15 de Mayo, Día del Maestro


“Las alumnas y alumnos de la UPES fueron por el gusto de aprender de la sabiduría del Dr. Alcántar. Y también, como dijo Briana, “Para acompañar a nuestro amigo, el Dr. Luis Enrique”



 


CHARLA DE LOS CUARENTA…Y HOY

 

José Manuel Frías Sarmiento

 

En mayo del presente, el 13 de los corrientes, dirían los sabios sin título y muchos sin escuela, viejos horcones del medio, del antiguo San Pedro, Navolato y del ya viejo El Aguaje, Pericos, Mocorito, el casi nadie, escritor de la Narrativa Lateral, amigo y compinche literario, Luis Enrique Alcántar Valenzuela, tuvo a bien disertar (para los académicos) una agradable y atípica ‘conferencia’, en la Sala Rina Cuellar de las Instalaciones de la SEPyC. Ante un aforo impresionante, pletórico de mentes lúcidas, la mayoría, y otras cuantas desbalagadas, como la mía, tuvimos la dicha de presenciar un acto inédito, por lo escaso, en el que salió a relucir la persona, por encima del sujeto profesional atado a los grados y a los puestos que, por desgracia, en estos andares burocráticos definen, más que construir y explicar a quienes los ostentan. Con palabras y gestos llenos de simbolismo que algunos, espero, alcanzaron a comprender, el Ex de la Normal y de la ENEES, Luis Enrique Alcántar se aventó dos que tres verdades, sino absolutas, casi verosímiles, entre las que con astucia coló dos que tres jiribillas que, a los que tenemos barrio y barro pegado en los tobillos, nos regocijó escucharlas en ese ambiente sacro de la cultura pedagógica. Una parvada de plebes de la UPES lo escucharon y miraron casi con mayor arrobo que al otro Luis Enrique, al que apenas la cachucha se le vio, allá en las inmediaciones de la entrada, para salir juido al escuchar el ¡Gracias! Que daba fin a la charla de su padre, el mero mero de la filosofía educativa en Sinaloa. Una de las chamacas casi lloró porque no alcanzó a tomarse una foto con el Chiquete, el antiguo Toy, quien, para no emborucar, más de lo que estaba a su apá, mejor tomó las de Villadiego y puso pies en polvorosa, antes del tercer canto del gallo que anunció la negación del que luego fuera piedra angular de una universal asamblea. Pocas, pero privilegiadas miradas tuvieron la dicha de verlo y más pocas, todavía, la fortuna de comprenderlo; me refiero al padre y no al vástago Luis Enrique que ya se iba, mientras el otro, su progenitor apenas regresaba del recorrido astral que se acababa de fletar sin los honguitos de la Sabina, ni el peyote de Don Juan, vamos, sin siquiera un trago de Ayale con el Sauza Blanco que aliviaba los dolores de espalda a los compas de los ranchos de los que venimos el Dr. Luis Enrique y quien suscribe la presente. Juan Luis, mejor conocido como Dionisio, dijo con la cara ladeada y la mirada en lontananza, que el Dr. Alcántar había disertado con cierto aire de tinte japonés, y no sólo por el Murakami que no se le cae del verbo literario que se machuca, sino por los puntos que marcó y marcaron su trayectoria en estos andares perfilados por el Machado y cantados por el Serrat, a los que también, cómo chingados no, integró a su coloquial disertación, como así la catalogaron los Chavos y Chavas de la UPES, ya en la frescura de las aulas de la Unidad Culiacán, porque en la Cuellar, los aires no alcanzaron a refrescar el calor que la plática le aportaba al ambiente caluroso por esta méndiga Tormenta Solar que nos manda llamaradas que nos exprimen el sinaloense sudor que nos cargamos. Bueno, pues, el Dionisio dijo eso del concepto japonés en el verbo del Dr. Luis Enrique, en alusión a la referencia del Deporte, la reflexión, la lectura y la escritura y la soledad y el aislamiento para encontrarse y producir un poco de lo que a varios molesta y a muchos nos encanta escucharlo, cuando tenemos chanza de coincidir con un General de la sabiduría del rancho matizada en los rudimentos de la Metodología de Kunt, Lakatos y Bachelard, por decir algunos de los que me acuerdo… o porque no me acuerdo de más. Karlita abrió, un poquito más sus ojos cuando, al saludarlo, el Dr. Alcántar le dijo que la lee en el Blog Cuentos y Relatos, lo que, situados en un contexto idóneo, pudo sonar a Blof politiquero o uno de los típicos clichés para faulear y salir airoso del momento; pero no, el compa Luis Enrique lo dijo de verdad y, como para muestra basta un botón, ahí nomás bajita la mano, proyectó una diapositiva con una entrada del Blog. Y para acabarla de fregar, más delantito, hasta mencionó al Tal Frías, de quien dijo quién sabe qué cosa, pero que ahí estaba perdido entre la bola, sin que muchos supieran que por ahí andaba; pero sí lo escucharon porque luego, ya en el script de los abrazos y de que todos queremos una foto con el muchacho de la película, una de las que mandan, miró al tal Frías y hasta le dijo que qué gusto de verlo y que le felicitaba por lo que hacía en pro de la lectura y la cultura literaria y educativa. Yo creo que, a pesar de hace años haber trabajado juntos en una escuela, se dejó llevar por lo dicho por el Dr. Luis Enrique y por la emoción de la parvada de plebes que llenaron el proscenio, al tomarse una foto con el mero galán del momento estelar en estos festejos del Magisterio Sinaloense, a los que el Dr. Alcántar engalanó de verdad, como él y los grandes lo saben hacer, calladitos y con voz fuerte, por lo segura y argumentada con acciones y decires reflexivos, al estilo de la gente de rancho, porque, como dijo Hugo el del Martincito, ‘cuando supe que era de San Pedro, se me aclaró todo, porque así hablan los de por allá’.

