“Los ciudadanos quedaron en el olvido y en aislamiento total, presos de la ignorancia y rechazados por todo el mundo”
LA TIERRA DE LOS IGNORANTES
Laura Elizabeth Trujillo Tuz
Cuando todo inicio…
A las afueras de todas las
escuelas del país había cientos de carpas de acampar, basura tirada y los
restos de fogatas apagadas; para las 6 de la mañana aparecieron los primeros
rayos del sol, se alzaban por detrás de las montañas grisosas que se veían a lo
lejos y, también, se comenzaban a ver a las primeras personas que se levantaban
y preparaban para ponerse al pie de la puerta de su escuela, para impedir que
se llevaran a cabo las propuestas de la
reforma educativa que habían podido detener por 3 años.
En el campamento había
directivos, maestros, alumnos, padres de familia y demás personas interesadas
en la educación; estaban plantados en huelga desde hacía ya 4 años, desde que
en el 2037 se aprobó la nueva reforma educativa, en la cual se había propuesto
desaparecer las escuelas del país y que la educación fuera en casa. Dicha
reforma dejaba inactivos a miles de maestros jóvenes de todo un país, a
maestros con antigüedad pensionados con la mitad de su sueldo, y a otros tantos
desplazados a puestos de intendencia para el mantenimiento de los edificios,
hasta que se vendieran o se ocuparan para una nueva institución o empresa. La
desaparición de la escuela generaba millones de desempleos, al afectar también a
pequeños restaurantes ubicados afuera de las universidades y bachilleratos,
cuyo consumo de estudiantes era el principal ingreso para sus familias; además de
que todos los puestos de personal y administrativos habían decaído a menos de
la mitad de empleados.
Pero, sobre todo, dejaba a
millones de estudiantes sin la oportunidad de convivir en un entorno social y
escolar oportuno para su formación académica integral; dejaba a la deriva a
miles de niños y niñas, jóvenes y mujeres adultas, cuyo único lugar de paz era
la escuela. El único espacio donde se les trataba con respeto y se le enseñaban
valores. La escuela era un segundo hogar para este grupo de personas y era el
lugar más bonito que tenían en sus vidas. Y
ahora estaba por desaparecer.
Éstas eran unas de tantas
razones que daban los inconformes que se encontraban plantados, razones que
para las autoridades y políticos no eran suficientes; a pesar que desde el año 2035
se había desatado una ola de violencia que había cobrado la vida de muchos
estudiantes y maestros, principalmente mujeres, al ir a la escuela. Su
principal argumento al aprobar la reforma era ése. Muchos decían que el gobierno
estaba detrás de todo, pues se había convertido en una cortina de humo que
mantenía al pueblo concentrado en los muchos casos de desaparición y
feminicidio mientras se aprobaba la reforma educativa. Habían pasado ya 24 años
desde que, en el 2021, se puso fin al confinamiento por la pandemia Covid-19.
Se dijo, entonces, que se había demostrado que la educación en casa había
funcionado muy bien de manera improvisada y que funcionaria de manera más eficaz
ahora en el 2041, que todo estaba muy bien planeado, sobre todo, porque ya se
contaba con una cobertura casi del 100 por ciento de internet gratuito en todo
el país, y porque planes y programas de estudio estarían totalmente basados en
la educación en línea y a distancia.
Por las calles se miraban miles
de carteles con fotografías de mujeres y de niñas desaparecidas y asesinadas;
eran pinturas rústicas en las paredes, en los muros y otras en lonas; por lo
general, era común ver una pancarta de gobierno colocada justo al lado de cada
cartel, con el lema: “Si ella no hubiera salido de casa, ahora estaría
sonriendo”. Lema que para muchos era una burla, pues mientras los criminales
estaban libres, a los ciudadanos les querían encerrar. El gobierno decía que
era una estrategia temporal, en lo que se esclarecían algunos casos y se
atrapaban a los delincuentes que tanto miedo habían sembrado en la ciudadanía.
Pero los que ya conocían esas estrategias no creían que sería algo temporal,
pues una vez cerradas las escuelas y viendo el ahorro en el gasto público
destinado a la educación, habría una nueva fuente de riqueza para muchos que
tanto daño habían hecho al país.
La burocracia dominante estaba
dispuesta a desaparecer todas las escuelas del país, cerrar las bibliotecas
públicas, prohibir y sancionar a quienes se atrevieran a dar clases
particulares, y las advertencias eran claras: cárcel, multas elevadas,
persecución y, tal vez, algo más, a quien se opusiera a las nuevas normas. Sin
embargo, algunos aún se resistían, afuera de las escuelas habían resistido
motines, donde fueron golpeados, rociados con gas lacrimógeno, algunos
encarcelados y a los más desafortunados no se les volvió a ver.
