“El Gary se puso un bonito mandil de cuadritos, cogió la escoba y se afanó con la loza en el fregadero para seguir después con la ropa del lavadero”
EL GARY
José Manuel Frías Sarmiento
El Gary ya resolvió su problema, él ya no se
preocupa por llevar el sustento diario a su hogar; él solamente lo administra o,
mejor dicho, lo hace rendir. Hace tiempo, dicen los que conocen la historia de
este güerito, El Gary llegó a un acuerdo con su mujer: como él batallaba para
encontrar trabajo rentable y como le gusta el chupe y eso le impedía cumplir
con sus obligaciones laborales, pues acordaron que la señora saldría a trabajar
y él se encargaría de los quehaceres del hogar. Y dicho y hecho; El Gary se
puso un bonito mandil de cuadritos, cogió la escoba y se afanó con la loza en
el fregadero para seguir después con la ropa del lavadero. ¡Ay, Dios de mi
vida!, al principio ¡qué tortura sintió El Gary!; Pero después, ¡bendito sea
Dios, a todo se acostumbra el hombre!, El Gary le fue cobrando cariño a su
nueva ocupación.
Entre barrer el patio y la cochera, regar las plantas del escaso jardín, trapear el piso de las dos plantas y preparar la comida para tenerla caliente y humeante a la hora en que la señora llegaba del trabajo y la niña del colegio, apenas si le quedaba tiempo para fumarse un cigarrito a sus anchas, como a él le gusta pues. Sin contar con las madrugadas para preparar el desayuno y tener lista la ropa para cuando la señora sale del baño matutino, esperarla a que termine su desayuno y despedirla a las puertas del enrejado que mandaron poner ya que ella comenzó a trabajar. Porque antes, ni soñarlo; ¡no, si se ve que las cosas mejoraron con el cambio de papeles!
El Gary ya se olvidó de sus responsabilidades anteriores, ahora busca mejores y exóticas recetas de cocina; inventa nuevas puntadas para remiendos invisibles y novedosos adornos para el hogar que hoy, bajo su tutela, parece más hogar que cuando su mujer lo atendía.
Así es la vida, pues, hay que entenderla para no
equivocarnos a cada rato; muy pocos sabemos para qué servimos hasta que la
realidad nos coloca en nuestro sitio. Lo interesante será que asimilemos los
nuevos roles para encauzar el rumbo de nuestros destinos, lo cual no es cosa
fácil en verdad; y lo es menos cuando el nuevo rumbo difiere de lo que
suponemos la vida nos debe dar.
El Gary no tuvo esos prejuicios y de bolón pimpón corrigió el rumbo en cuanto se percató que su embarcación empezaba a hacer agua. “Ni maiz -ha de haber dicho- la estás regando mi Gary, más vale que concertacesiones con tu mujer y cada quien se ubique en el sitio en el que más ayude a la casa en la que ambos viven”. Y así fue, mi Gary ahora vive feliz, pues como amo de casa se gana no sólo su comida. sino que, además, le dan para su diaria cajetilla de Marlboros Ligh, que se fuma en la cochera o en el jardín para no apestar la casa con el odioso humo de los cigarros que fumas, tal y como su mujer le dice. Por las tardes, le dan dos horas para que salga a mirar y caminar por el parquecito del Fraccionamiento y los sábados los tiene libres, después de hacer los quehaceres, por supuesto. Entonces El Gary vuelve a ser el de antes, se compra unos doce botes y los bebe despacito, saboreándolos, porque tampoco es mucho lo que le da su mujer; pero él se da sus mañas para encontrar a quien bajarle unos billetes y continuar tomando la mañana del domingo. Ya en la tarde se calma, o lo calman, porque el lunes tempranito tiene que ser el nuevo Gary, el hacendoso amo de hogar que hace años viene siendo, con gran tino para su familia y su hogar: el hogar del Gary.
¿Cuántos Garys estarán desperdiciando su vida en trabajos que, tal vez, ni merecen ni les reditúan la tranquilidad que al Gary le proporciona ser el amo de casa modelo que ahora es?
Comentarios
Saludos. José Manuel Frías Sarmiento
Me pareció muy bien retratado el relato. No lo dudo y abunden muchos Garys. Se me hizo cómico que no titubeara y luego y luego empezó a hacerse experto en los roles del hogar. Pero bueno, me imagino que en el mundo del Gary la primera orden de ataque es acomodarse rápido a lo agusto.
Me pongo a pensar, Master Frías, y con varios relatos que ha hecho ya tiene bien ubicados ciertos roles de personajes en la cultura y lo sabe retratar perfectamente con la pluma.
Pero bueno, la pregunta persuasiva final que dobla, la del millón: Cuantos no están desperdiciando y estresando su vida simplemente por no irse al bando del Gary?
Saludos Master Frias, ya le temblaba la pluma por soltar un texto.
Saludos maestro.
Alma Beltrán
Al recuerdo de mí vida en solitario
Cuando tenía la obligación de tener
Limpia y en orden, fuí muy feliz cómo
Gary... Excelente escrito Sr.Frias.
Una historia por demás interesante, y lo mejor que es una historia real con personas reales. Muy buena historia y magistralmente escrita
Gracias por compartirlo.