“¿Y si nos arriesgamos, como siguiendo las enseñanzas de Freire, en darle protagonismo y libertad no sólo a la palabra, sino también a la acción cultural y, por ello, educadora?”



 



DESEOS PEREGRINOS

 

José Manuel Frías Sarmiento

 

Termina el año 2024. ¿Y qué podemos pedir como deseos para el próximo 2025?

El Principal. Seguridad para tener la Paz y la Tranquilidad que hace meses no tenemos en esta ciudad, en la que vivimos escondidos y temerosos de que algo malo nos pueda suceder. Con la Paz y la Tranquilidad recuperaríamos un poco de la Salud Emocional disminuida por las situaciones de violencia que a diario acontecen en nuestro entorno. Y, para cientos de familias, pedir resignación y resiliencia ante la pérdida de seres queridos y de propiedades materiales arrebatadas de forma inesperada y dolorosa. 

Y, ya en el plano cotidiano, el que todos los días nos hace pensar y pensar sin hallar muy bien las respuestas a las preguntas que la Educación nos plantea, expreso estos peregrinos deseos:

Uno. El primero de mis deseos sería entender en qué consiste el Modelo Educativo llamado Nueva Escuela Mexicana. Pero entenderlo en la realidad y no en el discurso oficial ni en las conferencias o en los foros, en los que poco se dice, poco se entiende y más poco aún se aprende. Por lo menos en los que me ha tocado participar, a veces, hasta de conferencista de un tema del que casi nada sé; y, aun así, advertidos de mi ignorancia, me han hecho participar. Por eso deseo ver y escuchar a los profesores y a las profesoras, hablar y actuar en consonancia de los nuevos programas y de los innovadores objetivos, propósitos y actividades; porque, supongo, que, si es una Nueva Escuela, nuevas deben de ser las situaciones y las actitudes de sus protagonistas. ¿Porque si no, ¿cómo y en donde veríamos el Nuevo Modelo, bajo el cual se educaría hoy a los Niños, Niñas y Adolescentes mexicanos? Ése es mi primer deseo. Sé que se puede, espero que se pueda, porque tengo dos apreciables compañeras universitarias que saben muy bien el teje y maneje de esta NEM, pero pues ellas son Doctoras en Educación y, aparte de trabajar en escuelas primarias, son catedráticas en la mejor Institución Formadora y Actualizadora de Docentes en la entidad. Ellas, entonces, no son la muestra que cualifique la observación. Yo me refiero a los miles de profesores que no quieren o no les interesa ir a conseguir los 18 libros de la Colección Paulo Freire que me dicen, por separado, el Dr. Luis Enrique Alcántar Valenzuela y el Jefe de Tecnologías Alejandro Lugo, está regalando la SEP, bajo la coordinación de Max Arriaga. Y es que leer es una Necesidad y una Actividad insoslayable si es que se desea, de verdad, hacer realidad esa Nueva Escuela Mexicana. Hasta Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, dijo que no se puede practicar el Humanismo Católico, si ni siquiera se ha leído a Dostoeisky. Y si eso vale para una de las profesiones asentada en los más tradicionales de los dogmas, con mayor razón valdría para la Escuela, que también se asienta y no los suelta, en una buena ración de principios y actitudes dogmáticas. Ésas que la NEM viene a movilizar. Pero si, como en la Iglesia, los clérigos no leen a Dostoyevsky, menos innovarán las escuelas estos profesores que se resisten a leer al pedagogo brasileño, cuyas obras el buen Max les manda de regalo. Y son, casualmente, textos que hablan de la Palabra Liberadora. Entonces, habrá que desear con eterno fervor, que los profesores empiecen a leer para liberar al Pensamiento Lateral que propicie innovaciones en nuestra Educación. Sea la NEM o la que a todos nos educó.

Dos. El Segundo anhelo, en este 2025 que ya está por amanecer es, todavía más sentido y lleno de ilusión. Y tiene que ver con mis alumnos o con los alumnos de todos los que andamos en los escenarios, en pos de interlocutores para conversar de lo que sabemos y nos gusta compartir. Lástima que, ahora, hoy en día, a muchos jóvenes les pase de largo lo que a nosotros nos ilusionó como estudiantes. Al menos, eso es lo que pensamos los que leímos a Fiodor Mijáilovich Dostoyevsky, el grande autor de El archipiélago Gulag, Crimen y castigo y El jugador, entre otros libros igual de maravillosos y tiernos como el cuento Noches Blancas. Luego, un poco después, leímos a Freire, el brasileño que con sus palabras nos formó como profesores, a la par que nos volvió mejores seres humanos.

