“Tenemos una venda en los ojos, tan amarrada que parece imposible de soltar; no queremos ver por todo lo que está pasando la Tierra”



 



MUNDO CIEGO

 

Danna Cecilia Orrantia Guerrero

 

Impactantes noticias, ciudadanos, cada día que pasa nos estamos quedando con menos de este elemento tan vital para nosotros.

Recuerdo cuando tenía 8 años, estaba en primaria, me enseñaban la importancia del cuidado del agua, incluso, formas para no desperdiciarla, lo típico de lavar el choche con una cubeta y no usando la manguera, no dejar la regadera abierta mientras nos enjabonamos a la hora de ducharnos. ¿Dónde quedaron esos aprendizajes?

Yo regresaba entusiasmada a casa, contándole a mi mamá que debíamos hacer para ayudar al planeta y salvar el agua; hasta intentaba poner el ejemplo llevando a cabo esos consejos que me dio mi maestro. Con el tiempo, se perdió ese entusiasmo y con ello mi visión por salvar el agua.

Después, llegó el tema de la contaminación, no tirar basura donde sea, reciclar, me lo enseñaban con canciones, y yo feliz las repetía una y otra vez en mi mente. Las tres R en el salón de clases, las repetíamos en unísono cuando el profesor nos lo pedía, cómo separar lo orgánico de lo inorgánico; identificaba rápidamente cualquier elemento perteneciente a estas dos formas de separar, pero no lo agarré como una rutina, solamente lo mantuve conmigo mientras el sistema me lo pedía como requisito para pasar la materia.

Entonces, ¿Es culpa del sistema que yo no llevara todo esto que se me enseñó a la práctica? ¿Es culpa del sistema que nos estemos quedando sin agua? ¿Es culpa del sistema que la contaminación sea tan grande que afecte el cambio climático?

Por supuesto que no lo es, proviene de la cultura que nosotros mismos formamos, sólo yo, en mi familia, estaba interesada por ahorrar agua; en mi contexto decían que es muy tardado usar una cubeta para lavar el carro, aparte me decían: ‘qué cansado estarse agachando a cada rato para juntar agua, ¿Qué no ves que no puedo?’, apagando así la luz de esperanza que tenía por salvar al mundo poniendo mi granito de arena.

Entonces, me decía yo, si no puede, ¿por qué no hace ejercicio para tener una condición y lograrlo? Pero no, es mucho más importante tomar refresco y comer papitas mientras miran una serie de moda en Netflix, sentados en el sillón de su sala, sin intentar ver que, del otro lado del mundo, personas sufren por no tener agua para beber, ni comida para callar ese ruido constante en su estómago, ni un techo donde pasar las épocas de lluvias.

No podemos salvar a todos, pero la yo pequeña pensaba ¿Y por qué no? ¡Cómo voy a saber que no se puede si no lo intento, cómo espero ayudar si no aporto ese granito de arena, por qué debo mostrarme menos ante injusticias como el yo disfrutar del agua a chorros mientras otros no tienen ni un sorbo! Yo me veía cuidando ese elemento, esperando ser de ayuda, que al no tirar una servilleta al piso y buscar un bote de basura sirviera para algo, que alguien tomara entonces mi ejemplo, así ya no estaría sola en mi intento por ayudar, seriamos varios interesados, y aunque fuéramos dos, ya hacíamos bulla.

Y entonces nos quejamos del calor y cuando no es de éste, es del frío; nos quejamos porque llovió y después porque no lo hizo. Cualquier situación es motivo para hacer un berrinche o soltar un comentario negativo respecto al clima; disfrutando el privilegio de que si hace calor, prendo el aire acondicionado y me encierro en mi habitación; si tengo frío, saco mi chamarra y me cubro con ella; si llueve, no me preocupo pues estoy bajo el techo de mi casa y si no llueve, pues mejor, así hago mis actividades con normalidad, sin preocuparme por el clima; pero aun con estos privilegios, tengo el derecho de quejarme, pues qué flojera buscar esa chamarra que a lo mejor ya tenía guardada en lo recóndito de mi closet; qué flojera, ya me encontraba acostado y ahora tengo que pararme para prender el mini Split de dos toneladas que me acabo de comprar. ‘Uy, noooo’, empezó la lluvia y ya no puedo ir a comprar ropa al centro comercial como tenía planeado. Mientras otros se mortifican porque ese año no llovió, sus siembras se vieron afectadas; el gobierno se muestra preocupado pues las presas no están llenas de agua, los ríos cada vez se ven más bajos y no rebosantes de agua como deberían; las personas que no tiene un hogar se muestran preocupadas buscando donde dormirán esa noche, pues el cielo está tan nublado que presagia una gran lluvia.

