“Leer literatura permite a los seres humanos cosechar una forma de ilustración moral, ayudándoles así a realizar mejores elecciones éticas








SIN QUERER QUERIENDO

“Si no es verdad, cuéntalo de modo que lo parezca

 

 

María Luisa Álvarez Piña

 

Pero ¿Por qué esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida?

Ernesto Sabato

 

Ya se va Diciembre, ya es año nuevo. Paz y bendiciones, vienen del cielo. Déjame quererte más, déjame vivir contigo… letra de la canción Se va diciembre interpretada por José Alfredo Jiménez. Quise iniciar el texto con este deseo, estimado lector, a unas cuantas horas que termine el 2021, despedirlo con gran enjundia y alegría para que el venidero 2022 sea mucho mejor. Sin embargo, el contenido del texto no refiere a promesas, metas, deseos de dietas, viajes, dinero, para atraer el amor, la abundancia, el color de la ropa interior, barrer la casa y quemar romero, lentejas para la cena y las doce uvas al llegar las doce… Es decir, rituales para despedir el Año Viejo y recibir el Año Nuevo. Nada de eso. Aunque quizá vendría bien probar la ilusión, en virtud de que forman parte de desarrollo cultural de los seres humanos, quienes lo han practicado desde la antigüedad para venerar a los dioses y solicitar favor. ¿Será verdad, será mentira? ¿Mentiras que las creemos verdades? Porque nos hace sentir bien, he ahí los pensamientos que conllevan a las emociones.

Se dice que el 31 de diciembre representa, para muchas culturas, la culminación de un ciclo, un cierre, un cambio y un inicio. Aunque, muy a pesar de nuestras dudas sobre ese cambio, nos aferramos a la idea de que puede pasar, de que esa renovación es posible. De tal forma que, como es costumbre, no sólo nos convencemos a nosotros mismos de esa “revolución interna” sino que nos vemos obligados a hacer rituales y maniobras para poder creer en ese cambio. ¿Qué tan cierto es lo que nos hacen ver los medios de la información o la literatura?  No sólo hablar de rituales de fin de año e inicio de año nuevo. Sino de otros asuntos sociales, culturales, educativos que emergen en el quehacer diario. Es por ello, que intento dar compresión al texto leído que me trae en esta ocasión entre la posverdad, verdad y la literatura.

La Revista Ethic (sitio Web) me induce a la búsqueda. Sin querer queriendo me lleva a indagar lo que desconozco sobre la palabra posverdad. Qué la define. El diccionario de la Lengua Española dice: Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua (RAE). En definiciones de Oxford Languajes: Información o afirmación en la que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones que suscita.

En resumen, sería la idea según la cual «el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad. En realidad, la posverdad podría ser interpretada como una elongación de una larga tradición de engaños políticos, manipulaciones mediáticas y propaganda.

Asimismo, hay quienes opinan que la posverdad se ha extendido con el auge que ha tenido la cultura digital y el uso de las redes sociales. Esto es posible porque en la actualidad se da a conocer gran número de información a través de las redes sociales que, más allá de ser ciertas o falsas, las personas defienden y critican desde sus emociones y no desde la objetividad de los hechos. Pero bueno, ya me dejo de definiciones porque, tal vez estimado lector, le parezca tedioso y quizás dejó de leer. En fin, prosigo.

El averiguar dicha palabra, tiene su sentido a lo que me atrae en la Revista Ethic en el artículo: Cómo la literatura nos ayuda frente la posverdad. Pese a que no exista una solución mágica que nos haga inmunes a los ataques a la razón y a la ética que se repiten a lo largo de la historia, las herramientas críticas que proporciona la literatura permiten disminuir el peligro de caer en el engaño.

Ante la ilustración de inicio del texto se observa a Don Quijote de la Mancha al señalar con su dedo derecho a Sancho Panza: De los consejos que dio D. Quijote a Sancho Panza. Fue entonces que leí el artículo, para entender a qué refiere la literatura en relación a la posverdad. Al principio no entendía del todo, ya que se sumerge en una serie de datos de 1992, el autor norteamericano de origen serbio, Steve Tesich, empleó por primera vez el concepto de posverdad. Lo hizo en su ensayo «Un gobierno de mentiras» de hecho, se remonta siglos en la historia

En la actualidad, el experto en literatura comparada chino Nie Zhenzhao, a través de su crítica literaria ética, afirma en una entrevista que leer literatura «permite a los seres humanos cosechar una forma de ilustración moral, ayudándoles así a realizar mejores elecciones éticas». La literatura, añade Zhenzhao de forma categórica, «es básicamente una guía para la formación moral de la humanidad». En definitiva, estamos enfatizando la capacidad de la literatura para cambiar la sociedad en la que se inserta. Y este cambio se realiza a través del efecto que los textos literarios puedan tener en cada uno de los miembros de estas sociedades y de las estrategias que éstos ayudan a desarrollar, algo que ninguna otra actividad permite.

