
“Antes teníamos otras formas de divertirnos y no había tiempo de aburrirnos. Ahora, si no tienen el celular en la mano la mayoría de su tiempo libre andan todos amuinados” PAREN BIEN LA OREJA, PLEBES Alfredo Zañudo Mariscal Presten atención a lo que les decir, pinches huercos. Escuchen a su tata, bola de chilpayates que no vivieron esos tiempos en que no existían los méndigos celulares que los tienen todos pasguatos. Nosotros jugábamos con los trompos, pero de madera, no como esos de plástico que venden ahora. También jugábamos a las canicas de diferentes maneras. Con este juego era seguro que seguido se rompieran los pantalones de las rodillas. Por eso era mejor jugar con la ropa más chiruda que se tuviera. También había un juego llamado la cuartita que se jugaba golpeando una moneda en la pared, tratando de ubicarse cerca de la que estaba en el suelo, y si la alcanzábamos midiendo con la cuarta de tus manos, tú ganabas el juego. Si quedaba lejos de tu cuar...