Primer Concurso de Cuento Universitario 12


“Hola Samara ¿si tuvieras la oportunidad de viajar a alguna parte del mundo, a dónde irías?” 






MI VIAJE POR EL MUNDO

 

Gloria Estefanía Ramírez Rodríguez

 

Mi día empieza a las 5 AM. Como es de costumbre me cuesta demasiado levantarme de la cama y cuando, finalmente, logro hacerlo me quedo sentada en la orilla de la cama viendo un zapato por un par de minutos. Cuando veo el reloj y observo que como siempre ya se me había hecho tarde. Pego un salto de la cama y corro a cambiarme, a toda prisa tomo mi bicicleta y me dirijo a la cafetería en la cual trabajo, al llegar no podía faltar el regaño de mi jefe por llegar tarde, no para de repetirme una y otra vez que debo ser más puntual, no hay día en que no me diga lo mismo, ya debería haberme despedido, pero prefiere seguirme castigando con que trabaje en el negocio de la familia. Sí, mi jefe es mi papá.

No hay nada emocionante en el trabajo, sólo me paso horas y horas escuchando los problemas ajenos de los clientes que llegan a platicar con sus amigos o familiares.

Llega la hora de cerrar, después de una jornada muy larga, me dirijo a mi casa a hacer mi cosa favorita “nada”, me apresuro a saludar a mamá y corro a mi habitación para ponerme mi ropa de vagabundo, se llega la hora de dormir, me recuesto en mi cama, cierro los ojos y de nuevo suena la alarma a las 5 AM Sí, mi vida se volvió muy rutinaria. Día con día, se repiten las mismas secuencias, sin nada más relevante que el día anterior.

Hoy, cuando estábamos a punto de cerrar la cafetería, llega una ancianita y me pregunta

-Hola Samara ¿si tuvieras la oportunidad de viajar a alguna parte del mundo, a dónde irías? 

No pude evitar reírme de una forma burlesca y contestarle: -si en 23 años nunca he salido de esta ciudad, sería imposible que viajara a otro país.

 -Nuevamente me preguntó ¿A dónde irías? Sólo imagínalo.

Ya un poco molesta, le contesté: -¡Señora no me sirve de nada imaginar si sé que nunca pasará!

Me miro con una carita un poco triste y procedió a marcharse, antes de salir por la puerta volteó a verme y me dijo: -¿A dónde viajarías? Y se marchó

Sólo pude pensar “Qué señora tan fastidiosa” y proseguí a terminar mis labores en la cafetería para poder cerrar e irme a mi casa. Al llegar a casa y estar por concluir mi día, acostada en mi cama, recordé la pregunta que esa ancianita me hizo y me pregunté ¿A dónde viajaría si tuviera la oportunidad de hacerlo? Realmente no tenía una respuesta ante esa pregunta, recordé que entre mi cajita de recuerdos tenía una lista de “Lugares a los que viajaré cuando sea grande”. Esa lista que realicé a mis 6 años y quedo en el olvido, procedí a buscarla y al encontrarla noté que el primer destino que tenía en mi lista era Río de Janeiro, Brasil.

-Un sueño imposible, me dije. 

Procedí a pegar esa lista en la pared de mi cuarto con unos pequeños pedazos de cinta, miré el reloj y noté que era tarde y me dirigí a mi cama para dormir, no pude evitar pensar en ese primer destino que tenía en mi mente “Río de Janeiro”. Cerré los ojos y cuando logré conciliar el sueño, a lo lejos escuché que mi celular empezó a sonar una y otra vez, ya un poco molesta preguntándome ¿Quién podría interrumpir mis dulces sueños? Con los ojos aún cerrados, busqué mi celular en el buró hasta que lo encontré y sin ver quien era contesté y una voz me dijo:

 -Hola hija ¿Cómo te va?

-Bien papá ¿y a ustedes? 

-Bien, también, ya te extrañamos, suerte en tu viaje, disfrútalo mucho, te lo mereces, disfruta Río de Janeiro, Adiós.

¿Dijo Río de Janeiro? Creo que mi papá está un poco ebrio, Me froté los ojos para despertarme mejor, al abrirlos noté que no estaba en mi habitación, estaba en otra que parecía de un hotel. ¿Dónde rayos estoy? Me levanté para ver por la ventana, la vista era increíble, estaba en uno de los pisos más altos o eso pude suponer al mirar hacia abajo y ver todo tan diminuto. Empecé revisar la habitación y encontré una maleta que pude suponer que era mía porque contenía algunas de mis cosas. Me vestí y salí de la habitación, me dirigí hacia el lobby en el cual se podía apreciar una bandera de Brasil que tenían ahí y me acerqué a la recepcionista:

-Hola, buenas tardes, disculpa ¿En qué lugar estamos? 