A esta potenciación de las posibilidades éticas del texto literario deben contribuir, de forma inevitable para que resulte efectiva y no se convierta en otra forma de manipulación, el crítico literario y, casi con más relevancia, el profesor de literatura. Su tarea es fundamental: contribuyendo a expandir los horizontes mentales de los lectores/estudiantes, señalando la posibilidad de generar una diversidad de significados en cada mensaje, enseñando a reflexionar sobre la postura del Otro y sobre la nuestra, negándose a considerar las soluciones más sencillas –por cómodas que resulten–, y mostrando cómo se pueden y se deben desmenuzar los mensajes aparentemente más inocentes e inocuos, a pesar de su aparente y engañosa simplicidad. La lectura literaria nos ayudará a descubrir la mentira, fomentando la crítica, separando el trigo de la paja. En suma, y como ya dejó escrito Antonio Machado, aprendiendo a distinguir «las voces de los ecos».

Lo que al principio me pareció poco entendible del texto, ahora visualizó la posverdad frente a la literatura quien enmascara, quita la nube gris, el velo que oculta la verdad.  Sin duda leer nos permite tener otras visiones o bien la toma de decisiones acorde al conocimiento ético y demás. Es entonces, que la literatura es la defensora de la posverdad. Una verdad existencial, propia. Cada quien tiene una verdad, una visión de las cosas con o sin conocimiento de causa, misma que se va formando desde una óptica analítica y concienzuda, de la experiencia, de los hechos.

Más que el conocimiento, una realidad que se va generando a través de la literatura, que, aunque pudiese ser ficción, puede tener gran relevancia en los acontecimientos del ayer y hoy. Hay tantísimas historias que nos hacen ver a lo largo de nuestra vida, como verdades. Porque lo que un género literario describe, una historia se asemeja a la realidad y esta trasciende en el arte como una cultura. Hay infinidades de historias plasmadas en la literatura, como filosofía de vida que nos permite conocer, describir el pensamiento y hacer la propia en ello la verdad. Y si nos metemos al principio de una profundidad de lo que se cree que es verdad, lo que plasma la historia, quizás no acabaríamos de conocer la verdad como tal de algún hecho o suceso de interés. Porque entre verdades ocultas se enfrentar el ser humano.

Por citar un ejemplo: el currículo oculto a través de educación socioemocional. Ahora en pandemia se pudo constatar la verdad carente de una formación docente, respecto a esta área de desarrollo personal y social tanto en clases presenciales como virtuales. ¿Pero cómo regular las emociones aflictivas ante situaciones de vulnerabilidad o crisis de pandemia cuando ni yo misma sé cómo controlar el miedo, la ira, la angustia? Pareciera que el hombre cree la verdad puesta en conocimiento hasta sucede. Dar cuenta que en realidad desconoce una verdad que creyó saber. Un contenido oculto en las prácticas educativas. Regular las emociones que ocasiona el encierro, que ocasiona la salud, que ocasiona la muerte al margen del Covid19, entre otro aspecto de la vida misma. Vale las indicaciones, instrucciones o recomendaciones por los organismos gubernamentales e institucionales; pero también vale una práctica diaria donde la calma, la meditación, el silencio, la escucha de ejercicios de respiración, misma que no es vista, ni mucho menos trabajada en las aulas escolares; puede ser por la poca importancia o relevancia que se le da en la vida del escolar como ética, moral, humanismo. La emergencia en crisis de salud, obliga al Sistema educativo a enfrentar un currículo oculto. Más que ver la posverdad en el currículo oculto, diría que se huye al encuentro con los demonios que cada ser humano entierra superficialmente.