Deseo que los alumnos lean, lo que sea pero que lean. Que se den el lujo y el tiempo de saborear las andanzas y enseñanzas de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Que sufran con Marianela y Cumbres borrascosas y se maravillen con la fantasía de El Principito, con la magia de Historia interminable y con la ternura de Platero y yo. Y ya, más acá, que lean al japonés Haruki Murakami, con su ¿De qué hablo cuando hablo de correr? Sin olvidar a Irene Vallejo, con su enciclopédico El infinito en un junco. Lo deseo de verdad porque les harían ver el mundo, la vida y la educación con otros ojos y con miradas más observadoras; pero, sobre todo, les situarían al borde de la Esquinita en la que muchos no saben que están y, por lo tanto, no se esfuerzan por ver más allá, en la errónea creencia de creer que saben todo lo necesario para moverse en el tan reducido espacio de una esquina, que a los boxeadores les da un respiro para levantarse y pelear en un ring, cuyo espacio y belicosidad es, con mucho, mayor que la suave placidez del banquito en la esquinita escolar. Que lean más allá de las sagas de vampiros, avatares y hombres lobo que saturan las pantallas en las que, dicen ellos, ahora leen. Que lean siempre y en todas partes.

Tres. En mi trabajo, hoy contamos con el apoyo de autoridades inteligentes, sensibles, empáticas y amantes de la lectura y de la cultura en general. Pero no siempre fue así. Ni lo es para muchos profesores que trabajan en otras instituciones. Por eso en el 2025, deseo que haya una vuelta de tuerca y, desde lo más alto del organigrama, se desprenda un halo de cultura que impregne todos los resquicios y espacios educativos y se abran coberturas al libre ingenio y talento de la creatividad artística, pedagógica y educativa. Lo deseo con fervor para todos en todas partes, porque sé lo que se siente, no sólo que no comprendan el placer estético, sino que te bloqueen y prohíban realizar o impulsar cualquier expresión cultural en el espacio en el que trabajas. Por fortuna ya hubo cambios y los vientos corren a favor de la cultura y la creatividad. Deseo que, además de trabajar bajo formatos certificadores y evaluativos, se apoye la libertad creativa, que muchas veces es espontánea y hasta inoportuna, pero por ello viene cargada de innovación que se resiste a las limitaciones de un Programa Operativo que anticipe con meses lo que la realidad, en una suerte de Serendipia, puede propiciar con elegancia y creatividad artística y cultural. Sé que se puede y que lo podemos hacer. Sólo es cuestión de dar alas de libertad a la imaginación, confiar y propiciar que los que se atrevan a escribir, cantar, bailar, pintar… lo hagan sin cortapisas, aunque no esté en el Programa. Aunque no tenga formato ni ficha técnica y aunque no atraigan a las “estrellas” que ya son, pero no permiten ser a los nuevos que pueden ser hasta mejores si los dejaran ser como ellos quieren ser. Acompañamiento, apoyo y recursos, son mi deseo en este renglón para darle chance a la Cultura en los niveles primarios de la Educación, que son la base de la Cultura en cualquier contexto social y más en el ámbito educacional.

Cuatro. El último, en este texto, de mis deseos, vuelve la mirada a los alumnos, a los profesores, a las autoridades y a los programadores y evaluadores de las nuevas formas de educar. Mi deseo, en este renglón, es que de verdad sean nuevas y den oportunidad de acciones distintas a las programadas, si con ello se consigue que los alumnos vuelvan a leer, a escribir, a pensar y exponer sus puntos de vista, antes que seguir repitiendo, sin comprender, lo que les piden leer sin revisar.

Hemos subutilizado tanto tiempo y esfuerzo, sin lograr que los jóvenes lleguen a la Universidad con ideas propias, con saberes básicos y con el ánimo real de aprender, con la convicción de que les hace falta aprender y con la ilusión y esperanza de que en la Universidad hallarán lo que requieren para ser mejores personas y mejores profesionistas cada vez.

Después de una larga reclusión por la pandemia y ahora por la violencia desatada, podemos y debemos de atrevernos a cambiar lo que hacemos, pues las circunstancias nos han llevado a trastocar programaciones, evaluaciones y procesos educativos y muy poco es lo que ha cambiado lo que hacemos en las escuelas. Entonces, ¿por qué no dejar que algunos “locos” experimenten y desarrollen actividades “poco académicas y cuasi culturales”, que podrían atraer a los que siempre han permanecido distantes a lo que sólo en circunstancias rutinarias y en ocasiones casi excepcionales voltean a ver. Digo, es un deseo personal de darle un respiro y una oportunidad a la cultura sin pedigrí, sin registros para el SNI, ISBN o cualquier otro organismo certificador que baje recursos para seguir haciendo lo mismo que siempre se hace. ¿Y si nos arriesgamos, como siguiendo las enseñanzas de Freire, en darle protagonismo y libertad no sólo a la palabra, sino también a la acción cultural y, por ello, educadora?


Sé que son tan sólo unos desbalagados deseos surgidos al calor de un tinto Don Melchor y de unas suaves tiras de jamón español y por eso, en recuerdo del Gabo, ahora que estamos con los ocho episodios de Cien Años de Soledad, es que me atreví a llamarlos Deseos Peregrinos, en recuerdo del volumen Doce cuentos peregrinos, que inician con El rastro de tu sangre en la nieve,

Y así de Peregrinos sé que son ms deseos.


