“¿No éramos, acaso, los pequeños artistas de nuestra comunidad, no nos sentíamos importantes al cantar, declamar o actuar y bailar en las festividades escolares?”
MAÑANA LECTORAS
Para iniciar una jornada por la Lectura en las escuelas entre los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato, valdría la pena que los profesores empezaran sus clases leyendo por un periodo de 15 minutos, cuentos y poemas de diversos autores. De hacerlo, a diario, sin dejar pasar un sólo día, al poco tiempo sus alumnos se acostumbrarían a ese pequeño ritual y sería más fácil que recordaran después los temas leídos por sus profesores, por el simple contacto diario con esa manifestación lectora y cultural. Luego, un mes después, podrían pasar a sus alumnos al frente del grupo para que leyeran y desarrollaran tres aspectos básicos de la lectura: fluidez, calidad y comprensión. Nada más que eso. Pero con la constancia que las grandes y sencillas empresas ameritan. Y sin cuestionar nada de lo leído. Leer, sólo por el placer de leer todos los días, con todos sus profesores, en todas sus clases, en todos los semestres. En todos los ciclos escolares. Si se leyera así, con esa constancia y sencillez, la Lectura haría su magia y las escuelas volverían a ser espacios de cultura literaria.
Es importante que, para recuperar los espacios perdidos en capacidad y calidad lectora, los profesores retomen la lectura como un elemento esencial para aprender cualquier otra materia. Que reconozcan su deficiencia y asuman la necesidad impostergable de comenzar, ellos, a leer para atraer con su ejemplo a sus alumnos. Que las escuelas se llenen de libros y los actores escolares los porten consigo para que se familiaricen con ellos y entiendan el valor intrínseco de la lectura. Lo siento mucho, pero los profesores tienen que leer, además de los libros de texto, libros de relatos y narraciones de los autores universales y nacionales, leerlos con cuidado y en voz alta una y otra vez en casa, para que, después, todos los días (o si se enfadan, una vez por semana) lean a sus alumnos una historia antes de iniciar sus actividades académicas.
Conscientes de la apabullante inercia no lectora
que prevalece, sería pertinente que los profesores dedicaran, además de la
sugerencia inicial:
Ø Una mañana de
cada semana escolar para que sus alumnos lean una página con la rapidez que su
fluidez se los permita.
Ø Otra mañana de
otra semana de cada mes para que lean con la calidad que da la pronunciación
correcta, la modulación y entonación adecuada, con el énfasis y las pausas
indicadas por los signos auxiliares y de puntuación.
Ø Una mañana de otra
semana más para leer y comprender los mensajes, los conocimientos y la belleza
literaria que los autores han plasmado en los textos que se leen en las
escuelas.
Ø Y, como
corolario de estas actividades lectoras, dediquen una mañana entera, al menos
cada trimestre, para charlar con los alumnos sobre la belleza, importancia y
sabiduría que hay en la lectura de los libros.
Sería conveniente que, además, se invitara a los padres para que lean en las aulas de sus hijos y el ejemplo fuere mayor al ver a las dos figuras más influyentes en su vida, leyendo a la par con ellos. Y el ejemplo, quizá, se extendería al seno del hogar y el impacto de incrementaría.
Y, para enfatizar más la cruzada por la lectura en las escuelas, al final del primer semestre lectivo sería muy significativo, y de gran sinergia educativa, que se organizara en cada escuela primaria y secundaria, un maratón de lectura en el que participaran los alumnos, sus padres, los profesores y las autoridades educativas. Eso sería un hito que deberíamos instaurar como actividad permanente.
Estas estrategias funcionarán mejor si, a la par, se reanudan los concursos de oratoria y declamación, individual y coral, que tanto animaban las escuelas y los eventos culturales de antaño. ¿Hemos perdido la mística y la cultura implícita en nuestros actos y expresiones humanas? Pues retomemos el rumbo de nuestra educación y la de nuestros alumnos y recuperemos las estrategias académicas que tanto nos atraían y tanto conocimiento abonaban a nuestra educación escolarizada. ¿No éramos, acaso, los pequeños artistas de nuestra comunidad, no nos sentíamos importantes al cantar, declamar o actuar y bailar en las festividades escolares? ¿Dónde quedó esa escuela? ¿A dónde se fueron esos profesores? ¿Nos gusta lo que tenemos hoy en los espacios escolares, respecto a la lectura? ¿No? ¡Pues pongámonos a trabajar y recuperemos lo que añoramos!
¡Leamos todos y en todas partes! ¡Ésa es la consigna, ése es el propósito, ése es el reto de la educación! Y ésa es la propuesta y el anhelo implícito en este breve alegato por la lectura: retomar los Libros de Texto Gratuito para aprender, a través de su lectura, de los pasajes más importantes de la literatura universal. Conocer, mediante la descripción y observaciones inherentes en cada narración, de la cultura de las comunidades y sociedades que dan vida a los personajes literarios recreados en las mañanas lectoras de cada escuela sinaloense.
¿Podemos hacerlo? ¡Claro
que sí! Tenemos todo para conseguirlo: el conocimiento en las páginas de los
libros escolares, la disposición para modificar nuestra actitud, y la habilidad
para potenciar y desarrollar las aptitudes lectoras de nuestros alumnos y de
nosotros mismos. Leamos, pues.
Comentarios
Saludos y a leer, ahora y siempre, aquí y en todas partes
Su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Pero algunos locos desfasados seguimos creyendo que leer es bueno
Saludos
Saludos, si amigo José Manuel Frías Sarmiento