El día 2 de octubre de 2041,
fecha representativa para los que se interesan por la educación, en punto de
las 8 de la noche, se encontraban todos los protestantes de pie, en silencio y
con una vela en mano, cuando a lo lejos se oyó caer la primera lata de la que
comenzó a emanar un humo sofocante que les quitaba el aliento y les nublaba la
visión. Y, entonces, comenzó de nuevo la pesadilla, una nueva represión, hubo
quienes corrieron y huyeron del lugar; y hubo, como siempre, los valientes que
lo dieron todo y se quedaron a luchar por la educación; pero los rebasaban en
número, la sangre corrió, los gritos se escucharon fuertes, los disparos al
viento se fueron en eco por toda la ciudad… y después llegó el silencio y sólo
se escuchaban los zapatos apresurados de los culpables del cruel ataque y el
ruido de los carros que se iban del lugar.
Los vecinos no se atrevieron a
mirar por las ventanas, el miedo estaba en el aire y se tenía el presentimiento
que algo muy malo había ocurrido. Y la noche calló y los primeros rayos de sol
comenzaba a salir. A las 6 de la mañana las televisoras de todo el país
anunciaban la noticia, -la reforma entraba en vigor, las escuelas desaparecían,
el plantón había terminado, protestantes se han rendido y han regresado por su
propia voluntad a sus hogares-, era lo que emitían todos los noticieros, mientras
que las redes sociales se inundaban de fotografías de desaparecidos y
testimonios de sobrevivientes del ataque mortal.
Para el día 5 de octubre miles
de escuelas en todo el país habían sido desmanteladas, hubo quienes festejaron
que ya no habría clases presenciales, los más pequeños no entendían que pasaban
y sólo dijeron adiós a sus maestros pensando que el lunes volverían. Otros que
ya tenían un poco más de conciencia lloraron al partir de su escuela, sabiendo
que ése era el último día. Y lo peor estaba
por comenzar.
Ya se veía venir…
La educación en casa comenzó.
Al principio, todo parecía marchar bien, pero, al paso de los días, las
ausencias se comenzaron a notar. –“Es que no tengo otro celular, maestra. -Es
que yo trabajo, maestra, y el niño no se conecta. -Es que yo no le entiendo,
maestra, y no le sé explicar”. Eran miles de problemas que afectaban
directamente el aprendizaje de los más pequeños que dependían de la asesoría de
un adulto para realizar sus quehaceres educativos; niños que provenían de
hogares donde papá y mamá tenían que trabajar para subsistir. Otro problema era
la falta de dispositivos, si bien la cobertura de Internet era gratuita, el
gobierno no dotó de las herramientas suficientes para aquellos que no tenían
recursos para comprarlas. 20 años después, la historia se volvía a repetir. Esta
vez no era causa de una pandemia, era decisión de los que dirigían el país. Así,
miles de niños y de jóvenes, poco a poco fueron perdiendo el interés en sus
estudios, dejaron de socializar y las comunidades se llenaron de personas cada
vez más aisladas y calladas, que siempre parecían tener pena de hablar.
El mundo siguió girando y al
paso de los años, 50, 100, más quizás, de haber parado el funcionamiento de las
escuelas, el país estaba hecho un caos después de que las grandes potencias mundiales
cortaron lazos con él para exigir que eliminaran la reforma educativa. Pero no
cedieron. Países vecinos levantaron fronteras muy reforzadas y grandes, el
Banco Mundial, la UNESCO y demás instituciones que se preocupaban por la
educación en el país e invertían en ella, dejaron de insistir y se retiraron;
las empresas extranjeras cerraron y salieron del país, y llegó el momento en
que nadie entraba ni salía. Los ciudadanos quedaron en el olvido y en aislamiento
total, presos de la ignorancia y rechazados por todo el mundo. Ahora el país era conocido como la tierra de
los ignorantes.
Como si, además del mundo, el
Ser Divino también se hubiera olvidado de las personas que vivían en la tierra de los ignorantes, sucedieron
una serie de eventos muy desafortunados; se vivió una ola de violencia jamás
vista, saqueos en los comercios, asaltos a las personas, robo de propiedades,
asesinatos tan sádicos y cada vez peor, peleas muy violentas entre toda clase
de personas, niños, niñas, adolescentes, ancianos… La escasez de insumos
médicos y alimenticios volvía locos a todos. Y como si el cielo mandara un
castigo extra, había sequías que duraban años y escaseaba hasta el agua para
tomar. Las nuevas generaciones en la
tierra de los ignorantes, eran de piel áspera, a lo mucho llegaba a medir 1
metro con 50 centímetros, tenían una panza abultada y extremidades largas y
flacas. Era como si en lugar de desarrollarse y evolucionar, estuvieran
evolucionando para adaptarse a las condiciones en las que se encontraban.
