“La educación sigue siendo el alma del progreso de nuestro país. Es una herramienta esencial para construir un México más justo y equitativo”
EL LARGO CAMINO DE
LA EDUCACIÓN EN EL TERRITORIO MEXICANO
Carlos Eduardo Quintero López
La historia de la educación en México es, en muchos sentidos, como un viaje lleno de cambios que ha ido transformando al país. A lo largo de los años, muchas personas han puesto todo su esfuerzo y dedicación para crear un sistema educativo que pudiera adaptarse a las necesidades de la sociedad y, más importante aún, convertirse en uno de los pilares que construyen la identidad de México.
Época Prehispánica
Pensemos por un momento en cómo era la educación en tiempos prehispánicos. No cualquiera tenía acceso a ella. Los mexicas, por ejemplo, tenían dos tipos de escuelas muy marcadas: el Calmécac para los hijos de nobles y líderes, donde se formaban futuros sacerdotes y dirigentes, y el Telpochcalli para el resto, donde los jóvenes se entrenaban, principalmente, para ser guerreros. Era un sistema estructurado, pero muy selectivo.
Cuando los españoles llegaron, todo cambió. La educación pasó a ser controlada por la Iglesia, y su principal objetivo era la evangelización. En este contexto, figuras como Fray Pedro de Gante se destacaron. Él, con un compromiso admirable, fundó las primeras escuelas para los pueblos indígenas, pero, por desgracia, la educación seguía siendo limitada. Las élites criollas y peninsulares eran las que más se beneficiaban, mientras que los demás tenían muy pocas oportunidades de acceder a un conocimiento más amplio.
Este cambio de época, de un sistema educativo centrado en la clase social y la guerra, a uno enfocado en la evangelización, sentó las bases para los retos que vendrían después.
Independencia mexicana
Cuando México logró su independencia, no sólo celebramos un nuevo comienzo político, sino que también nació un sueño muy ambicioso: el deseo de que la educación estuviera al alcance de todos. Imaginen a líderes como Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora, que se pusieron a pensar en un país donde la educación no estuviera atada a creencias religiosas, sino que fuera laica y gratuita. Era un sueño hermoso, pero la sombra de la Iglesia seguía siendo un obstáculo grande en ese camino.
En este escenario, aparece Justo Sierra, un hombre con una visión clara y audaz. A finales del siglo XIX, se dio cuenta de que la educación en México necesitaba cambiar. No sólo se trataba de enseñar datos y números, sino de formar ciudadanos que pensaran por sí mismos y se comprometieran con el bienestar del país. Gracias a su empeño, se creó la Secretaría de Instrucción Pública y la Universidad Nacional de México, instituciones que sentaron las bases de lo que sería una educación más inclusiva.
Sierra entendía que el futuro de México dependía de que todos tuvieran acceso a una educación de calidad, que no sólo llenara sus cabezas de información, sino que también cultivara valores y principios. Esa visión transformadora sigue siendo relevante hoy en día, recordándonos que educar no es sólo un deber, sino un acto de amor hacia nuestra sociedad.
Así que, cuando pensemos en la Historia de la Educación en México, recordemos a estos personajes que, con su esfuerzo y dedicación, nos dieron las herramientas para soñar con un futuro mejor. La educación, al final, es un camino que todos debemos recorrer juntos.
Revolución mexicana
Con la Revolución Mexicana, el país se encontraba en un punto crucial. No se trataba sólo de una lucha armada por la justicia social, sino de un deseo profundo de transformar a México desde sus cimientos. En este contexto, la educación emergió como una herramienta fundamental para construir un futuro mejor. La Constitución de 1917 fue un hito en este camino; al establecer que la educación debía ser gratuita, laica y obligatoria, se reflejaba el anhelo de los revolucionarios por crear una sociedad más equitativa.
Uno de los personajes más destacados de esta nueva era fue José Vasconcelos. En 1921, fundó la Secretaría de Educación Pública (SEP) y se dedicó con fervor a llevar la educación a todos los rincones del país. Vasconcelos no sólo quería que la gente aprendiera a leer y escribir; su visión iba más allá. Creía en la necesidad de formar ciudadanos íntegros, que tuvieran una fuerte identidad cultural y valores sólidos. Gracias a su empeño, se construyeron escuelas rurales que ofrecieron a muchos la oportunidad de aprender, donde antes no había nada.
Luego, ya en el siglo XX, llegó Jaime Torres Bodet, un hombre que dejó una marca imborrable en la educación mexicana. Bajo su dirección, se creó la iniciativa de los libros de texto gratuitos. Esta idea fue revolucionaria en su tiempo, ya que se buscaba que todos los niños, independientemente de su contexto económico, tuvieran acceso a la misma educación. Estos libros no sólo proporcionaron información; se convirtieron en un símbolo de equidad y democratización del conocimiento en México.
Así, la educación, impulsada por figuras como Vasconcelos y Torres Bodet, se convirtió en una fuerza transformadora. Se trataba de un esfuerzo colectivo para asegurar que cada persona, sin importar su origen, tuviera la oportunidad de construir un futuro brillante. Hoy, cuando miramos hacia atrás, es importante reconocer cómo estos cambios han moldeado no sólo nuestras instituciones educativas, sino también la identidad y el rumbo de nuestro país. La educación sigue siendo el camino hacia una sociedad más justa y un México en el que todos tengamos un lugar.
Además, las Escuelas Normales, donde se formaban los maestros, jugaron un papel clave en esta etapa. Estos maestros, especialmente en las zonas rurales, llevaron la luz de la educación a los lugares más apartados del país, convirtiéndose en los verdaderos héroes del sistema educativo.
Reformas
En las últimas décadas, México ha vivido reformas educativas centradas en mejorar la calidad de la enseñanza y la formación de los docentes. En 1993, se reafirmó que la educación debía ser laica, gratuita y obligatoria, sumando un compromiso con la calidad mediante evaluaciones y capacitación para maestros, reconociendo su papel esencial en el sistema educativo.
La Reforma Educativa de 2013, impulsada por Enrique Peña Nieto, generó controversia al proponer la evaluación de maestros como herramienta para elevar la calidad. Sin embargo, esta idea enfrentó una fuerte resistencia de los sindicatos. En 2019, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador revirtió la reforma, enfocándose en el desarrollo continuo de los docentes en lugar de evaluaciones punitivas. Así, se destaca que la educación requiere un compromiso auténtico con la formación y el apoyo a los educadores, quienes son clave para el futuro de las nuevas generaciones.
Un constante crecimiento en la educación
A lo largo de los años, la educación en México ha sido un viaje lleno de altibajos, un proceso que refleja tanto los desafíos como los logros alcanzados. Figuras como Justo Sierra, José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet jugaron un papel crucial en la construcción del sistema educativo, cada uno aportando su visión y compromiso con el poder transformador de la educación.
A pesar de que el camino ha estado lleno de obstáculos y todavía enfrentamos retos significativos, la educación sigue siendo el alma del progreso de nuestro país. Es una herramienta esencial para construir un México más justo y equitativo, donde cada persona tenga la oportunidad de desarrollarse y contribuir a su comunidad. Es fundamental recordar que, aunque hay mucho por hacer, cada paso hacia adelante en la educación es un paso hacia un futuro más brillante para todos.
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