“Gracias por devolverme las ganas de escribir lo que me diera la gana y como me diera la gana. Y gracias por hacerme pensar tanto”



 



EL DÍA QUE EL MAESTRO FRÍAS ME DESTAPÓ EL CEREBRO

 

 Gladys Jamileth Elenes Soto

 

Bueno, tomen asiento, están a punto de presenciar mi último escrito del semestre, después de 2 años de un bloqueo mental sin casi poder escribir algo.

Y aquí vamos, con otro escrito más sobre el Maestro Frías, pareciera obsesión, pero simplemente tengo mucho que opinar sobre ese personaje que fue desbloqueado en mi vida este semestre, uno de los maestros que marcó un antes y un después, tanto en mi persona, como en mi carrera profesional.

Iniciemos con mi primera impresión a Frías.

El primer día comentó que a él no le interesa una calificación, sino el hecho de llenarnos de conocimiento y que podamos aprender de ello. Muchas veces se dice la frase: "una calificación no me define, pero sí me hace llorar", y me siento totalmente identificada por el hecho de que nos han inculcado que tener excelentes calificaciones es sinónimo de éxito, de inteligencia, de estar llenos de conocimiento, cuando, en su mayoría, no logramos ni comprender de qué va la materia que estamos viendo. 

Siempre he sido de las alumnas que se preocupan por sus calificaciones, por mantener un promedio por encima del 9, aunque desde que tengo memoria el 9.2 me persigue, siempre de alguna u otra manera, mi promedio final termina en el mismo número: 9.2: primaria, secundaria, preparatoria, cada nivel que he cursado, he terminado con el mismo resultado. No viene al caso, pero necesitaba expresarlo, quien quite si al exponerlo de semejante manera, ahora sí ya deje de seguirme.

Entonces, al escuchar rumores que el Maestro Frías, probablemente nos daría este semestre y, al final, terminar confirmando dicho rumor, mi primer pensamiento fue: "¡No puede ser!".

Se conoce la fama del Maestro, probablemente escuché e informé primero sobre él, antes de saber realmente en qué consistía la Pedagogía. El problema aquí era que me decían que al maestro le gustaba mucho la escritura y la lectura, primero me asusté, después pensé: "bueno, a mí también me gustan ambas, no debería de haber problema en sobrellevar su materia", pero nunca imaginé que el bloqueo que mantenía desde que inició la pandemia me susurraría: "oye, pero si tú ya ni te acuerdas qué es escribir ni redactar, y tienes rato sin poder leer un libro, ¿¿¿¿¿Cómo no te va a preocupar eso?????" Y en efecto, empezó mi tortura personal, y estoy hablando de primer semestre 2021, yo ya estaba demasiado preocupada cuando ni siquiera sabía si en esos semestres me daría, al ver que no me tocaba, me pude tranquilizar, hasta que inicié el cuarto semestre y lo primero que vi en el horario de clase fue "Comunicación y Procesos Educativos: José Manuel Frías Sarmiento", mi reto personal, llamé yo.

Al verlo entrar al salón de clases, yo ya estaba que sudaba de los nervios, pero me dije: bueno, no puede irme tan mal, tengo que intentar y volver a escribir algo en la vida, me sentía tan mortificada que sólo de recordarlo, me avergüenzo de mí misma.

¡Y vaya sorpresa que me llevé cuando llegó el primer día de clases! No llegó solo. Abrió la puerta y detrás de él, 4 sorprendentes personajes entraron. ¿Acaso trae guardaespaldas? ¿Tan influyente es?, me preguntaba mentalmente.

– ¡Buenos días! ¿Cómo están? – decía el Maestro.

¿Yo? Temblando, pensé. 

Y empezó a hablar, mientras dentro de mí pensaba: ¿me estoy imaginando a los otros 4 que están con él o por qué no hablan? ¡Qué falta de respeto no presentarlos! Y justo en ese momento volteó, hicimos contacto visual y yo dentro de mí me decía: ¡ay no, que no me pregunte, ¡que no me pregunte! y fue justo cuando decidió que tenía cara de que participaba y me hizo una gran pregunta. Pero antes de eso, me pateó, así es, así como lo leen, ¡me pateó!, bueno, pero tengo que admitir que probablemente yo fui la culpable, acostumbro a tener mis piernas estiradas y no es como que pueda estirarlas mucho con mi 1.53 de estatura, ¡ni siquiera llego al piso sentada en la silla!, pero en ese momento mis piernas decidieron darse un estirón y llamar la atención del Maestro para que me diera una pequeña, pero muy pequeña , patada y me preguntara:

– ¿Qué es un escritor?