Me miró con una cara de confusión y me respondió: - Boa tarde, não falo espanhol, traga alguém que possa te ajudar y se retiró.

-Si ya estaba confundida ahora lo estaba mucho más, no tenía ni la más mínima idea de lo que dijo, pero decidí esperar mientras volvía, cuando regresó venía acompañada de un joven muy amable que se acercó a mí.

-¿En qué puedo ayudarla? Me preguntó. 

-Holaa, me podrías decir ¿dónde estamos?

-Sí, claro, estamos en Windsor Barra Hotel, en Río de Janeiro.

-¿Estamos en Río de Janeiro? Pregunté con voz de asombro.

-Correcto, señorita, me respondió mientras reía.

Muy confundida, salí del hotel y me dirigí a la playa que estaba enfrente, mientras caminaba por la playa escuché que alguien gritaba: ¡Viaje de trem para o Cristo Redentor por apenas 25 dólares!

No tenía idea de lo que decía y nuevamente grito: ¡Travel by train to Christ the Redeemer for only 25 dólares! 

Por lo menos, ahora sabía que estaba hablando inglés, pero, para mi mala suerte, seguía sin entenderlo y una vez más gritó: ¡Viaja en tren hacia el Cristo Redentor por sólo 25 dólares! 

¡Finalmente pude entender! Hablaba sobre conocer el Cristo Redentor, no puedo desaprovechar esa oportunidad, ya estoy aquí, debo ir a conocerlo y me dirigí rápidamente al señor.

Después de conocer el Cristo Redentor, pude vivir lo que es un carnaval en Río de Janeiro, finalicé mi día, llegué a la habitación del hotel y muy cansada me acosté en la cama. -No puedo creer que esté aquí, es un sueño hecho realidad

Mis ojos se cerraban del sueño que tenía y sin darme cuenta me quedé profundamente dormida. Cuando de repente empieza a sonar la alarma de mi celular, saqué la mano de entre las cobijas para buscar mi celular en el buró y apagar la alarma, cuando abrí mis ojos me di cuenta que estaba en mi habitación, espera, ¡Todo había sido un sueño! Debí imaginarlo, todo parecía una maravilla como para ser real.

Me preparé para ir al trabajo y enfrentar de nuevo mi rutina. Llegué a la cafetería y nada relevante este día como los anteriores. Regresé a casa sintiendo un contraste de emociones, realmente sentí que había estado en Río de Janeiro, pero todo fue un sueño.

Me preparé para dormir una vez más y, antes de apagar las luces, observé de nuevo esa lista de lugares que quería visitar cuando fuera grande. El primero era Río de Janeiro y como segundo destino era New York. Apagué las luces y me acosté para dormir. Me quedé pensando en New York, que también era un sueño imposible el ir, ni siquiera tenía pasaporte ni visa, mucho menos dinero, cerré mis ojos para dormir.

Una vez más mi alarma empezó a sonar, saqué la mano de entre las cobijas y apague la alarma, literal se me congeló la mano con solo haberla sacado unos segundos ¡está haciendo demasiado frío! Pensé mientras me frotaba los ojos y reaccioné ¿Frío? En pleno septiembre en Culiacán, rápidamente me levante y me percaté que no estaba nuevamente en mi habitación ¡estaba en el empire hotel! Como no reconocerlo si se volvió mi obsesión después de verlo en la serie de goosip girl.

-¿Entonces estoy en new York? Me preguntaba mientras corría a abrir las cortinas de la ventana, al abrirlas la vista fue espectacular y si, estaba en new York y estaba nevando.

Rápidamente busqué mi maleta y saqué ropa para vestirme y poder salir a disfrutar de este hermoso lugar que tanto veía por internet y hoy estaba aquí, salí del hotel, tomé un taxi y disfruté de mi día al visitar central Park, el Times Square y desde luego la estatua de la libertad. 

Regrese a mi hotel demasiado tarde y agotadisima pero muy feliz  por tener la oportunidad de vivir estos momentos, me quite los zapatos y me recosté sobre el sillón, sonreía mientras miraba el techo y cuando menos pensé mis ojos se cerraban.

La alarma empezó a sonar como todas las mañanas, la apague sin siquiera abrir los ojos, cuando finalmente los abrí estaba de nuevo en mi habitación

-¡No puede ser, fue un sueño otra vez! Gritaba mientras me tallaba la cara con las manos.

