“Escuchen la canción "Oiga, mire, vea” de la orquesta Guayacán, es preciosa"
“OIGA, MIRE, VEA, VÉNGASE A CALÍ PARA QUE VEA”
Ariadna
Lizeth Loaiza Valdenegro
Después
de vivir dos meses en Colombia, hoy vengo a decirles todo lo bello que conocí
de ese país y que a pesar de que ha pasado por momentos tan difíciles hoy está
lleno de fuerza, amor y valentía en su gente, a cualquier lugar que llegaba me
decían “amor”, “hermosa” y la que menos me agradó “señora”, pero no era porque
me viera de más edad, sino cuestión de respeto, especialmente, la ciudad de
Calí tiene una cultura de respeto tan arraigada.
No
había conocido personas tan serviciales y tan amorosas como en este país,
conservan tantos valores aun, que me hizo cuestionarme el ¿qué me hace falta a
mí? que se me hacía tan extraño recibir
eso de cualquier persona, pues estoy acostumbrada a una cultura distinta y
aunque seamos similares en los aspectos generales por ser latinos existen
diferencias que me hicieron reflexionar demasiado ese tiempo.
Por
otro lado, siempre había escuchado que la gastronomía no era tan buena y creo
que tal vez dieron esa referencia porque el sabor es distinto al que un
mexicano está acostumbrado, pero vengo a decirles que es totalmente riquísima
pero como en todo lugar hay que saber qué comer y donde comer.
En
Colombia no me pudo faltar comer una buena bandeja paisa que es uno de los
platos más representativos, unos aborrajados vallunos los cuales son tajadas de
plátano que se fríen y se rellenan de queso, unas empanadas vallunas que
cuidado porque son adictivas viene rellenas de carne con papa y están sabrosas,
una lechona que está compuesta por carne de cerdo relleno de arroz y arvejas, un arroz atollado, una lulada,
un cholado, sus jugos de frutas tan sabrosas y así podría seguir explicándoles
todos los alimentos que llenaron mi estomago de felicidad por todo ese tiempo.
Aprendí
a amar el sabor de la comida colombiana porque a diferencia de México sus
alimentos son sin condimentos y nunca podía faltar arroz, un maduro frito o
agua panela en algún platillo de mis días, al paso del tiempo eso me ayudó a
bajar de peso, entonces por eso también me enamoré de sus alimentos.
Después
de tanto comer me llego el momento de conocer el sabor de la danza caleña la
“Salsa”, soy sinaloense y no me pude resistir a bailar al ver esa pasión de
todos las personas bailando, visite el templo de la salsa llamado “Mulato
Cabaret” este lugar tenía un teatro donde se presentaron shows de bailes
representativos, pero lo mejor es que tiene una pista en el centro donde
cualquier persona puede levantarse y bailar con cualquier persona, entonces no,
ahí no existen los celos por parte de nadie, entonces me levante y baile con
uno de los mejores bailarines con un cuerpo super tonificado, me quede corta
bailando a su lado pero termino guiándome así que todo salió bien.
Me enamoré
de Colombia en todos sus ámbitos, regresé a México con el corazón lleno de
felicidad porque aprendí a valorar aún más lo que tengo, el cómo vivo y las
personas que me rodean. A pesar de que somos países Latinos, tenemos algunas
similitudes, pero aun así existen muchas diferencias que nos hace diversos en
cultura, gastronomía y costumbres, es ahí donde yo encontré tanta belleza y,
por cierto, “Escuchen la canción “Oiga, mire, vea” de la orquesta Guayacán es
preciosa.
Comentarios
Felicitaciones por ese viaje que lograste con el apoyo de la UPES.
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Saludos para todos 👍