Desarrollo histórico de la educación en México

“Y así como los maestros de las civilizaciones antiguas compartieron sus saberes, así debe ser el conocimiento debe ser compartido y jamás debemos permitir que muera en nosotros”


 



IN IXTLI, IN YOLLOTL

(Alcanzar el rostro y el corazón)

 

Mariana López Díaz

 

 La palabra en náhuatl para educación pahualiztli, es un término que puede significar también crianza; y si analizamos cómo se daba su educación, podemos asemejar a lo que hacen nuestros padres por nosotros, criarnos, pero no sólo en el sentido de darnos de comer y cuidar que no muramos, buscan que mejoremos nuestro espíritu, formarnos como buenos individuos, un crecimiento personal siendo miembros funcionales de la sociedad. Para los aztecas no sólo los padres aportaron amor, cariño, dedicación y buenos ejemplos, los adultos Aztecas eran ejemplo de congruencia en todos los sentidos.

Me hace preguntarme cuál fue el eslabón que rompió la cadena del aprendizaje congruente, de la enseñanza en el respeto y el amor, donde esa triada vital para un aprendizaje de padres, hijos y maestros coexisten en armonía, respetados, admirados, guiados, ¿Cuándo se descompuso el ciclo donde lo común era ver a los maestros como un ejemplo a seguir de ver la enseñanza como un engrandecimiento del alma y comenzamos a verlo como un paso, una tarea que tachar en una lista de pendientes que como humanos tenemos? ¿O es acaso una historia contada desde un punto de vista idealista perdida un poco de la realidad? Me gustaría ver cómo los historiadores reconstruyen los fragmentos de historia, como traducen códices extintos, para entender cómo los llevaron a explicar la realidad en la forma que lo hacen.

Se dice que la educación avanza y evoluciona conforme avanza la sociedad. Tecnológicamente, claro que es cierto, creo que cualquiera de las antiguas civilizaciones se sorprendería saber que se puede alargar la vida más del doble de lo que ellos aspiraban vivir. Avanzamos en medicina, en complejos sistemas computacionales al alcance de un clic, donde toda la información, o al menos la que se nos es permitida poseer a los ciudadanos normales está en un rectángulo de metal en nuestra mano y aun así pareciera que solo retrocedimos, existen miles de palabras más, miles de libros y nuestra comunicación cada vez se vuelve más escasa, se habla de colonizar otros mundos, tan sorprendente como lo fue en su momento el ¨descubrimiento¨ de América, así se busca colonizar el espacio pero ¿con qué sentido? si pareciera que el ser humano va en pro de la destrucción de lo hermoso, pareciera que perdimos todo el sentido como humanidad. ¿Qué pensarían esos astrónomos prehispánicos que veían las estrellas en espejos creados con agua en piletas de tierra, que ahora esas estrellas se estudian principalmente por el poder que conlleva poseerlas más allá de escuchar eso que los astros nos quieren contar?

Cuando hablamos de los Aztecas se habla de disciplina, incansable disciplina hacia ser mejores, pues eso era su espiritualidad, ser mejores, ser dignos de existir, los líderes eran educados en humildad, para ser firmes, pero a su vez liderar desde el amor; nuestro sistema educativo se volvió una lucha de egos de las clases dominantes donde no logramos mantener un sistema educativo más de un sexenio, 

Me parece curioso como diferentes civilizaciones totalmente desconocidas una de la otra, lograron  llegar a conocimientos similares: como, tanto los griegos como los Aztecas tenían ese amor por la sabiduría; como en Egipto encontramos un grupo de pirámides con la misma alineación que las pirámides de Teotihuacán; como en China, en Egipto y México buscaron crear un material que les permitiera narrar su historia, plasmarla para que nunca fuera olvidada. Esta conexión cognitiva que les llevaba a los pensadores, a miles de kilómetros de distancia a llegar a conclusiones similares; todos buscaban algo similar, pero cada civilización le dio un nombre distinto: La perfección, La virtud, El ser honorables, estos pensadores espirituales, sabios interesados en la transmisión del conocimiento, grandes maestros y guías, pareciera que poseían un código de la vida, pues es difícil imaginar cómo llegaron a lugares tan similares. Y así como los maestros de las civilizaciones antiguas compartieron sus saberes, así debe ser el conocimiento debe ser compartido y jamás debemos permitir que muera en nosotros.

