“¿Por qué yo no puedo sacar lo mejor de mí? ¿Qué me está limitando y hace que me aferre a esta manera de ser, en el empeño de querer ser?”






¡QUÉ LUNES TAN BONITO TUVE HOY, VERDAD DE DIOS...!


 

Hugo Esteban Martínez Reyes

 

Todo comenzó cuando se me hacía un poco tarde para llegar a la escuela, o eso es lo que yo pensaba en un principio al no medir bien el tiempo. Al entrar al salón, observé al profesor Frías disfrutando de unas canciones que hablaban de la libertad, de lo que pasó en aquellos días de principios de octubre del año 1968, la trágica matanza en Tlatelolco; canciones que nunca había escuchado en mi vida, lo que para el profesor era cultura. ¿Qué quería decir el profe al decir estas palabras? ¿La cultura de hoy en día acaso es monótona? Bueno, transcurrió el tiempo y, al parecer, mi "juicio final" acechaba a la vuelta de la esquina. Me sentía preparado con mi exposición del tema "Contexto de la Formación del Artículo Tercero y sus Antecedentes", hasta había creado una temática final, tipo examen de repaso, muy fácil, consistía en responder preguntas de verdadero o falso con ayuda de una plataforma de la web llamada "Kahoot"; pero, ¡oh, sorpresa!... el cable adaptador HDMI del proyector no funcionaba. Me sentí atrapado y sin saber qué hacer (y eso que soy el técnico del grupo), sólo quería que me tragara la tierra, no podría proyectar mi trabajo al grupo y, por si fuera poco, mucho menos podría realizar la actividad que, incluso, tenía premio al primer lugar. Sentía que esto iba de mal en peor. Y así sucedió.

Comencé con mi exposición y no sé qué me pasó, había ensayado la exposición desde el día domingo y parte del lunes en mi trabajo, teniendo como público en los primeros ensayos en la casa a mis abuelos y mi señor padre, los cuales me ayudaron en mi seguridad y les gustó saber acerca del tema; en un principio quería que me apoyaran en mis habilidades para poder proyectar mi trabajo, pero parecía que se envolvían en los temas e, incluso, debatieron, cosa que me dio gusto después.

El lunes, en el trabajo, en un tiempo de ocio, decidí ensayar teniendo como público al "gordo", el perro guardián de la empresa, que estuvo muy atento a mis diapositivas, puede ser que le gustaban los colores grises tan sorprendentes que miraba, pobre de él, tuvo que soportarme por más de media hora escuchando a un pobre diablo como yo. Volviendo al salón de clases, esa seguridad que había consolidado tiempo atrás se fue a la basura cuando empecé a tartamudear y trabarme con mis primeras palabras, ahí fue cuando pensé "híjole, ya me amolé y bien gacho". Y jamás me sentí tan ignorante hacia un tema del cual apenas hace 5 minutos me sentía tan seguro de dominarlo, pero traté de retomar el curso tomando de apoyo las diapositivas, y cuando digo de apoyo era porque era más la lectura que hacía de ellas que exposición propia; gracias al cielo pude desenvolverme bien en la primera parte de mi exposición y, de repente, el profesor Frías me interrumpió diciéndome que me acercara a la proyección y no tener que voltear y agacharme cada que quería leer algo de la diapositiva, Y quería desenvolverse en el tema pero sólo repitió lo que yo dije, el tal vez no se dio cuenta o no lo tomó así, pero mi santa imprudencia le hizo saber eso y no lo tomó a mal, incluso se divirtió un poco.

Jamás creí que la cabeza me empezara a dar tantas vueltas y que ésta girara junto a mi fatídico destino, mientras más transcurría el tiempo, más sentía que todo saldría mal, las palabras se me enredaban y se me movían, no sentía que se llevara un buen ritmo, después me di cuenta que cometía los mismos errores, una y otra vez, y el profesor me los indicaba; pero llegó un punto en el que ya no lo hacía de forma elocuente; y desde ahí pude ver, de manera metafórica, el como yo mismo entraba a un ataúd, preparándome para morir y ser enterrado, y la pala que recogió la tierra para sepultarme fueron las ultimas diapositivas, las cuales contenían sólo información de las reformas al Artículo Tercero. En un principio, cuando dosifiqué las diapositivas, había creado un total de 57 diapositivas en las que separaba todas las reformas con cada apartado y el objetivo que cada uno tenía y su trascendencia, no creía que fueran tantas y al final opté por simplificar todo vaciándolas en diapositivas con las reformas "resumidas".