Probablemente, algunos pensarán que di una respuesta súper intelectual, pero en mis nervios de primera vez interactuando con él, dije lo primero que se me ocurrió, y los que conocen al Maestro, saben que es de decir a sus estudiantes que digan lo que les da la gana o lo primero que piensen, entonces, yo fiel a sus ideales, me preparé y dije:

– Una persona que escribe.

Súper intelectual ¿verdad? ¡Pues no! Automáticamente después de mi respuesta el Maestro se rio, ¡se rio! qué vergüenza, Dios mío, qué manera de humillarme, pensé. El Maestro siguió riendo y me dice:

– Y un cantante es una persona que canta ¿no?

Y yo de: en efecto, eso mero es.

Y siguió hablando, inmune a los 4 personajes que estaban detrás de él, hasta que tropezó con uno de ellos y dijo:

– ¡Ah, sí! Dejen les presento a los 4 personajes principales del día de hoy: a Frías, a Comunicación, a Procesos Educativos y a La Esquina.

Bueno, pero se miraban elegantes, aunque Procesos Educativos se miraba un poco aburridón, veamos su participación.

Frías se presentó, como un compa que desde plebillo le gustaba aprender, aquel joven que caminaba tantos kilómetros solo para ir a estudiar, aquel que casi lo dejan sin continuar sus estudios pero que casi ruega por que siguieran dándole conocimiento, el que salió de El Aguaje en busca de adquirir conocimiento y que se cuestionaba tantas cosas que no comprendía el mundo, que terminó creando el suyo propio, a base de sus ganas de conocer más y más. Y ahora, una persona muy influyente estos días. Escritor y toda la cosa, me rodeo de un intelectual, pensé, aunque también pensé: ojalá me regale sus libros, pero bueno, eso no es necesario divulgarlo.

Me cayó bien Frías, a veces sonaba un poco presumido en cuanto al hablar, pero a lo mejor entre líneas lo que realmente pasaba era que yo quería ser como él y un poco de envidia tal vez. ¿Admiración? total. Ojalá yo hubiera crecido con ganas de aprender y no con la mentalidad de que la escuela era obligatoria y que, dentro de la misma, situaciones que viví, me quitarían las ganas de seguir estudiando.

Y llegó el turno de Comunicación, una señorita muy arreglada, presentándose como la principal protagonista del día de hoy. ¡Uy! dije yo, esto no le va a agradar al Maestro, si el protagonista debía ser él, pensé. Pero definitivamente, terminé concordando con ella, era la pieza fundamental en nuestra vida, aquella que necesitamos para relacionarnos con los demás, la que nos ayuda a dialogar, a transmitir nuestro interés. ¡Emotivo! Yo estaba al borde de las lágrimas al terminar su presentación. De plano, ¡quiero ser su amiga para siempre!

Después habló Procesos Educativos, presentándose seriamente como alguien importante en la educación, el rompecabezas que vamos a necesitar para lograr un aprendizaje, como un ser superior que enseña y nosotros somos los que debemos aprender y adquirir el conocimiento, él el jardinero, nosotros las flores, él el que riega, nosotros los que absorbemos el agua para echar raíces y florecer.

Y, por último, pero no menos importante, La Esquina, muy soberbia ella, se presentó como nuestro reflejo mental, nuestro conocimiento en el mundo, una esquinita de un pizarrón, un pececito en el mar, pero muy segura de sí misma, segurísima de que nosotros no llenábamos ni una octava parte de ella, pero con una puerta para que podamos salir a explorar qué hay después.

Espectacular, me sentía tan deslumbrada por aquellos personajes, simplemente sensacional.

Y terminó la primera clase, salí con mis amigas, todas esperando el momento adecuado para opinar lo que acabábamos de vivir, y le dimos rienda suelta a expresarnos. Una dijo lo que todas pensamos: nos hará sufrir, y yo totalmente de acuerdo con ella, pero me sentía como si estuviera flotando, sentía que me habían dado la revolcada de mi vida y lo único que pude decir fue: “Siento como si me hubieran destapado el cerebro”. Por fin sentía que estaba aprendiendo, me sentía interesada por algo voluntariamente, me sentía ansiosa por las próximas clases.

Y así fue, cada clase fue una aventura nueva, un mundo nuevo, otra perspectiva, en todas presentándonos nuevos personajes, siempre entrando con alguien del brazo. ¡Hasta una vez llegó con una computadora con piernas y brazos, de esas que salen en Bob Esponja! La que sale como esposa de Plankton, Karen, la diferencia es que ella se llamaba E-Learning.

