“Andar de puntillas por la vida, sin querer que tus zapatos hagan ruido. No querer mostrarle al mundo tu desnudez. ¿Cuál es el miedo? Si nos van a rechazar, al menos que sea por ser auténticos”
ME ATERRA ESTAR DESNUDA
Briana Sarahí Velarde Martínez
“El verdadero test
de un hombre es la desnudez. Aquí, en este sentido, no nos referimos a desnudez
física, sino a la desnudez del alma”.
Me parece valiente aceptar el temor que siento por mi desnudez, pero es un acto de amor propio el ser honesta conmigo misma, aceptar que la desnudez es una forma de filosofía de vida. No miento al decir que ha sido difícil llegar hasta aquí, pasando por todas esas noches en las que los pensamientos se apoderan de tu mente y la hacen estallar. A mí me gusta llamarle reflexión.
Confiar en uno
mismo siempre resulta ser todo un acertijo, algo que no muchos desciframos
todavía. Con algunas letras, palabras, pero no comprendemos la esencia. Cuando
los retos se asoman, indudablemente pronosticamos la caída.
En lo personal, a
veces disfrutar el proceso me cuesta mucho, porque siempre escucho una voz
dentro que me grita: “¡Sólo tiendes al retroceso!”. Por eso, me reconozco a mí
misma con mi desnudez a flote, todo lo que he avanzado, lo he hecho teniéndome,
como mi propia enemiga. Y eso, ¡vaya que es un obstáculo para llegar a la cima!
No me había
percatado de que iba desnuda por la vida, hasta que un tal JF muy querido y admirado me dijo:
“Adán no se daba cuenta de su desnudez hasta que alguien le señalo que iba por
la vida así”. Quizá todo sería más sencillo si no tuviéramos miedo de andar por
la vida al desnudo, conocernos y expresar lo que sentimos. Yo lo deseo tanto
porque me dicen que nunca lo lograré. Las personas que me lo dicen muestran sus
límites, no los míos. Yo no sé muchas
cosas, es verdad. Digo sólo lo que conozco, lo que he visto y ése es el
problema. Andar de puntillas por la vida, sin querer que tus zapatos hagan
ruido. No querer mostrarle al mundo tu desnudez. ¿Cuál es el miedo? Si nos
van a rechazar, al menos que sea por ser auténticos.
Un error, un vacío
o, incluso, un hoyo es en el que caigo recurrentemente, por escuchar que me
acerco a ciertas personas para avanzar. ¿Es malo eso? No quiero que me señalen
por ambicionar, prosperar y no subsistir sólo en la ignorancia. Pero quien
no tiene enemigos, tampoco tiene talento.
Nadie es culpable
de los obstáculos que encuentran en sus vidas, pero somos totalmente
responsables de cómo nos liberamos de ellos.
Admito que me
obsesioné con la desnudez, con el despertar de conciencia que tanto he percibido
y letrado. Obsesionada con alcanzar el potencial que tanto deseo. Los dolores,
el miedo, el fracaso sólo nos hacen más fuertes, valientes y sabios. Eso que
creemos malo, en realidad son nuestros grandes maestros.
Mis maestros de la
vida, con seguridad digo que han sido los muertos, el legado y experiencia que
nos han dejado. El susurro de sus voces ancestrales, resuenan, aunque ya no
estén, son maestros en la danza del tiempo que nos guían con sabiduría a lo
perdurable.
Siempre he sentido
admiración por aquellas personas que la vida me va presentando. Desde que entré
a la universidad he descubierto algunas. Les tomé aprecio y mucho cariño.
Ver la fe que
ponen en ti, el que ellos se identifiquen contigo; es también un compromiso, el
no querer aceptar el papel que tienes. Y tal vez ése es el error. No querer
aceptar que posees un papel en el mundo, aunque aún no se descubra cual es.
Perdón pido,
principalmente a mí, por no querer aceptar la desnudez que impregna mi cuerpo,
por considerarme ajena a este organismo que me mantiene. A veces, quiero que la
impetuosidad se apodere de mis acciones, para impregnarme del mundo.
Curiosamente, esos toques me dan cuando tomo café. Obligarme a tomar un pequeño
sorbo de café cada que haga algo, se ve increíble.
Cotorrear con
personas sabias, inteligentes o intelectuales se ve lejano de cierta forma, no
imposible. Me gusta la representación en que se designa a la charla “Cotorreo”,
porque me siento como un pequeño cotorrito a punto de empollar. Los
acercamientos que ya he tenido se han sentido como la gloria. Pues hace poco
crucé palabras con mi buen amigo el Dr. Luis Enrique Alcántar Valenzuela, me
gusta pensar que lo es, jaja. Aunque fueron pocas, se va construyendo una base
sólida. Algo en él me inspira bastante,
tal vez porque se mezcla mucho entre la chaviza.
Maestros que poco
a poco me ayudan a quitar las vendas de la vista, del cerebro. La educación me
empapa, los procesos de enseñanza se hacen presente, los proyectos para
gestionar, intervenir no sólo en la educación, sino que también en tu vida
personal. Se entreteje una telaraña irrompible.
Es maravillosa la
educación, y más cuando no la divisas desde lo estético, cuando empiezas a
profundizar en lo que sucede desde su interior.
Estoy jodidamente
agradecida por las mentes que se encuentran en mi vida, no tienen límites.
Donde te sientas
con la libertad de andar al desnudo sin que te dañe la hostilidad del mundo.
Ahí es.
¿En quién nos
convertimos al aceptar la desnudez?
Vivimos en un
mundo donde la mediocridad se ha vuelto normal. Un mundo donde la sociedad nos
obliga a ser conformistas. Un mundo donde los grandes sueños son aplastados por
mentes pequeñas, porque no existe sueño pequeño. Estamos aquí para aceptar
nuestras versiones. Porque estamos hechos para más, a pesar de que nuestra
propia mente nos limita y nos contradice.
Comentarios
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Saludos Briana, siempre deisfruto tus epxresiones literarias.
Un saludo de su amigo Gilberto Moreno
Bsos, gracias saludos y tqm. <3
He de admitir que fue trascendental reconocer lo que yace en este texto. Pues simple y sencillamente era necesario aceptarlo. Me agrada bastante la honestidad y la reflexión, pero a como lo comenta mi amigo Gilberto, "Muchas veces no se puede ser honesto" es un arma a favor o en contra. Pero, el reconocer aspectos de tu vida, lo que aterra es necesario para tu evolución.
Mstra. Mónica, Muchas gracias por su admiración, el sentimiento es recíproco.
Mastro. Y amigo JF. Gracias por el comentario, en verdad es valioso, ya se lo comente, impulso a seguir.
Estimado, Gilberto, Gracias por su noción acerca de los textos que con cariño redacto, no solo para mí, sino también para ustedes. Tenga por seguro que valoro y abrazo con cariño cada comentario.
Amigo, Hugo. Es justo lo que haré, permitirme andar al desnudo por la vida, quizá, ese es el toque que le falta a mis días. Valoro tu comentario. tq..
Un saludo. Nos estamos leyendo y comentando. Su amiga y colaboradora Briana Sarahí Velarde Martínez.
La pregunta final sobre la aceptación de la desnudez invita a reflexionar sobre la transformación personal que ocurre cuando nos permitimos ser vulnerables y auténticos. Además, la crítica a la mediocridad y la conformidad social resalta la importancia de perseguir nuestros sueños y aceptar nuestras propias versiones en un mundo que a menudo nos limita!!! Podría ser triste, pero tú elijes cuál será el siguiente paso!!!
Felipe✌️