“Sé que debo mejorar mi habla, pero también tenemos que trabajar nuestros oídos, debemos diversificar nuestra capacidad auditiva”



 

 



CÁLLATE, PERO HABLA


Alba Daniela Rocha Leyva 

Cállate es lo usual que se le dice a una persona que no guarda silencio. Para escuchar debemos callar para comprender debemos callar, pero ¿para hablar debemos callar? Desde el kínder a los niños se les pide callar, se les pide tantas veces que algunos hasta olvidan como hablar. Si pasas el kínder, secundaria y preparatoria siendo callado, ¿cómo es posible que en la universidad me pidan hablar? Estuve tantos años callada que casi perdí mi voz ¿o ya la perdí?, no estoy muy segura, sólo sé que si intento hablar mis habilidades lingüísticas puede que se hayan quedado en el nivel de mi yo de primaria, antes me decían cállate, pero ahora me dicen cállate, pero habla; pero si hablo y no hablo como ellos quieren o no digo lo que ellos quieren que diga, realmente ¿quieren que hable? ¿O que sólo imite a los que dicen saber hablar? Si hablo desde mi yo, talvez no me escuchen o no me entiendan; me he encontrado con algunos maestros que me han hecho pensar si es que yo no sé hablar (que talvez sea lo más posible) o ellos no tienen un oído dispuesto a escucharme.

Si se preguntan quiénes son mis maestros pues se los diré, El Divino fue el primero que vino a mi mente, él me cuenta  como dejó su vida llena de comodidades por perseguir la filosofía; en sus inicios seguía el pensamiento de su maestro Sócrates, pero él no estaba conforme del todo, dado que no era suyo y no lo representaba; es así como buscó su pensamiento propio, el cual si representaba sus ideas; él, constantemente, me dice: “Puesto que no comprendes el vuelo de mi pensamiento, es preciso tratar de explicártelo”; siempre lo dice cada vez que no lo comprendo; sé que él puede ver cosas que yo no veo, pero también sé que yo veo cosas que él no ve; no siempre estoy de acuerdo con él, pero ya es un hombre mayor con sus ideas muy arraigadas; en fin, sólo me queda aprenderle sus mejores cualidades; si aún no saben de quien hablo y se preguntaban cómo se llama, sepan que su nombre es Aristocles, pero le apodan Platón o, como me gusta llamarlo, El Divino; digo su semblante y aura es realmente Divina, cómo no llamarlo así; él siempre ha tenido muchos alumnos que han desarrollado su pensamiento propio, espero un día poder llegar a ese nivel.

El siguiente en la lista es Aristóteles. Su nombre significa “el que busca el mejor fin”, pero me gusta pensar que tiene algo que ver con los astros. él es como una estrella que ilumina más que las demás. Él siempre me dice que no me desespere, cada vez que dudo de mí dice: “el arte se puede enseñar y aprender”, si tú lo aprendes lo puedes enseñar; siempre insiste en que debo hablar más y me recuerda cada vez lo importante que es saber hablar. Él suele darme discursos de cómo poder hablar en público y lograr una conexión con la que pueda expresar mis ideas y que éstas sean interpretadas, así como yo las deseo, siempre dice “debes persuadirlos” y “si quieres que te escuchen, tienes que hacer que te crean, ten más seguridad”. A veces lo desespero, dice que aprendí demasiado bien a quedarme callada, también repite, una y otra vez. que debo mejorar mi praxis, debería de leer sus libros para entenderle más.

Otro de mis maestros es Homero. Si él está presente, ten por seguro que siempre habrá cantos acompañados de su forminge, me gusta la música y las buenas melodías, pero a veces quisiera decirle que se calle; tanto aprendí a callar que también aprendí a callar a otros, nunca se lo he dicho por respeto. ya que es un hombre mayor muy respetado por sus alumnos que él llama cantores. Él suele utilizar expresiones muy raras que a veces nadie comprende, se queja diciendo “¡Cómo es posible que nadie me entienda!”, yo le contesto ¿Por qué te gusta darle tantas vueltas a las palabras cuando lo puedes decir de manera más clara? Su expresión siempre es firme, sin titubeos, él responde diciendo “las palabras simples no pueden describir la belleza que presencian mis ojos, yo hablo distinto, porque que si hablara como los demás jamás verían la belleza que presencian mis ojos”. “Si yo hablo como los demás jamás aprenderán a escuchar otra voz”. De él aprendí a buscar mi propia voz, aunque sea ruidoso y un tanto difícil de comprender siempre he de aprender a intentar buscarme en mis palabras.