Una mentira tan repetida en la sociedad termina creyéndose que es verdad, he escuchado decir en el poder político. No es un secreto que hay políticos que mienten. Ayudar a combatir la pobreza, el narcotráfico, la inseguridad, que todas las personas tengan acceso a servicios públicos… ¿Cuál es tu verdad?  Y como describe Bhagwan Shree Rajneesh en su obra El peligro de la verdad:

No me interesa trasmitirte unas creencias, no me interesa inculcarte ningún tipo de ideología. Mi propósito- que ha sido, y desde el principio de los tiempos-es proveer en ti la verdad. Sé que ya está ahí. Sólo necesitas que se traduzca una sincronicidad, necesitas algo que desencadene el proceso de reconocimiento en ti. Pero recuerda que mi verdad nunca podrá ser la tuya, porque la verdad no es transferible de una persona a otra. Sí, puedes reconocer a alguien que la conoce si tú también conoces la verdad. entonces tienes la capacidad de olerla. De lo contrario, sólo estarás creyendo a la opinión pública.

Si la posverdad tiene su origen en asuntos políticos, sencillamente mentira como instrumento de manipulación, entonces esto me lleva a reafirmar que la literatura es y será siempre una llave al conocimiento de ver una verdad propia, creada a través de la lectura. El currículo oculto, ¿no es asunto político? No es tan oculto porque se ve a la luz de todos. ¿Por qué se oculta una verdad? ¿Qué verdad queremos ver?

La puesta en marcha de los rituales de fin de año, es una cultura arraigada de generación en generación. ¿Se cumplirán los deseos escritos en una hoja blanca tras el encendido de tres velas blancas a pocas horas de fin de año? Verdades o no, ahí están. Sin querer queriendo, la posverdad (falsedad) me lleva a la verdad que creemos que es, porque así nos hace sentir bien. ¿Para qué tantas explicaciones?

Comentarios


Estimada María Luisa, el músculo intelectual no duerme, si los alimenta la llama de la Literatura y el amor por comunicarse. Leer es una actividad que no permite el descanso porque la Vida no para y es un devenir constante y enriquecedor, que sólo quienes permanecen dormidos no pueden disfrutar. Habrá quienes transitan, otros deambulan, hacia un desconocido rumbo educativo que no les atrae porque no miran el currículo “oculto” que la escuela les restriega y les talla por todo el cuerpo, sin que las terminaciones nerviosas de tales educadores, se sientan al menos turbadas en su cosificada cotidianeidad escolar.
Y entonces, como el enorme Octavio Paz recomendaba a los políticos, también los profesores y los administradores de la educación, deberían de leer Literatura, poesía filosófica, con El ogro filantrópico o en el inmenso y munífico poema Piedra de Sol, escritos por el Premio Nobel Mexicano.

Querida María Luisa, te agradezco un Mundo que sigas escribiendo y consolidando este pequeño Colectivo de Académicos Escritores que, desde el mero inicio de la pandemia en nuestro país, estamos tercos en llevarles a los lectores educadores una nueva manera de mirar y de afrontar el Currículo Oculto que se deshace en movimientos para que los profesores y los directivos lo vean. Y, como el Quijote, seguiremos andando el camino.

Saludos, tu amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Estimada María Luisa, a escasas horas de que termine el año, como Ud. dice, me sorprende y me da gusto aprender esa palabra con la que ha venido desarrollando su texto. La Posverdad.

Sin duda , esa palabra de manera abstracta, trata de encapsular todas esas acciones que el constante bombardeo de información con o sin motivos ocultos trata de imponer y de alguna manera trata de formar una "verdad" en nuestro pensar.

Pero, como también menciona, esperemos la Literatura sea la llave para formar bases solidas en nuestra forma de pensar. Y poder separar la verdad. Como dicen " No hay que confundir la gordura con la hinchazón"

Le mando un gran abrazo y saludo. He disfrutado muchos sus textos. Y la oportunidad que este blog me ha dado para conocerla durante estos casi dos años pandémicos.

Esperemos este año que viene sea muy prospero y le deseo lo mejor.
Buena tarde.

Estimados José Manuel. Cierto que el cerebro no duerme, la mente esta inquita (diría mi mente). Leer me da la oportunidad de calmar las dudas, encontrarle salida si es que puedo a través de la escritura. Es mi refugio cálido Frías. Y las ansiedades se minimizan, además me libera del ocio...

Gracias Maestro por leer, aportar y compartir el texto. Por permitirme ser parte del Colectivo de Académicos Escritores, siendo exalumna de UPES.

Ing. Tolosa. De igual manera a Usted, por sus comentarios. Me gusta lo que dice: "No hay que confundir la gordura con la hinchazón" Así es.

¡Feliz Año Nuevo! a todos los que conforman el Blog.
Que la buena salud esté en cada uno y en sus familiares.

Maestra María Luisa


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