“Ellos cuentan con carrera terminada y con facilidad pueden subir de puesto, en el que estamos ahorita el requisito mínimo es la secundaria y es hasta donde yo pude estudiar, así que jamás dejaré de trabajar aquí”
EL ESTUDIO ES LO MÁS IMPORTANTE
Rita de Jesús Ureta Ruelas
Desde
chiquita se me inculcó que la educación era lo más importante en la vida. Recuerdo
como mi papá, a diario, hacía que me aprendiera una hoja de cualquier materia y
me daba un regalo. Así todos los días, hasta que crecí y dejó de importarme. Ahora
que vienen a mí memoria estos recuerdos, me doy cuenta que no recuerdo
absolutamente nada. Y tratando de recordar un poco de mis estudios, mi mente se
queda en blanco, es impresionante como sólo pasan los años y voy avanzando y me
empiezo a cuestionar, ¿Pero realmente estoy avanzando? Para mí, antes la
escuela era algo que me encantaba, era un escape de mi casa y quería siempre
ir, llegar y hacer la tarea y sacar buenas calificaciones que mantuvieran
contentos a mis papás; pero llegó el momento que temía por tanto tiempo,
escoger una carrera universitaria, desde niña dije que quería ser maestra, era
algo que me apasionaba, me encantaba jugar con mi primos, donde yo era la
maestra y les enseñaba las clases y siempre fue ese mi sueño, pero a mí papá no
le encantaba tanto la idea, porque decía que era una carrera “mediocre” que no
me llevaría a nada. Tenía una prima que estudió para maestra, tenía años que se
había graduado, pero no lo ejercía porque no había trabajo, es increíble cómo
ella misma se acercó a mí y me dijo que mejor estudiara otra cosa y le hiciera
caso a mí padre. No me quedó de otra y me metí a otra carrera. Estuve ahí dos
años, aburrida, sin gustarme, pero tenía que terminarla porque la escuela era
el regalo que mis padres me estaban dando y no podía desaprovechar tener ese
privilegio, que muchos que no tienen la oportunidad y lo estuvieran deseando. En
esos dos años pasaron tantas cosas, odiaba la escuela y me preguntaba constante
en dejar de estudiar, pero eso no era opción. Hasta que un día decidí tomar valor
y me mudé de con mis papás. Conseguí un trabajo y a los días de ya no estar en
casa dejé la carrera y me empecé a mover para estudiar lo que realmente siempre
quise ser. La UPES me abrió las puertas, a pesar de que me había metido ya casi
para iniciar el ciclo escolar, sin presentar el examen, ni nada, estaba
contenta por qué al fin era lo que quería; pero últimamente ya no creía tener
las mismas ganas, sentía que no sabía qué hacer, finalmente estaba donde quería
estar, pero me sentía cansada. Y no podía dejar de trabajar. ¿Porque cómo
viviría? ¿Y cómo pagaría mis estudios? He tenido que sacrificar tanto para
obtener lo que quiero que ahora que lo tengo me pregunto ¿Si realmente valió la
pena?
Pensé
por un tiempo en dejar la escuela, dedicarme a únicamente trabajar, pero pasó
algo que me hizo cambiar de opinión, en mi trabajo hay una señora que lleva ahí
15 años, eso no es lo que me impresionó, ya que varios tenían también muchos
años en la empresa, no más que ella, pero sí bastantes, la diferencia era que
los otros compañeros tenían puestos importantes, más altos, donde ganaban
muchísimo más, me cuestioné por qué si la señora que tenía, .incluso, más
tiempo que ellos y obviamente sabía más ganaba menos. ¿Por qué no tenía los puestos
que tenían ellos? Un día decidí pregúntale y la respuesta era una que me
esperaba, pero tenía la esperanza que no lo fuera, pues según yo estaba
decidida que la escuela ya no me ayudaría en mi vida, su respuesta fue: ellos
cuentan con carrera terminada, lo cual hace que con facilidad puedan subir de
puesto, en el que estamos ahorita el requisito mínimo es la secundaria y es
hasta donde yo pude estudiar, así que jamás dejaré de trabajar aquí. Me quedé
callada, no supe que responder, era algo que ya me esperaba, pero fue un golpe
de realidad tan fuerte, era verdad lo que decía. Yo no quería estar siempre en
el mismo puesto, yo quería ser más. Me puse triste por pensar en dejar de
estudiar y me pregunté ¿Qué diablos estás haciendo? No me podía rendir ahora
que sentía que podía lograr tantas cosas y, sí, probablemente, no consiga trabajo
como tanto me lo decían, porque siendo sinceros no hay trabajo de nada, pero
poco a poco y con esfuerzo, con el paso del tiempo se pueden lograr las cosas.
El punto es no desesperarse y tener fe en las cosas por las cuales te aferras,
luchar por tus sueños y siempre seguir avanzando.
En algo
creo que tenían la razón mis papás, “El estudio es lo más importante”. O, por
lo menos para mí, ahora lo es
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