Más molesta y desagrada que otros días me dirigí hacía la cafetería, cuando solo faltaban unas horas para cerrar llega aquella ancianita que hace días me pregunto ¿a donde me gustaría viajar?, me acerque a tomarle la orden, preparar su pedido y servirlo, no me dirigió la palabra para otra cosa que no fuera más que para ordenar, ni siquiera me sonrío, parecía que no me conocía.

Cuando termino de beber su café y estaba por retirarse, antes de salir por la puerta me dijo:

-Espero te hayas divertido en Río de Janeiro y new York y se fue  

Ni siquiera pude contestarle nada, quede paralizada con lo que me había dicho ¿Ella como sabía eso? No se lo conté a nadie, mil preguntas surgían en mi mente y no tenía respuesta a ninguna.

Llegue a casa muy confundida, me prepare para dormir y observé nuevamente la lista, el tercer destino era Cancún será que ¿Hoy conoceré Cancún? Que locura, solo son sueños me respondí a mi misma y me acoste en mi cama para dormir.

Nuevamente sonó la alarma, esta vez antes de apagarla me levante de la cama y efectivamente no estaba en mi habitación, parecía la habitación de un hotel, me acerqué a la ventana y pude apreciar un mar tan precioso y entonces pensé ¡Estoy en Cancún! No deje pasar más tiempo, salí del hotel y me apresuré a visitar Cancún, no podía dejar pasar esta oportunidad para visitar isla mujeres, algunos cenotes y Tulum, ojalá pudiera visitar más lugares en un día.

Al finalizar el día regresé a mi habitación del hotel, con 2 tonos más oscura la piel, llena de arena pero demasiado feliz por estas aventuras y a la vez un poco triste porque sabía que al dormir despertaría en mi realidad pero también sabía que al dormir despertaría en otro destino diferente. 

Y tal como lo sabía, al despertar estaba en mi habitación, regresaba a mi vida tan cotidiana, pero esta vez pude notar que en mi piel estaban marcadas a causa del sol las prendas que utilicé en mi viaje a Cancún, entonces esto iba más Aya de un sueño.

Y así pasaron un par de noches más, cada vez que dormía despertaba en un lugar diferente para poder cumplir esa lista que hice cuando era pequeña, el último lugar que quedaba en mi lista era Colombia.

Al despertar en Colombia tenía dudas sobre qué pasaría la siguiente noche, si ya no quedaban más destinos en mi lista, así que me asegure de disfrutar a lo máximo este día, después de comer una rica bandeja paisa y desde luego unas arepas Recordé que hace tiempo vi en una serie la Hacienda Nápoles la cual perteneció a Pablo Escobar, decidí visitarla, claro que no estaba igual a como se veía en la serie pero sin duda estaba muy linda, antes de finalizar el día decidí ir a conocer Medellín, así que compre un boleto de avión y me dirigí al aeropuerto, al llegar ahí pase por el control de seguridad como es en todos los aeropuertos, cuando deposité mi mochila sobre la banda transportadora para que fuera revisada ocurrió la mayor sorpresa, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba esposada, pues resulta que mi mochila estaba repleta de coca y no de la que se bebe, no tengo idea de como llegó eso ahí porque claramente eso no era mío, pero bueno ¿quien habría de creerme eso? Nadie más viajaba conmigo por lo tanto yo era la culpable, mi querida Colombia nunca te olvidare.

Han pasado si no mal recuerdo 120 días, los cuales he pasado en la cárcel, ahora cada vez que voy a dormir después de vivir mi vida tan rutinaria ya no despierto en un destino diferente, conociendo un lugar nuevo, ahora despierto en la cárcel cumpliendo mi condena, con un futuro incierto, sin respuesta a muchas preguntas, viviendo dos vidas a la vez.

Comentarios


Estefanía, en la vida, a veces los sueños son lo mejor que nos puede suceder, porque con ellos remontamos adversidades y cumplimos, aunque en sueños, caros anhelos lejanos a nuestra realidad. Pero con tu encantador relato recuerdo el largo y exquisito poema de Pedro Calderón de la Barca La vida es sueño, que termina así:

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Saludos, José Manuel Frías Sarmiento

Estefanía, cuando se describe o más bien nos preguntan a dónde te gustaría ir, o qué haces con tu vida, o cuál es cosa favorita: "NADA", tal respuesta quizás sea la misma para otros tantos.

Los sueños son es eso, sueños.

Saludos

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