“Entonces, usted es muy despistada, maestra, está usted loca porque eso no existe, ¿No tendrá usted déficit de algo?” 









EL MISTERIOSO SALÓN

 

Dania Adilene Gutiérrez Moreno

 

No se puede respirar el agua y tampoco podemos bañarnos con lava porque, como dice la ciencia, nos quemaríamos y moriríamos inmediatamente ¿a poco así de rápido quema? Si me pongo un millón de plumas y salto ¿cuál es la probabilidad de que vuele? A lo mejor y con suerte sí vuelo o, con mucha agilidad, pueda mover las alitas. ¿Y por qué todos dicen que cuando morimos vamos al cielo? ¿Qué tal que, en realidad, nos convertimos en montañas, en árboles o en ranas? Todo es tan exacto, tan igual, tan lógico. Los salones son cuadrados y aburridos; deberían hacerlos de formas esféricas o triangulares. Las maestras siempre van con lentes y un plan para dar clases. ¿Por qué? ¿Por qué no, simplemente, dejan la mente volar?

Cuando hago esas preguntas, me dicen ¡ay, Marcelo, estás chiflado! Pero, quién sabe, mi abuelo, una vez dijo, que hubo un tipo que degolló a una gallina y ésta vivió así varios días, y se supone que es imposible. Personas que sobreviven a lo imposible con rayos que les caen encima, gente con balas en sus cabezas; lo imposible existe.

Adoro imaginar cosas. Me gustan los viajes en carretera, y me gusta ir junto a la ventana, para echar mi cabeza a volar. Pienso que soy un ave y que viajo por el mundo y, aunque pase por la Antártida, mis alas no se congelan.

A veces deseo que un árbol vuele hacia nosotros, que sus raíces se vuelvan manos y nos lleve a un lugar fantástico, en donde sólo haya bosques y animales que hablen.

Vivir en un mundo donde nadie sueña hace que nos llamen niños despistados, con déficit de atención o, simplemente, nos dicen que somos burros. Y es que siempre parezco estar fuera de mí, lejos de lo importante; no se me antoja escribir planas ni leer un libro de historia en el que, a mí, quién me asegura que sea verdad todo lo que leo, ¿A poco es verdad, nomás porque lo dicen allí?

La maestra llega y saca libros, dibuja en el pizarrón y listo: si contestas, sabes; y si no, no sirve tu cerebro. En mi caso es difícil saber si soy listo o no, porque yo contesto, pero no lo correcto; así que estoy entre que sí sirvo, pero más o menos. Siempre escucho que me dicen: -Pon atención, concéntrate, ésas son tonterías.

Lo mejor fue un día que llovió y casi nadie fue a la clase. Entramos y estaban decorando para Navidad, recuerdo que mi escuela era como una montaña en la que los salones iban en subida, yo estaba en los de en medio y había uno que no se usaba: estaba allí, cerrado nada más; estaba lejos, era único en ese espacio, abajo había un patio de tierra y varios árboles donde jugábamos fut; de allí había una loma alta y, más arriba, un salón. Para subir había una escalera enorme. Era muy alto. Las niñas subían allí porque tenía balcón y allí se secreteaban.

Yo, a veces soñaba que entrábamos al salón por una puerta secreta y había juguetes mejores que en toda la escuela. Era un misterio. También decían que allí se aparecía La Llorona, pero yo no lo creo.

Recuerdo también que un día no había ni un salón seco, todos se inundaron y la maestra comenzó a ponerse las manos en la cara, en señal de que estaba en problemas; y entonces dijo –“creo, niños, que llamaré a sus papás porque no hay ningún salón seco –. Maestra, dije yo, por qué no usamos el salón de arriba, no creo que el agua llegue hasta allá. Entonces, todos interesados en entrar, decían emocionados que sí, a lo que la maestra fue por las llaves, todos en filas y emocionados subimos con cuidadito las escaleras, y cuando la puerta se abrió parecía increíble, no parecía un salón de clases, era como una pintura viviente en las paredes, había cientos de pinturas, unas muy creativas, otras medio toscas, las sillas de distinto color y decoradas una a una, botes con brillantinas y perlas, muchas chucherías, el pizarrón tenía focos a los lados y el suelo era como de pizarrón y había gises por debajo; era mágico, al menos para mí, y pensaba ¿por qué es el único salón así?

Tomamos la clase allí y me temblaban las manos, quería tomar todo y usarlo, pintar el suelo, mi ansia era enorme cuando me animé de valor y le hice la pregunta que todos nos hacíamos ¿Por qué sólo este salón es así? El silencio fue raro y la maestra contestó al final: “Este salón fue decorado por un maestro, era muy creativo y muy dedicado, él murió y el salón quedó embrujado. Antes estaba más decorado, pero intentaron quitar las cosas y… mejor lo conservaron así, nadie lo usa ya, así que no toquen nada porque el maestro se los hará pagar”. ¿Y usted cree eso? Digo, usted siempre dice que eso no es lógico, cómo va ser que, si está muerto y está en el cielo, lejos de aquí, venga a cuidar su salón, eso es muy loco. “Claro que no, dijo la maestra, es verdad, yo intenté limpiar el salón y me escondían los trapos, hablo en serio, no crean que es juego mío”. Muchos se reían, unos querían llorar, yo me molesté y le dije: Entonces, usted es muy despistada, maestra, está usted loca porque eso no existe, ¿No tendrá usted déficit de algo?  No vuelvas a decirme algo así, soy tu maestra, y sé más que tú, yo lo vi, así que es verdad. ¿Verdad que no es agradable que no nos crean, maestra? Un poco de su rostro quiso enojarse, puso la cara como si le hubieran ensartado una tachuela en algún lado, pero no sé lo dije. Creo que se sintió como yo, como a veces me siento cuando no me creen o me dicen chiflado, como cuando digo cosas imposibles. Como ahora.


Comentarios


Dania, cada vez nos sorprendes con tus relatos, llenos de ingenio y de creatividad.
Este Blog se enriquece con tus cuentos.

Felicitaciones y gracias por darnos el placer de leerte.

José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Muy bien Dania, ya tus relatos tienen ese sello distintivo de imaginación, creatividad y que nos sumergen de lleno. Creo que este es un bonito homenaje a todos esos niños que aprovechan su imaginación al máximo rodeados de adultos un poco estresados. Saludos.
Mayra Zazueta dijo…
Dania , la imaginación detona la creatividad, cierta estoy que tienes un gran potencial, y que esté Blog, ha sido el conducto para verte crecer como escritora; además en este texto abordas un tema tan sensible como lo es el déficit de atención que nos deja reflexionando la importancia de su abordaje. Abrazos. Maira Zazueta

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