Comentarios

Estimados amigos, con el deseo de que tengan una sana y agradable convivencia en esta noche que termina con el año 2024, les dejo estos deseos que yo he llamado Peregrinos
Saludos, un abrazo y Feliz Año 2025
Su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
María Porcella dijo…
He de confesar que en vísperas de un nuevo año en occidente, se espera leer un texto más emotivo y sentimental. Lo que no necesariamente lo haría humanista, sino humano. Su escrito me deja un tinte de humanista por su objetividad, por su conocimiento de los discursos pedagógicos, políticos, filosóficos y de los movimientos sociales, el estado actual de esta ciudad que amamos a pesar de los acontecimientos. Recuerdo que el maestro Enrique Estrada describió a esta sociedad actual como difuminada, como desdibujada, lo que me parece cada vez más claro, y por lo mismo más complejo intentar una sola forma de educar. No recuerdo haber leído a Fiodor Mijáilovich Dostoyevsky, es posible que algo sepa de él por alguna de las personas sesenteras que he encontrado en mi vida y de las que he aprendido. La mayoría de las veces para bien. Encontré en You Tube varias referencias suyas, algunas biográficas y audiovisuales de algunos de sus libros. Aparecieron algunas películas, pero no sé si se basen en alguna de sus obras. Lo que quiero decir es que antes de mirar los episidios de 100 años de soledad, miraré algo de este escritor cuya referencia dice 'el escritor que vivió atormentado', y si algo me atrae son precisamente los seres desdichados. Complejo de Teresa de Calcuta. Me gusta que se exprese claro y contundente en un medio que cada vez siento que me hace transitar entre neblinas de lisonjería, superficialidad y politiquería. Anhelo los diálogos entre colegas donde se profundice sin apasionamiento, pero sí con convicción y conocimiento, de la realidad educativa, los diferentes entorno y medios educativos; que tengamos presente estas situaciones desafortunadas que vivimos, con un cambio de perspectiva de lo que es ser niño, joven, adulto, o sólo ser, donde a veces uno siente que ya ganó por el simple hecho de mantenerse con vida. Y, eso que sólo transitar no es vivir; pero, ¿qué es vivir en el momento actual? No podemos ser las mismas personas ni poner los mismos parámetros de antes donde ir a la escuela era una esperanza de mejorar la vida, subir de nivel social, o en el que desde su hogar se podían producir los medios de subsistencia, lo que es cierto en poquísimos hogares urbanos. Después de la pandemia parece que olvidamos lo aprendido de esos días, y ahora estamos peor como sociedad. Educativa y culturalemente rezagados. No sólo recluídos, sino rezagados; aunque contamos con tecnología de punta para zanjar esas brechas geográficas que tanto se presume abatiran la ignorancia. Yo me siento un tanto cansada mentalmente, no sé exactamente si es la tensión por la violencia. Sólo recuerdo que el último día de clases deseé que los estudiantes se quedaran en casa por su seguridad, y la mía, ya que en esta área se han suscitado muchos de los acontecimiento bélicos. Y, a los que finalmente asisitieron, me recuerdo preguntándoles, ¿para qué vinieron? Con el único objeto de conocer la razón de su presencia, ¿será que extrañan el aprendizaje, los contenidos, lo que sea que haga diferente y más productiva su formación profesional? En muchos casos la respuesta recibida es: sentir 'aburrimiento' de estar encerrados. Entonces, me río, juego, bailo, platico, y después, poco a poco, retomando algunos de los comentarios de la vida cotidiana actual me voy introduciendo en el tema de la clase. Un fuerte abrazo para usted y su querida familia.
Estimada María, cada vez más quedamos más pocos de los que nos gusta platicar para aprender de la mirada y palabra del otro. Hoy, en recuerdo de charlas con Ulises y José Antonio Vidal, te digo que esa "otredad", tan valiosa en aquellos tiempos de cotorreo pleno de cultura, en las que hasta las bromas y el sarcasmo nos alimentaba el espíritu, se desvanece en esa difuminidad acotada por Estrada y explicada tan bien por mi compa Zigmunt Bauman.
Ya no somos los mismos, porque hasta los mismos de antes, nos desvanecemos ante la liquidez y el hombre light que ahora prevalece donde quiera, en un loco y vano afán de riqueza y notoriedad que, al final, como lo coplara Manrique se convierte en pura y soberana fatuidad.
Por eso, mi querida María, démosle vuelo a este pobrecito Blog que sin querer y sin apoyo de Autoridades ni respaldo de las antes vacas sagradas, ya se encamina a su primer lustro de vida y avizora ya en lontananza, los Tres Mil Textos publicados, pero muchos más recibidos.
Eso, sin pose protagónica, merecería una mirada más atenta y una capitalización educativa de
quienes son responsables de la cultura; porque dejar de lado, sin una opción a tantos y variados escritores emergentes, es un desperdició que más tarde podemos y tendremos que añorar.
Un abrazo, María de tu amigo, JM, El Tal Frías S.

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