Al final, éstas fueron las gotas que derramaron no sólo un vaso, sino toda la jarra completa; obviamente, al profesor no le gustó nada y menos porque dio una explicación de lo que no se debe hacer en una exposición poniendo de ejemplo mi trabajo. No me sentí ni humillado ni con rencor, no tenía sentimiento que expresar, no sabía qué sentimiento era ése, no era ni siquiera tristeza, era un sentimiento tan cercano, pero, a la vez, tan lejos de la desilusión. Me sentí tan insatisfecho de mí mismo que empecé a dudar en mi cabeza si realmente quería trabajar en la docencia, si quería trabajar como una persona que lograría sus metas, mis metas siempre han salido conforme el destino me las da, las oportunidades no las debo de desaprovechar; y eso cada vez me hundía más y más, a pesar de que sentía en cuestiones personales que el día domingo antes de la exposición del lunes había sido uno de los mejores de mi vida, en cuestiones educativas, esa tarde de Lunes, había sido mi clavario. Poco después de que terminé con la proyección, no podía pensar a fondo, no saqué apuntes de nada, me puse a presenciar las proyecciones de mis compañeros, tratando de relacionar sus bondades para tratar de enmendar mis errores y aprender un poco, pero fue insuficiente, no creí que estuviera tan fatídico, llegar a cuestionarme de si la meta de ser maestro es la que yo quiero gozar. Sentía como el fracaso me soplaba en la nuca, aunque después me di cuenta que era el aire frío del Mini Split.

Me ponía a pensar en que todas las noches en las que me desvelo hasta casi las dos o tres de la mañana son en vano, el levantarme a trabajar desde las seis o siete para empezar a atender clientes desde las ocho de la mañana y ganar mi propio dinero que comparto con quienes más amo y a los que dedico mis metas, mis seres queridos, mi familia.

No aprendí casi nada de las otras exposiciones, con excepción de que las bases de la educación son la democracia, el respeto y la equidad, y si de verdad no se tocaron esos temas realmente estoy tan frito que ni la lava me puede hacer más daño. Ojalá y alguno de estos días pueda aplicar verdaderamente las técnicas, para poder expresarme de buena manera y ya no tener que depender de esta literatura tan tonta para mi cabeza, porque no puedo decir nada que provenga desde mi fondo sin que tenga que plasmarlo en letras, en experiencias diarias como éstas, en poemas que hablan por mi desde el fondo, en pequeñas frases describiendo como me siento en esos momentos. Estoy harto.

Si de lo que vimos en clase, lo que vivimos y experimentamos en ella, es lo que debo plasmar, no queda más que dudar que lo he puesto todo aquí, el profesor es excepcionalmente correcto. ¿Por qué yo no puedo sacar lo mejor de mí? ¿Qué me está limitando y hace que me aferre a esta manera de ser mi yo, en el empeño de querer ser? mi verdadero desempeño escolar empezó a darme cachetadas en el cerebro.

Lo peor de todo es que creo que no alcance cupo para el Taller de Redacción que impartirá el mismo profesor Frías, porque hoy empezaban las inscripciones y si, de por sí, fue en vano ir el día viernes de la semana pasada, creo que a estas instancias es imposible poder tener un cupo en estos momentos.

Me siento confundido y que creo que he sacado de contexto este trabajo, pero aun así lo dejaré para que mi mente pueda estar un poco tranquila y, sobre todo. poder decir que mi lunes en la clase, fue una total montaña rusa para mí.


Comentarios



Hugo, creo que, con la experiencia del lunes, empezamos a aprender de verdad. A darnos cuenta que las cosas No siempre salen como lo deseamos, incluso, ni siquiera como las planeamos; y, que, por eso, siempre hay que tener un Plan B que nos auxilie en caso de que el primero nos falle.
Y el Plan B, debiera de ser una panorámica global del tema que abordaremos, una mirada crítica y personal sobre los puntos que se tocan y la seguridad de que lo que hagamos en la clase es para aprender; y, sobre todo, recordar que de lo que más se aprende es de los errores y equivocaciones, si las observamos, si las reflexionamos y las entendemos, como ahora lo haces tú.

Creo, Hugo, que eres un alumno atento e interesado por aprender, creo que lo haces bien y que la del lunes fue una gran experiencia que te ayudará mucho en tu proceso para convertirte en un gran educador.

Y, sí, de verdad, creo que tuviste un Gran y Bonito Lunes, porque nos hizo ver que todo siempre se puede mejorar. Fue Una Grande y Educativa Experiencia.

Saludos, un abrazo y adelante. Mtro. José Manuel Frías Sarmiento

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