Tenemos una venda en los ojos, bien amarrada que parece imposible de soltar; no queremos ver por todo lo que está pasando la Tierra. Nos encontramos tan cómodos que preferimos ignorar lo que les pase a otros habitantes del planeta; “mientras no sea yo, todo bien”. Somos ciegos ante la injusticia ajena. Somos ciegos ante el desabasto del otro y nos olvidamos que el día de mañana también nosotros podemos estar en su lugar.

Los recursos naturales no son eternos, el que se esté acabando en algunos lugares debería tenernos alertas acerca de cómo podemos aportar para que nos perduren el suficiente tiempo como para seguir con nuestras comodidades; pero esa venda no nos deja en paz, nos tiene tan bloqueados, sólo tiene un hueco y es para mirar a nuestro alrededor, nos tiene encerrados en una caja de 3x3 en donde sólo nos observamos nosotros y a los que nos importan realmente.

Acto egoísta que se dice ser la naturaleza del ser humano y con el que no estoy de acuerdo. Debemos empezar a soltar esa venda de nuestros ojos, aunque el nudo se muestre renuente a separarse. Debemos agradecer los privilegios que tenemos, concientizarnos y no desperdiciar los elementos con los que contamos, sólo porque hasta este momento los tenemos a nuestra disposición en grandes cantidades.

Y hay que hacerlo, porque, Mundo Ciego, hoy eres privilegiado y mañana te tocará soñar y añorar de cuando eras un privilegiado.

Comentarios


Danna, mucho de lo que se enseña en las escuelas, se queda en las escuelas; casi nunca llega su efecto a la vida cotidiana que marca nuestra personalidad y nos identifica como seres humanos preocupados, en este caso, por la preservación de la casa en la que vivimos, nuestro planeta. Pero tu Mundo Ciego, es ya una mirada inteligente y aplicada que nos da un haz de esperanza en un mejor futuro.

Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Hola Danna, tienes mucha razón. Yo también me acuerdo de todos esos actos de concientización. Pero creo que al quererlos llevar a implementar ahí empieza el choque. Y volvemos a nuestras costumbres anteriores. Sin duda tus observaciones son importantes y me hacen pensar que hemos estado muy agusto con los ciclos de la naturaleza sin haber empezado a crear mas tecnologías que nos permitan hacerle frentes a esta escasez, claro sin ser complacientes y volvernos mas irresponsables. Muy bien, Danna excelente escrito de una ciudadana preocupada. Te mando Saludos.
Buen texto Danna, todo parte de la toma de consciencia y evolucionar en esa consciencia y como bien dices quizá es un mundo ciego pero en la medida que cada ser humano que abra los ojos y aporte ese granito de arena seguro avanzaremos, malo será y triste a la vez cuando nos damos cuenta pero no hacemos lo que está en nuestras manos y corresponde hacer.
Te felicito por tu introspección y observación de este mundo ciego que nos tocó vivir, este escrito es parte de tus granitos de arena para la aportación de un mundo mejor.
Un fuerte abrazo y saludos.
Fermín dijo…
9 de cada 10 personas caminan
En la oscuridad y no observan
Los daños al planeta,hoy la escasez
De agua agobia a un estado en poco
Tiempo se sumarán uno ó dos más,
Maravilloso escrito qué invita
Aportar nuestro granito de arena
En pros de la naturaleza.
Mayra Zazueta dijo…
Danna,me siento contenta que la escuela haya desarrollado en ti y estoy segura que en muchos otros jóvenes, esa conciencia de cuidar el planeta. Somos mas de 7 mil novecientos millones de habitantes responsables de hacerlo de manera permanente y decidida,el tiempo se agota. Abrazos. Maira Zazueta.

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