En resumidas cuentas, nomás la cuentas, es de decirse y se dice, como dicen los leguleyos, que la Conferencia, para los registros, Charla y Cotorreo para nosotros, en la realidad real, fue una grata y educativa experiencia, por lo aleccionadora que para muchos lo fue y lo sigue siendo, como ahorita que la escribo y luego tú cuando la leas, en este momento, diferido del mío, pero coincidentes en la mirada lectora que nos trasporta al recuerdo del memorable momento vivido en la Cuellar de la SEPyC; por lo que, en corto, pero después, le pedí al Dr. Luis Enrique que, de compas, fuera y la reciclara en el Auditorio Mercado Machado para la plebada de la Unidad Culiacán de la UPES. Quedamos en eso, si las Autoridades daban su venia y lo invitaban, como seguro estoy lo harán, para escuchar de viva voz la travesía por cuatro décadas de un egresado de nuestra Universidad. ¡Ah, y cómo no lo contaría! Ya al ir por los pasillos para afuera, una señora bien vestida y con aparente buen sueldo nominal, dijo, no preciso bien el tono, mirando a la veintena de alumnas y alumnos de la UPES que se tomaron la foto con el Dr. Luis Enrique Alcántar Valenzuela, Ex Director de la ENS: “¿Y por qué no invitaron a las alumnas de la Normal? Sin saber, ella, que las alumnas y alumnos de la UPES fueron por el gusto de aprender de la sabiduría del Dr. Alcántar. Y también, como dijo Briana, “Para acompañar a nuestro amigo, el Dr. Luis Enrique”.


Comentarios

Estimados amigos, mis cuatro lectores que leen sin comentar, paso nada más a dejarles una breve nota informativa de una charla que dio un toque personal a los festejos del Magisterio en Sinaloa. Ojalá y se replicaran por todos los ámbitos estos ejercicios narrativos que develan el trayecto de la trayectoria que construye y forma a la persona que interactúa con los otros en un intento por ayudarles en su formación.

Saludos y pronto, si el Dr. Alcántar lo decide, leerán aquí un poco de lo que en la Cuellar se quiso decir. Y se dijo. Saludos, su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
LEA-v dijo…
El Tal Frías. Nuestro maestro. El amigo. El incansable promotor, impulsor del pensamiento lateral, a través de la lectura/escritura -y lo que traes arriba de tus hombros-; sigue dándonos sorpesas a todos. Vean esta pequeña, pero llegadora/emocionante narrativa de un contexto institucional, donde se llevó a cabo una conferencia, en donde lo que más se movilizó fueron los neurotransmisores, que como lo dije (y lo sigo diciendo), no alcanzaba a comprender/entender por qué se activavan y por qué demonios sentía lo que sentía. Qué grande es nuestro amigo y maestro. Yo, agradecido y recuperámdome de los ladrillazos emocionales que viví ayer en la mañana. Es un texto muy lindo y llegador. Espero púedan leerlo.
Estimado Dr. Luis Enrique, los ladrillazos agradan cuando son emocionales y sacuden las dendritas en sinapsis neurotransmisoras cuyas interacciones muchos ni siquiera alcanzamos a comprender; pero si la reflexión viene con el afecto y el lenguaje fraterno y coloquial sucede que hasta los témpanos cosificados empiezan a tramutar y permiten emerger a la persona que aprisionan.
Así fueron sus 40 y más de ayer allá en la Cuellar de la SEPYC, cuando el verbo perfiló verdades, mostró la sutileza de la verdadera formación y aventó y recibió ladrillos, algunos terminados en ...azos y otros semejantes a piedritas y terrones de los surcos munificos de San Pedro, Navolato.
Su Charla fue amena y educativa. Y sentó una mojonera intelectual que ojalá y muchos más se atrevan a superar.
Saludos y un abrazo de su compa JM El Tal Frías S
Marcelo Tolosa dijo…
Epale ! “GPI” como dicen los plebes. Excelente redacción literaria sobre el evento, Master Frías, no podía esperar menos de Usted. Y de la Pluma Pesada, el Dr Luis Enrique, que gusto verlo galanando los salones e inspirando a los futuros docentes con sus cátedras. Les mando un saludo.
Gracias compa Tolosa,
Ya no se le invita porque Usted solito se apartó de la Clicka,
y ya no lee, ni comenta y la última vez que lo invitamos tampoco asistió.
Y eso nos aconseja ser prudentes
Pero que bueno que se deja ver con su comentario para saber que está bien
Eso nos da gusto y esperamos otra vez sus comentarios
Saludos
Marcelo Tolosa dijo…
No'mbre Master Frías! Ya sabe que aquí andamos firmes como soldados con la clicka. A veces interfieren los temas laborales y hay andar al tiro. Pero aquí andamos. Saludos.

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