Grandes personajes que dejaron huella en mi conocimiento, como lo fue Leticia Santa María Gallegos, que ¡ah, como me hizo sufrir!, a cada rato tenía que acordarme de su nombre porque no faltaba la pregunta del Maestro: ¿quién era la autora? y yo siendo una persona con pérdida de memoria a corto plazo y malísima para los nombres, sufría, pero por respeto a la señora, yo era la más conocedora de su nombre. Gracias Leticia, por enseñarme lo que era la comunicación humana. Gracias Elsa Rodríguez Rojo, por introducirme al tema del Lenguaje y Educación.

Cada clase fue un conocimiento nuevo, y un dolor de cabeza también, tengo que admitir que no había día que no saliera con dolor de cabeza de su clase, ¡imagínense 5 meses de dolores de cabeza los lunes y miércoles! Ésa era yo, aprendiendo realmente, lo atribuía a que era mi cerebro recibiendo conocimiento e información nueva o, tal vez, el Maestro me drenaba el cerebro y me lo revolvía para acomodarme las ideas. Tengo que admitir que no siempre iba dispuesta a sus clases, escuchaba comentarios de ¡Ay no, ya viene Frías! Y yo, la más hater en esos momentos, decidía que ese día no hablaría en su clase. Pero bueno, era cuestión de que entrara al salón, dijera: ¿cómo están? y empezara a chocar el puñito de la mano con nosotras a forma de saludo y después iniciara su clase, para que automáticamente se me olvidara el por qué me sentía de esa manera.

Gracias, Maestro Frías, por darme clases, por cada sesión en la que pude abrir mi mente a grandes temas, también por presentarme su Blog, cuando me siento bloqueada o con ganas de ver nuevos mundos, sé que ahí podré ver grandes textos y podré introducirme a las cabezas de todos los escritores que hay ahí. Pero, sobre todo, gracias por destaparme el cerebro, por enseñarme y motivarme a aprender y querer buscar más allá de lo que a simple vista podemos ver. Gracias por devolverme las ganas de escribir, que dentro del destapamiento, pude encontrar la libertad de escribir lo que me diera la gana y como me diera la gana. Y gracias por hacerme pensar tanto.

Pero no lo halago tanto, ¡no vaya a ser que se le suba mucho! pero yo sé que conoce la influencia que puede llegar a ejercer en nosotros, el como marca un antes y un después en nuestro desarrollo profesional y personal, brindando las herramientas para que logremos salir de esa tan famosa esquinita que nos presentó.

En sus clases siempre me sentí tonta, pero era una tonta comprendida.


Comentarios

Estimada Gladys Jamileth, hay, en la vida de los Maestros, por lo menos en la mía, estudiantes que hacen la diferencia. Y tú, aunque prudente en el hablar, brillaste en el escribir. Siempre participaste, siempre, cuando las demás callaban tenías algo para decir. Y era bueno lo que decías, hasta lo del Escritor que escribe. Lo importante fue que te incorporaste al Diálogo, que todos anhelamos Pedagógico. Tus textos, además de educativos, fueron creativos, interesantes y divertidos, como éste último que hoy nos presentas. Me gustaría, de verdad, volver a compartir el aula contigo, con tu grupo de compañeras y continuar este aprendizaje que apenas empieza a mirar por una esquina de la Esquinita.

Saludos, un abrazo, Mtro. José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Buenísimo texto Gladys. Muy divertido. Iba disfrutando cada linea en la que se aproximaba la clase con el Master Frías. Como bien dicen, lo que bien se aprende, jamás se olvida, yo creo que era cuestión de una repasada para volver a retomar el habito y darnos cuenta que ahí estaba la habilidad , era cuestión de poner la practica. Me da gusto que el Master Frías sea un parte aguas en su desarrollo profesional y le ayude a crecer en sus habilidades como profesional.

En cuanto a la pregunta de que es un escritor, creo que es muy atinada mas no glamorosa como se piensa. No se cual haya sido el contexto. Pero mucha gente sueña con escribir y pueden pasar meses y hasta años en poner un dedo en el teclado. Mientras que para un escritor es parte de su rutina diaria. A lo mejor nada extraordinario. Pero siempre escribiendo algo.

Saludos.
Esbeidy Ruiz dijo…
Gladys, el título de tu texto no tardo en llamarme la atención e inmediato opte por empezar a leerlo.
Las que somos o hemos sido alumnas de frías sabemos y entendemos como te sentías.
Realmente se aprende en sus clases, nos devuelve la ilusión al querer aprender de verdad y no solo para exentar las materias.
Concuerdo con la transformación personal y profesional que tenemos después de un semestre con el.
Me agradaría la idea de que hubiera más de un solo frías en las demás materias.

Me gusto mucho tu texto ¡Felicidades!
Saludos.

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