“Las Representaciones Sociales representan más de lo que las pensamos. ¿Si no? Leamos y escuchemos”
LA NUEVA LABOR DE
LA ESCUELA
Adán Lorenzo
Apodaca Félix
La primera vez que
escuché eso de la Representaciones Sociales fue en boca del Doctor Fidencio
López Beltrán, en la ciudad de Culiacán Sinaloa. Debo confesar que en ese
tiempo no le hallé sentido, lo que pensé que era un adorno lingüístico y teórico
del Doctor, muy afecto a traernos novedades del centro del país, recepcioné la
expresión y muy internamente me dije: “ésa es otra jalada
del Doctor Fidencio, está loco y anda otra vez con sus cosas”.
A la distancia temporal,
debo admitir que mi juicio sobre esa expresión proferida por el eminente Doctor
fue muy ligero y carente de fundamentos teóricos y epistémicos. Las
representaciones sociales poseen un anclaje muy decisivo en las mentes de las
personas, más fuerte de lo que lo pensamos.
Un breve repaso
por las expresiones que el sentido común y la representación colectiva a nuestro
juicio desdibuja a la realidad, se empezó en la escalada de violencia que se instaló
en el país desde hace algunas décadas; por ejemplo, el vulgo primero y ahora ya
todos empleamos el término de “sicarios”; las mamás en los pueblos y en las
ciudades de Sinaloa dicen con mucho orgullo “mi hijo anda de sicario”, como si
fuese ésta una profesión admirable; las novias en ranchos y ciudades también
hacen uso de esa expresión con rasgos de presunción, poder y orgullo. Esta expresión
se ha instalado en el cineasta del subconsciente, diría Milan Kundera, pero ese
término que se escucha hasta bonito, las gentes medianamente pensantes, como
diría el Doctor Rosales Medrano, debemos clarificarlo: ser sicario es ser un
matón a sueldo, ser sicario es uno que asesina a personas, en la mayoría de los
casos, sin que le hayan hecho algún daño a él directamente. Son, simplemente, matones
a sueldo, como se les conocía antes.
Un poco más
delante, en el florido y abundante léxico mexicano, la gente empezó a decirles huachicoleros
a las personas que extraían copiosa y clandestinamente gasolina y Diesel de los
ductos de la hoy controvertida paraestatal mexicana: no, no y no, no son huachicoleros,
que además significa otra cosa distinta a lo que se desea expresar, son simple
y llanamente ladrones de combustible, creo que así es la forma correcta
de referirse a ellos en lo sucesivo.
Más recientemente,
para referirse a los terribles acontecimientos sucedidos en la capital del
estado de Sinaloa, la gente empezó a decir el Culiacanazo versión I y el Culiacanazo
versión II, Jueves negro, esas expresiones ya instaladas en el sentido común, ayudadas
por las acciones mediáticas locales, nacionales e internacionales, eso que
suena como a series en la televisión y en las redes sociales, no son eso, son simplemente
actos de terrorismo en Culiacán y así hay que referirnos a ellos.
Por esa
consuetudinaria costumbre de “jalar” todo hacia lo educativo, pienso estas
cosas desde la escuela, al respecto sostengo que, en la institución escolar,
los maestros podemos hacer mucho si no para desinstalar esas representaciones
sociales ya “soldadas” en la mente de los ciudadanos que distorsionan la
realidad, sí al menos para evitar con nuestra acción que se instalen otras que
ya vienen.
La escuela,
históricamente, está obligada a ofrecer una versión científica del
funcionamiento del mundo, ése es un rol que en los programas de
profesionalización de los maestros debe hacerse manifiesto. Como decía Juan
Delval, pongamos a la escuela en guerra contra ella misma, yo diría que
específicamente contra esas representaciones distorsionadoras de la realidad.
Cuánta razón tenía el doctor Fidencio López Beltrán cuando, con su fina elocuencia y su expresiva didáctica gestual, sentenciaba que las Representaciones Sociales representan más de lo que las pensamos. ¿Si no? Leamos y escuchemos.
Comentarios
Estimado Dr. Adán, ya se le extrañaba en este Blog. Marcelo estará de plácemes por el regreso de una de sus Cuatro Plumas Pesadas que escriben en este espacio de bucólica realidad. Y vuelve Usted con un texto educativo y provocador de Pensamientos laterales, como los que aquí se estilan publicar, pues nos lleva a revisar los vocablos que usamos para representar acciones que por su nombre no nos gusta llamar.
Fidencio y Usted nos aclaran un poco la realidad construida y la oculta por el lenguaje coloquial hasta por quienes, se supone, deberían de hablar con propiedad, como lo sosn quienes en las escuelas propiciamos la cultura del bien hablar.
Saludos, gracias por volver al Blog. Y lo esperamos en la Segunda Tertulia Literaria de la UPES. Su amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Volviendo con su texto. Me despierta algo que sucede con los hábitos. Ya son automáticos que no nos detenemos a pensar. Y tiene mucha razón. Como dice Ud., acertadamente, tendemos a jalar todo hacia lo educativo. Pero porque?. Se oye ligero este termino "Representaciones Sociales" pero ya vemos que tiene un gran peso.
Le mando un saludo y sinceramente que gusto volver a leerlo.
Me quedo con la última frase que agrega en su texto "Las Representaciones Sociales representan más de lo que las pensamos". Saludos.
La realidad sabedora lo que término significa. Eso, asusta a las personas pacíficas. Una cultura tan miserable que aluden a una generación; padres de familia e hijos, andar en pasos “mal habidos” dirían los tíos del rancho.
Y si, las representaciones sociales dan nombre a una cultura, en desigual. ¿Qué hacer? jalar todos parejo la carreta, y eso está muy cañón.
Un saludos con aprecio desde Culiacán, hasta Los Mochis.
Con mi aprecio incrementado los saludo desde Los Mochis, esperando que este 2023 sus proyectos se cumplan.
Adán Apodaca