He tenido muchos maestros, así que la lista es larga, pero al último que me gustaría mencionar es Vincent, así me gusta llamarlo, su nombre completo es Vincent Willem van Gogh, él es muy divertido, me recuerda mucho al Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas. Su cabello es pelirrojo, es tan blanco que su cara cambia de color según su humor y muchos dicen que está algo loco; cada vez que lo veía estaba pintando, una vez traté de pintar, pero creo que no es mi fuerte, como siempre lo veía pintando sin aburrirse junté coraje y le pregunté por qué pintaba tanto, él me dijo que era su forma de hablar, al principio no entendí ¿por qué para hablar tienes que usar tu voz y palabras no? Bueno, eso me enseñaron desde pequeña, luego me preguntó por qué dejé de pintar y yo respondí que no era lo suficiente buena y no sabía qué pintar, con su rostro y voz, con total calma, respondió: “si oyes una voz en tu interior que dice “no puedes pintar”, pinta por todos los medios y esa voz será silenciada”; luego prosiguió a preguntar ¿te gustan las estrellas? yo respondí “prefiero los atardeceres”, con una sonrisa en su rostro me dijo “confieso que no sé por qué, pero mirar las estrellas siempre me hace soñar, tal vez los atardeceres sean para ti lo que las estrellas son para mí”, a mi mente llegó la imagen de un hermoso atardecer y contesté “bueno ahora sé qué pintar”. Cada vez que me siento incomprendida por aquellos que me callaron, recuerdo con tristeza que Vincent tampoco era comprendido, ahora todos piensan que sus pinturas son hermosas, pero antes él solía pensar que nadie lo entendía, con melancolía solía decir “talvez Dios me hizo un pintor para gente que aún no nace”. Y creo que tenía razón. Mientras los que solían seguir las corrientes populares del arte eran aplaudidos y él que buscaba su propia corriente era ignorado, pero ¡hey! creo que es natural sentir miedo por lo distinto, creo que mi profesor Aristóteles también fue tachado de loco por decir que la tierra era redonda hasta que demostró que tenía razón; si algo aprendí de Vincent fue el buscar mis estrellas (es decir eso que me haga soñar) y el saber que está bien ser incomprendido, ya que algún día nacerán aquellos que nos comprenderán.

Todos mis maestros han sido callados en algún momento de su vida, pero aun así hablaron, ¡qué valientes!, los admiro mucho, todos son tan distintos que me hicieron ver que las voces tienen distintos colores, tonos y matices. No todos tienen que hablar igual. No todos tienen que comprenderte. No todos te deben callar. Si hablo y no me comprenden, no siempre significa que no sé hablar. Sé que debo mejorar mucho mi habla y trabajaré en ella, pero también tenemos que trabajar nuestros oídos, debemos diversificar nuestra capacidad auditiva, no todos seguimos el camino de la normatividad, no todos pensamos igual y eso es bueno, dejemos de callar a personas por años y luego reclamarles por no hablar. Si dejas de callarlos, tal vez después no tengas que obligarles a hablar. Espero no volver a escuchar en el aula un “¡cállate, pero habla!

 

Comentarios

Alba Daniela, te felicito por el excelente artículo que has escrito. No sé si te darás cuenta y si tus compañeras de grupo se percatarán del salto enorme que significa este texto en tu escritura, al expresar tu pensamiento y tu cultura literaria y pedagógica.
De verdad, te felicito. José Manuel Frías Sarmiento
Anónimo dijo…
Wow,!!que decir cuando empiezo mi día con esta lección, creo que todos nos sentimos identificados con esa palabra tan tráumente
Que nos marca , nunca analice cómo ahora lo haces tú , cállate pero habla !! Gracias por abrir mis oídos ,eres una niña genial y estoy muy orgullosa de ti ,te quiero mucho

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