Y los años siguieron pasando. 200
años después de haber cerrado por completo las escuelas, la palabra Educación
había quedado en el olvido, así como quedó la
tierra de los ignorantes para el resto del mundo. Nadie fuera de este lugar
sabía con certeza lo que pasaba, la gente quedó incomunicada cuando se robaron y
bloquearon por completo todas las líneas de comunicaciones e internet. Y al ser
presos de este lugar no pudieron salir nunca, así que el país entero era un
cementerio de familias completas.
Cuando todo acabo…
Se rumoraba que habían
regresado a la barbarie, que se comían unos a otros, que no eran iguales al
resto del mundo, que su genética se había transformado y ahora tenían jorobas
similares a los camellos, debido a las largas sequias que atravesaban habían
desarrollado esa joroba para reservar agua. Eran sólo rumores pues hacía tiempo
que nadie los veía, ya que en toda la costa del país se formó una gran maleza
proveniente de las algas del mar que recubrió rocas y puertos hasta formar una
gran pared de hierbas, algas y arena que medía 4 metros de altura y era
imposible ver más allá.
Pero después de 200 años el
mundo empezó a sentir curiosidad por ver que había atrás de esa grande y verde
pared, sentían morbosidad de saber si lo que se decía era verdad. Así que
enviaron uno de sus bots exploradores, con los cuales exploraban Saturno y
esperaron 7 días después de que atravesó la maleza que recubría toda la costa,
pero jamás volvió a salir, sin embargo, el bots había transmitido imágenes
antes de ser destruido y, gracias a eso, pudieron darse cuenta de las extrañas
criaturas en las que se habían convertido aquellos que renunciaron a la
educación. Ya no eran seres civilizados, eran criaturas de poco cabello, piel
áspera y arrugada, pocos dientes amarillentos y unos ojos grandes y redondos
que parecían sorprendidos, tal vez, por la extraña forma del bots. Y pudieron
observar que, efectivamente, habían desarrollado una gran joroba en sus
espaldas que los obligaba a caminar encorvados, no usaban ropa, ni vivían en
casas, ya no había rastro de que en ese lugar hubiese habido alguna vez una ciudad.
Pero lo más escalofriante era
que estos seres se comían unos a otros, eran muy violentos y ya no hablaban; se
comunicaban a través de señas y sonidos, como bestias salvajes, entre ellos. Y
casi siempre estaban peleando para ver quién sería la próxima cena. No había
lazos de familia o alguna amistad, aquí eran todos contra todos. No había
alguna señal de civilización o de humanidad en ellos.
Así que otros países temieron
lo peor si, por alguna razón, esas extrañas criaturas llegaran a salir de su
territorio. La tierra de los ignorantes
se convirtió en una gran amenaza para todo el mundo, a pesar de sus grandes
avances tecnológicos y científicos. Era una aberración lo que se veía en esas
imágenes que asustó hasta los más valientes y poderosos, -“Han ido más allá de la
ignorancia- decían. Han caído en un estado de bestialidad”. Contra esa
animalidad no podían o no querían lidiar los más poderosos. Nadie intervino por
ellos, ya no parecían humanos y, por lo tanto, no se les concedió ningún
derecho.
Y tomaron la decisión final...
En lo alto, una gran Luz
iluminó el cielo del gran territorio de la
tierra de los ignorantes. El intenso destello les hizo volver hacia arriba
sus caras feas con sorprendidos ojos que parecían salirse de sus orbitas. Aquellas
criaturas que se formaron después de que la escuela desapareció, detuvieron su
violencia por un momento, todos veían hacia arriba y, por un instante, se pudo
ver algún alma asomada por la gran pupila de esos ojos, un alma presa de la
ignorancia y del salvajismo de aquellos que renunciaron a la educación.
El cielo se ilumino cada vez
más fuerte y, a lo lejos, millones de personas fueron testigos de una gran
columna de fuego y humo en forma de hongo que se levantó cientos de metros, al
mismo tiempo que tomaban conciencia de la catástrofe humana que provocó
desaparecer la educación en una sociedad.
Fin.
Comentarios
Laura, tremendo y tétrico relato futurista el que has escrito. Es ficción narrativa, por supuesto, pero, aunque sea Literatura, deberíamos de leerlo con cuidado para evitar resquicios culturales por los cuales se puedan colar ideas como las que planteas en La tierra de los ignorantes.
Felicitaciones, eres una gran escritora. José Manuel Frías Sarmiento
Saludos.
Saludos cordiales.