosa o silenciosa carcajada. En este terreno, me quito el sombrero ante el autor.

4. La creación del engaño, quizás muy típico en estas novelas. Sí, pero no en la novela negra sinaloense, mexicana. El personaje de La Bestia, fue un engaño bien armando, pausadamente trabajado y con final inteligente.

Bueno, hay de lecturas a lecturas. Esta es parte de la mía. Expresé cuestiones que a Poncho Orejel, quizás no le interesen, o que bien son repetitivas. Pero lo que a él sí le interesa, como a todo escritor, es que de verdad lean sus obras literarias.

 

Finalmente les expreso que, sus dichos, sus aforismos, sus mandamientos expresados y escritos con sangre o colores escarlatas por La Bestia, son un verdadero tratado de las neurociencias modernas referido (para variar) a las Emociones. Imperdibles. Para ello un botón: "El sufrimiento es enseñanza. Un parpadeo es vivir".

¿De qué trata la novela? Trata de nosotros, de lo que tenemos hoy en Sinaloa, México; en el mismo mundo y sus hipótesis nos pegan/iluminan directo en la constitución cultural, de cómo somos. Pero…a Poncho Orejel mmm… no le crean, no le crean mucho, es ficción literaria. ¿Será?

En fin...por eso digo, ¡¡¡Bendita Literatura!!!


LA VOZ DEL AUTOR

Por eso sostengo, como muchos colegas y amantes de las letras: la literatura abre cada camino y posibilidad dialógica que te quedas realmente sorprendido. Por eso es muy conveniente, que no se abandone este camino. Por eso, todos los que quieran y puedan ojalá lo hagan, en serio lo intenten. Esa acción de llamar a la práctica de la lectura, de gozar de lo que se lee, tiene que seguir siendo la guía de muchos de nosotros, fuera o dentro de las escuelas, no hay más. Así como dicen los del Telcel, nosotros tenemos que decir “Este es territorio lector”.

La muestra la dan los escritores, hay que seguirles la corriente. Vean lo que expresa Orejel en este diálogo. “Me emociona leer este riguroso comentario de mi amigo y gran mentor LEA-V. Échenle un vistazo si tienen tiempo.” Eso decía Poncho al leer esas mis primeras letras dirigidas a su novela. Es muy enriquecedor mantener estos diálogos con el escritor porque aparte de generar proximidad entre el autor y el lector, se abre un debate en torno a la escritura de su obra, los impactos emocionales en el mismo lector, lo que se comprendió de ella y por qué no decirlo también: las lecturas entre líneas y la sobre interpretación hecha, que puede ser o no compartida por el mismo escritor. En esos días que intercambiábamos puntos de vista, expresa Poncho Orejel “Hoy acabo de leer tu texto ahí en el Facebook y ya lo compartí. Me encantaron tus observaciones, el tiempo que te tomaste para argumentar de esa manera tan eficaz, tan precisa y tan clara, pues tu lectura de la novela, no de las novelas; aunque hablas un poco más de “Dios no escucha el chillido de los cerdos”, sin embargo, para mí, pues todo eso me ayuda mucho, sobre todo para tener una percepción clara de lo que piensan los lectores sobre mis obras no. Muchos me dicen, me gustó, oye estuvo padre esto, aquello; pero pocos se toman la libertad y la molestia de hacer un comentario mucho más extenso y de profundizar como lo hiciste tú. Entonces yo te lo quiero agradecer, muchas gracias canijo y la neta que chingón que te haya gustado y es cierto lo que dices ahí. Traté de usar el soporte del lenguaje coloquial, por duro que fuera, en ambas novelas, para que los personajes fueran verosímiles no, y de alguna manera las escenas que aparecen fueran creíbles también y tuvieran como ese matiz sinaloense no y por otro lado también esas atmósferas medias sombrías, opresivas, turbias. Los personajes delineados así, como con ciertas contradicciones, pues también no, parten de la misma idea de ganar verosimilitud y, por otra parte, y pues, aunque es muy fiel al realismo digamos, está como un realismo sucio, también me interesaba usar ese lenguaje estético no, como como otro soporte para para poder establecer mi narrativa. No, pues que chingón, la neta, que a toda madre. Si algún día me quieres invitar a alguna de tus escuelas, ahí yo voy no, encantado. De hecho, voy a estar fíjate esta semana. Voy a estar cuatro días en la escuela activa, en la mañana voy a vender libros. Creo que un día me va a tocar presentar un taller en la escuela activa, no sé qué día exactamente, pero pues si no en esta ocasión, en otra ocasión podemos hacer una lectura, aunque sea con amigos, con quien sea y si alguien quiere, pues yo encantado de llevarle algunos libros, si se venden dos tres cuatro libros, bien. Gracias LEA-V que estés muy bien un abrazo”.

 

Ante el anterior comentario del autor, le respondí. “Mi estimado Poncho, ahí están mis comentarios y que a toda madre que la literatura permita el acercamiento de las almas, en lo que somos y pensamos. El comentario, es lo mínimo que se merece el esfuerzo intelectual y estético por armar esa novela, "Dios no escucha el chillido de los cerdos". La verdad me ha gustado mucho su estructura y la estética lingüística usada. Con el comentario, pues en parte deseo apoyar que te conozcamos más en Sinaloa, y que leamos tu obra. Valoro mucho tu persona y tu amistad, desde que el buen Juan Carlos, me presentó contigo en aquel espectáculo frutiliterario que se armó para los jóvenes en la Secundaria Gabriel Leyva, allá en la colonia Cañadas, bajo las faldas de la Escuela Normal de Sinaloa. Estamos pendientes. Gracias por tus comentarios, que siempre me honran. Cuídate. ✌☮️.

