“El ciruelo aprovecha la oportunidad que le dan las circunstancias, vive para dar lo máximo mientras pueda”
EL TIEMPO DE
LAS CIRUELAS
Hugo Esteban
Martínez Reyes
Desde siempre en donde vivo, gracias a
Dios, han existido muchos, pero muchísimos árboles frutales por donde aviente
uno la semilla, pero en especial, los árboles de ciruelas, y amarillas para
variar; entre los meses de abril y junio, cerquita y abarcando siempre el día
de mi cumpleaños, es el tiempo en el que crecen y maduran estas jugosas frutas
de tan melancólico árbol; algo que siempre me llamo la atención, es que solo en
esta época del año florece y crece con ese verde particular, porque llegando a
julio y en adelante, se seca el árbol, sin previo aviso, de un día para otro
sus hojas están amarillas, y al siguiente día todo el cuerpo del árbol
pareciese haber muerto, quedando “pelón” prácticamente.
Mi abuelo siempre mencionaba que el
mezquite es el árbol más bondadoso con la naturaleza, sirve hasta para hacer
tortillas y pan, vive más años que uno y cuando muere, este no cae, muere de
píe, y no deja este mundo, se queda así para prevalecer unas décadas más, como
aferrado a esos buenos tiempos donde todo era ramería verde; en cambio el
ciruelo decía mi abuelo, florece solo una pequeña temporada, y lo más curioso
es que su fruta es de lo más jugosa, carnuda y refrescante, aunque es muy
pequeña, sus hojas y ramas crecen como si no hubiese mañana, en unos días se
pone incluso más verde que el mezquite, y su sensación de frescura es
envidiable en muchos árboles, “el ciruelo vive más sabroso que uno”
No entendía para nada esas palabras de
pequeño, fui comprendiendo con el pasar del tiempo, y ver como florecía cada
año el ciruelo, mientras comía su deliciosa fruta, así sola, con chile y limón,
en agua de sabor, seca con la capirotada, o como esencia de ese
"raspado" que siempre nos salva en el infierno caluroso de los meses
de mayo y junio; comprendí que este ciclo es solo una vez al año por su
calidad, y por fuera pareciese seco, sin vida, que no tiene remedio y no
enverdecerá como los otros árboles, que gente que no conoce al ciruelo, creerá
que no está vivo y lo asesinara vorazmente para poner un árbol que “si valla a
dar sombra”, pero la verdadera razón es que... ¡El ciruelo esta más vivo que
nunca!
El ciruelo vive su tiempo en el mejor
de los momentos, se reserva para el mejor de los climas, no crece a la fuerza
como lo hace la terca mala yerba solo por molestarnos, o que crezca y crezca en
vano como lo hacen las pingüicas, cuyos troncos que ni para leña sirven da unas
bolitas que ni se pueden comer, divierten más tirándolas a otras personas que
regalándoselas, pero el ciruelo está seco, aunque eso parece, ya que por dentro
palpita cada una de sus ramas con vida para cuando llegue el momento de
florecer, lo haga con tal intensidad, que pareciera que jamás volverá a ser el
mismo durante el resto de sus días. Una dura lección para nosotros, o eso
quiero creer, porque el ciruelo vive y se despierta cuando se le da la gana ¿No
es así? NO, el ciruelo aprovecha la oportunidad que le dan las circunstancias,
vive para dar lo máximo mientras pueda; nosotros no hacemos nada ni por nuestra
propia persona, ojalá seamos como ese ciruelo que siempre está vivo, aunque no
lo pareciese, para dar lo mejor de el mismo cuando llega su tiempo, y florecer
en madurez lo mejor posible, dando siempre la mejor de nuestras versiones a
pesar de las circunstancias.
Y ojalá... el tiempo de ciruelas fuera
eterno...
Comentarios
Gracias. Saludos. José Manuel Frías Sarmiento
Saludos 🖖