Analizar la civilización Azteca es como vernos en un espejo de circo, esos que te deforman un poco, pues después de cientos de años se conservan muchos restos de la educación, y la forma en la que vivían, socializaban y educaban es muy similar a la que vivimos en la actualidad, a diferencia de que ahora, no mantenemos ese sentimiento continuo del deber hacia la sociedad o hacia ese despertar divino.

Podemos también comparar su forma de educar con la pedagogía conductista, pues moldean la conducta mediante premios y castigos, en el caso de ser niños buenos se premiaba con comida y cariño y conforme crecían, su mayor premio era la satisfacción moral de ser un buen ciudadano; en cambio, cuando tus acciones desvirtuaban al ser podías recibir castigos físicos y, para los adultos, actitudes como la soberbia eran castigadas con la burla de la sociedad, pudiendo relacionar esto último con la actual cultura de la cancelación, donde una persona que se equivoca o comete actos inadecuados se convierte en el merecedor del juicio público.

Al igual que en la religión católica, para los aztecas el pensamiento mágico era acompañado desde el nacimiento hasta la muerte, existiendo ritos mágicos para cada ocasión, ritos que se enseñaban en las escuelas, así como el acompañamiento musical y de danzas para venerar a los dioses.

La educación escolar se daba en los templos, donde existían las escuelas públicas para todo aquel menos privilegiado llamadas Telpochcalli, educado para ser guerrero, estos estudiantes vivían en los templos que no estaban muy lejos de sus hogares pues cada barrio tenía un templo, tenemos también a los estudiantes hijos de los líderes, estos que estudiaban en las escuelas privadas llamadas Calmecac, donde se les preparaba para la nobleza y el pensamiento científico.

Posterior a estas instituciones el Caltemac y el Telpochcalli podemos encontrar la educación superior y como si se tratara de ir a Ciudad Universitaria en la UAS, podemos encontrar asignaturas como técnicas agrícolas, urbanismo, administración, astronomía y matemáticas, mostrándonos su devoción a la educación y como deseaban compartir el conocimiento.

Había una diferencia entre hombres y mujeres, mientras que los niños eran educados por sus padres para tener más semejanza con ellos, las niñas se educaban en el hogar con su madre para atender las labores requeridas en un hogar; pero, tanto niños como niñas, se criaban desde el amor y cariño, brindándoles seguridad y protección.

Las artes plásticas eran vitales para esta civilización pues en ellas recreaban todo su mundo, retratos familiares esculpidos en barro, los rostros de familiares difuntos plasmaban el parto o sus dioses, como si de fotografías se tratara; ellos, del barro lograban moldear todo lo que los rodeaba. Al igual que el barro usaban otros métodos de historiografiar su vida, la palabra escrita se mantenía gracias al Amatl, ese papel de corteza fabricado para escribir los códices para que futuras generaciones tengan noción de su historia pues ya se buscaba hacer un registro y contar la historia de sus vidas, las artes escénicas los acompañaban también pues usaban el teatro para representar batallas y contar historias, tanto a los dioses como a los otros pobladores.

En muchas ocasiones pensamos en las antiguas civilizaciones como bárbaras, incivilizadas, o que necesitaban ser colonizadas para lograr avances, que eran incultos o que estaban muy atrás a comparación con las civilizaciones europeas, sin embargo, al analizar su historia y compararla con la nuestra, noto que lucimos menos civilizados; hemos perdido esa esencia de ver por nuestra espiritualidad, de engrandecer nuestra alma, espíritu y corazón. Los Aztecas y las civilizaciones prehispánicas habían construido templos, escuelas con currículos complejos y organizados, sistemas de agricultura y caza y, sobre todo, eran una sociedad unida en búsqueda del engrandecimiento de la ciudad más que el personal. Y esto me hace preguntar de nuevo ¿dónde nos perdimos?


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