Luego me comentó lo siguiente. “Es que fíjate, digamos mucha gente lee los libros, pero son muy pocos los que se arriesgan a comentarlos y hacerlos públicos. Te digo, porque pues he publicado muchos libros y escucho pues que muchos de esos comentarios son favorables para esos libros. Pero es muy raro, que la gente se anime a hacer un texto y a subirlo a alguna red. Sí lo hacen algunos críticos no, sí lo hacen, pero la gente, los lectores como que se cohíben no sé; aun cuando se hayan emocionado o les haya afectado de alguna manera favorable el texto. Por eso está muy bien o sea tu comentario y como a ti aparte te respetan, me imagino yo el gremio docente, pues imagínate qué chingón sería que otros maestros quieran leer el libro no, cuando menos les excita la curiosidad y pues eso se agradece canijo. Sí es cierto esto, claramente sí hay un trabajo detrás de la novela no, así un trabajo pues cuidadoso intenso, de investigación también, de experimentar con ciertas escenas, capítulos, tratar de manejar el misterio hasta el final de la novela y de que aparte tuviera lógica no, los asesinatos. Que tuvieran un sentido y la personalidad del asesino pues que estuviera esculpida por su propia experiencia triste, dolorosa, este brutal no; entonces este, y pues obviamente la venganza es el resorte que impulsa toda esta serie de crímenes no. No pues chingón.”

Para cerrar le dije “Muchos de mis colegas docentes, la verdad me ubica perfectamente y sí, quizás, como muchos me he fraguado un respeto académico y en mi campo pedagógico, desde hace más de cuatro décadas. Y sí producto de esos comentarios han salido ya como tres lectores y compradores de tus textos. Mi compadre Ramón de Chihuahua, la maestra Elizabeth en el Facebook y hay una tercera, la maestra Almendra de Mazatlán. Y sé que muchos y muchas están agazapados queriendo buscar y leer tu novela.”

Por eso vuelvo a decir. Vuelvo a repetir fuerte/quedito ¡¡¡Bendita literatura!!!

Comentarios

Estimado amigo, Dr. Luis Enrique, siempre es un placer leerlo, porque, además de su amena prosa, nos brinda conceptos y saberes inteligentes, cono éste de la Novela Negra que pocos leen y más pocos escriben todavía. Orejel, a pesar de ser un buen escritor aceptado por la SEP y un cotizado cuenta cuentos y formador de ellos,, pocos, por no decir casi nadie, de los educadores en formación y casi ninguno de sus profesores le conoce y han leído.
Esperamos que con éste relato suyo se acerquen un poco más a la Bendita Literatura.
Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Marité Ibarra dijo…
Buenos días compañeros lectores!!! Hoy regresamos a las aulas con una gran recomendación literaria gracias al profesor Luis Enrique Alcántar, dándonos a conocer una novela negra del autor sinaloense Alfonso Oregel. Realmente éstas recomendaciones enriquecen el Blog porque ya lo comentó el profe Luis Enrique, nos acerca a un autor que hasta el momento desconocía en mi caso.

No queda más que agradecer estos espacios que nos brindan la oportunidad de rerroalimentar el intelecto y aprender unos de otros!!

Una vez más bendita literatura....
J. Roberto Chávez dijo…
El buen Poncho siempre es un referente chingón en la literatura sinaloense, e incluso en esferas nacionales también se la viaja; es más conocido fuera de su Estado, como suele pasar con toda la raza que hacemos cosas en nuestra tierra y para nuestra tierra, y que en ocasiones, chafamente, ni un triste alma nos ubica. Y no nomás me refiero a ese desinterés y desconocimiento atrofiado en la producción literaria de antaño y maciza curada que ahí en toda nuestra entidad, sino también en la generación pasada de lanza super talentosa que hay en las artes plásticas como tal y en la música y dramaturgia y danza y muchas demás artes latentes: siempre es una lástima que en nuestro lugar, no nos conocen, ni lo harán, y no porque lo hagan de mala onda o por ser groseros, no, sino porque así es la naturaleza de la mayoría de la gente. O al menos de la que me ha tocado conocer o tratar o inlcluso sólo ver pasar por ahí, como zombies sin remedio. Pero sí, coincido contigo Luis Enrique, ese 'Poncho' del demonio es otro pedo, kriptonita pura, y es pura cajeta mochiteca, que es lo mejor!!! Recuerdo hace muchos años atrás, cuando yo vivía en Mochis, de puberto avorazado fumador, cómo me gustaba ir al videoclub que tenía el hermano de Poncho por la Madero, pura estreno 'uncensored' y piratería de la buena, fuckkk yeahhhh! Y también recuerdo muy bien cómo me alentó cierto día a entrarle a un concurso de ilustración (con temática de libros infantiles) que se realizó aquí en Culiacán, y yo no quería, le decía "no mames, wey, mis ilustraciones son todas rayadas y locas, bien informales pues, nada estéticas y ni de línea fina ni bonita... ni chance de ganar esa madre, qué pelada"... Y que me animo siempre a última hora por su insistencia, y que gané el pinche concurso ese de ilustración, por allá en 2010; la premiación fue dentro de la plaza Forum, aquí en culichi york, a un lado del Sanborns, y el jurado del concurso y quién dictaminó el resultado ganador fue nada más y nada menos que BEF, Bernardo Fernández, un escritor, historietista, dibujante y diseñador gráfico mexicano reconocido en las esferas de la literatura infantil y de la gráfica mexicana, jajaja. A huevo, che Poncho. Me embolsé 10 mil bolas por esa ilustración ganadora, y todo por el insistente y chingaquedito del buen Poncho. Un buen recuerdo, pues. Un buen novelista. Un buen cuentista (infantil y pa adultos). Al final, un buen mochiteco, así como su servilleta.

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