“Todos, o casi todos, los que amaste estábamos allí para ti, pero tú no estabas. Jamás te diste cuenta del llanto de los ojos de tu tío José que nunca llora”



 



ESTAR SIN TI

 

María Madrid Zazueta

 

No puedo contener este mar de llanto al pensar en ti, mi amado primer maestro y aprendiz. Mi pequeño ser de luz y de alegría. Autor sin conciencia de este profundo dolor y frustración que has dejado en mí, en nosotros, en tu madre que aún te espera llena de rabia y de amor que se revuelven cuando piensa en ti. En tu corta vida, en tus grandes aspiraciones, en tus ambiciones inconclusas. Mi amor, tu muerte, tu desaparición de este mundo no es algo que terminemos de aceptar. Todos los velorios son tristes. Todas las muertes duelen, a unos más que a otros. Pero, en esta muerte no ha habido un cuerpo que acompañar. Tu primer aniversario fue en conmemoración a tu vida, porque es lo que nos tocó conocer. De tu muerte, aún nos preguntamos ¿dónde estás? ¿Por qué tú? ¿Por qué…, por qué, por qué…? Infinitamente muchos por qué sin respuestas. Nadie a quién reclamar, para el Estado fuiste un caso más de desaparición. Un número en la estadística de desaparecidos. Una persona joven que tomó malas decisiones de las que ya no tuvo tiempo de aprender. Ignoran tu carisma y simpatía, tu historia a las autoridades no les viene al caso. No importan las múltiples alegrías que nos dio tu nacimiento, los muchos momentos en que fuiste el centro de atención por tu precoz forma de tratar a los adultos como tus iguales. No les importa que fuiste mi chaperón, y yo tu tía. Mi primera persona a alfabetizar, muchos años antes de dedicarme a la docencia. Mi primer gran responsabilidad cuando tu madre te dejaba a mi cargo. Las muchas ocasiones en que tu curiosidad me hacía reír y avergonzarme porque nada se te escapaba; ese anciano durmiendo en la silla del IMSS esperando su turno; ese joven con su cabello esponjado como árbol que se subió al camión. Esa mujer pequeña, casi de tu tamaño, que no dejaste de mirar hasta que perdió entre la gente. Esa confrontación con tu tía por usar el cinto de tu mamá en plena Obregón, ella entre sus compañeras de la escuela, buscando la forma de convencerte de que no era el de tu mamá, que era un cinto parecido. A tu padrino cuando se acercó a abrazarte y darte un beso a la mejilla, al que respondiste diciendo que apestaba mucho e hiciste una gran pausa para agregar, a ‘perjume’.  En tu primer aniversario, y nuestro día de conmemorar tu vida, estuvimos todos allí, en ese pequeño y cálido lugar de Mazatlán, frente a la playa. En la arena llena de velas, de luces cálidas, que se hacía más cálida con la puesta de sol roja y dorada que nos regaló esa triste tarde en que comimos un poco de tus gustos como la hamburguesa, el ceviche, las tortillas de frijol y unos panecillos. Escuchamos algo de tu música, nos reímos con tus fotos y videos. Miramos llenos de llanto y con la piel chinita ese video con la canción materna de tu mamá y tú, Retoño mío. Todos, o casi todos, los que amaste estábamos allí para ti, pero tú no estabas. Jamás te diste cuenta del llanto de los ojos de tu tío José que nunca llora. De que tu tío Manuel por contener el llanto se nos estaba ahogando porque no podía respirar, hasta que tu niño Gil le pegó en la espalda y le levantó las manos, mientras los demás cercanos a él le echábamos aire; no escuchaste a tu madre rogándole respirar y que no nos dejara. Es que a los hombres de nuestra familia les cuesta mucho llorar. Tú tío dijo que no quería hacer el ridículo y por eso se aguantó todo lo que pudo. Pero, cuando todo parecía terminar, y al final del evento abrazó a tu madre no pudo más, y en lugar de llorar como los demás se empezó a ahogar. Gran susto nos llevamos; con este ejemplo considera que sus regaños que quizá te pudo dar alguna vez, fueron por amor y preocupación.

Mi amor, sueño con el día en que te volveré a ver junto a tu madre, junto al mar. Me alegrará verte sano, verte lindo y sonriente con tus ojos chinos y tus mil tatuajes indescifrables. Espero entonces tener una fórmula para limpiarte la piel y te reconozcas cómo eres sin ellos. Estaré allí para ti, mi amado sobrino. Que Dios te tenga en su memoria cuando resucite a los muertos. Que te acompañe la bendición de tu madre y el amor de tu tía.

Esta es la bendición de tu madre
Nunca olvides a Dios

Ni un momento
Adorando por siempre
Al señor del Universo

(…)

Retoño mío
Esta es la bendición de tu madre
Recordando a Dios
Todos los errores son purificados
Y todos nuestros ancestros
Son acogidos y salvados
Siempre canta el nombre de Dios

Dios está en tu interior
Dios es infinito
Que el verdadero gurú te sea amable
Que ames estar en compañía de santos
Que tu prenda de vestir sea la protección de Dios
Que tu sustento sea el canto de la alabanza de Dios
Bebe el néctar del nombre de Dios y vive una larga vida
Que la meditación en Dios te traiga dicha incesante
Que el amor sea tuyo propio y tus deseos se cumplan
Que la preocupación nunca te consuma
Haz de tu mente el abejorro
Y que los pies de loto de Dios sean la flor
Oh sirviente Nanak, ata tu mente de esta manera
Como el gavilán encuentra la gota de lluvia y prospera
Como el gavilán encuentra la gota de lluvia y prospera
(Canción RETOÑO MÍO, Snatam Kaur)

Comentarios

Estimada María, a todos nos duele la ausencia de algún ser querido, por desdicha, en nuestro país y en nuestro estado las personas “desparecen” así como si nada y nunca se vuelva a saber nada de ellos. Sólo el recuerdo los mantiene presentes en el corazón y en la mente de quienes jamás olvidarán su ausencia.
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Estimada Maria, Usted siempre con esa facilidad con las letras. Se lee tan natural como si fuera un dialogo por mi cabeza, y en este caso, no puede ser mas cierto que cuando se va una persona que tanto queremos. Voy a tener que regresarme a leer sus escritores anteriores, siempre hay algo que aprender y disfrutar. Le mando un saludo.
GILBERTO MORENO dijo…
Un bello canto al recuerdo y a la memoria del niño que motivó mi instinto de padre. Se siente su ausencia, se recuerda su infancia, su alegría, su dinamismo, su personalidad y misticismo.
Lo que para las autoridades solo eres fría estadística, para los que te amamos serás siempre el recuerdo de un corazón libre. Hasta el cielo mi peque.
con cariño. Gilberto Moreno

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