"Qué las últimas horas de este año sean como usted decida que sean.  Que el bienestar esté en la buena literatura que arrulla las ganas de ser y estar. Que la lectura de cualquier género le llene de gozo"

ISLA NEGRA

María Luisa Álvarez Piña

“Nunca digas te amo. Lo que tienes que decir es te amaré”

“…Y por ello tengo que pensar en una sugerencia: Ser paciente y escuchar el murmullo del silencio, entender qué nos dice. Hay que apaciguar el corazón y enfríar un poquitín el cerebro para que mis neuronas perciban un latido diferente y aceptar un ritmo que no siempre es el que he tenido”. El Redactor, 2003

Y la inspiración se vuelve un instante.  Tres días, tres capítulos, tres noches, tres momentos gratos, así lo nombre lo que Usted sugirió de nuevo y la Isla negra, no fue tan negra, todo lo contrario. Pues lo negro es obscuro, y los ojos abiertos en medio de lo negro pueden ver mucho y nada a la vez…  Me creí Beatriz González ¡fíjense nomas! Bueno fuera ser la elegancia pura, bella, inteligente, paciente, silenciosa, lectora apasionada, sabedora de poemas, pero que también odia la mentira.

Estimado lector, permíteme compartir dos fragmentos de la película Ardiente paciencia, basada en la novela de Antonio Skármenta quizá se dio la oportunidad de verla o tal vez aún no. Por si, o por no hay le va lo que me pareció bueno:

“Me robaste un minuto, me leíste palabras ajenas, confiado seguro de mi ignorancia, seguro que yo no iba a conocer las palabras de ese poeta, pensaste que yo solo leí recetas de cocina, o que solo leía novelas de amor. Sentiste que eras mi rey y que yo era tu cocinera. Eso es peor que la mentira, que te hayas enamorada de una ternera y letrada. Te odio por amar a una ternera”.

“Yo no podía saber que usted sabía más palabras que yo, porque yo no sé nada de nada. Ahora por lo menos se una cosa, admiración es amor. Puedo ser su cocinero, puedo amasar, puedo despluma, puedo deshuesar puedo hacer lo que usted gusté, ordené. Porque aquí la poeta es usted”.

Antes de verla historia recomendada desee saborear despacito, en tres momentos acobijada por la noche tibia en víspera de Navidad. Y me sumergí tras las miradas quienes protagonizan e intentando ver lo profundo de las palabras poéticas, siendo parte de la protagonista y al mismo tiempo Mario Jiménez el cartero de Neruda, ¡pero que locura la mía!  Pero así lo sentí. La belleza escrita contada por voces sublimes entre pausas que la gramática aviva placenteramente entre puntos, comas, e interrogantes mientras que la mirada sobre cada palabra leída y escuchada se disipa libremente como el papalote que se mueve en el vaivén del viento ligero que acompaña el amor leal, profundo; ese que duele, el que extraña, ese que no sé describir bien, quizás por timidez, chapada a la antigua, absurdas creencias o prejuicios sociales que truncan la expresión libre. Entonces la isla negra esta ahí, en la mente que limita el ser y estar amando todo un lugar territorial en cuerpo, mente y amor. Me crie Beatriz, sin ser poeta, solo una lectora principiante de la gigantesca literatura poética que escriben los grandes como Pablo Neruda.

Estamos a pocas horas de que finalice en año 2022, y he retomado lo que un buen día de 2003 se comparte en la revista El Redactor tras un pequeño texto que titule Sabor amargo, mismo que me trajo las palabras sugeridas. Ahora intento escribir este pequeño texto recopilando fragmentos de Ardiente paciencia. Y resulta, que veo el poema no escrito en todos lados, en la neblina, en el sol saliente que la quita, en la luna, en las estrellas, en las gotas que están en la yerba silvestre que traspasan la tela de mis tenis, en la observancia de un lago que no es, sino un rio con ondas producidas por las larvas, en el silencio, en el canto y baile de las hojas que se abrazan en las altas copas de los árboles... Disculpe si le parece cursi la expresión. Me parece, que toda creación del Universo es bella, que siempre ha estado ahí para el humano, sin embargo, se olvida y se olvidó ver y sentir las maravillas pequeñas del mundo natural. Las simplicidades de la vida están en esas pequeñas cosas invisibles ante los ojos, parafraseando la literatura El principito. El poema esta en las miradas y sonrisas espontaneas, en los suspiros por quien las provoca.

La inspiración poética puede estar escrita, puede no estarlo, puede sentirse que también es poético. La novela traspasada en la pantalla grande que para nada es lejana de la realidad emocional. Apaciguar la mente y el corazón al escuchar poemas es bello. Ahora me parece, que escuchar es mejor que hablar cuando la mente esta errada, y llene de cosas absurdas. Que las ultimas horas de este año, sea como usted decida que sea. Que el bienestar este en la buena literatura que arrulla las ganas de ser y estar en el día a día. Que la inspiración sea un detonante que anime las miradas alegres y entrelace la sonrisa. Que la lectura de cualquier género lo llene de gozo. Que el agradecimiento por todo sea la bandera de lucha Quijoteana, que “No se muera vuestra merced, viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin que nadie lo mate…”