“Y él diría que porque la ama la viola, que eso es el amor para él y yo me pregunto, ¿Quién le enseñó que el amor era así?”








¿Y QUÉ ELEGISTE TÚ?

 

Dania Adilene Gutiérrez Moreno

 

Ella aún siente los vidrios en los dedos, aun siente el miedo de ser perseguida. Dice que aún escucha su voz y que le es muy difícil olvidar el aroma de su violador, que era su mejor amigo, durante 7 años lo fue. Recuerda que la golpeaba, que rasgó su ropa y que la golpeó hasta perder la conciencia. Y está segura que, cuando la miró desmayada en el piso, decidió lastimarla; como si, de alguna manera, hubiera tenido algo de decencia para no dejarle el recuerdo del horrible acto. Y dice que se lo agradece tanto porque, aunque grita por las frecuentes pesadillas, siente que podrían ser más horribles.

Ese día, ella lo entendió todo a sus 28 años. Y se siente estúpida por no haber visto la realidad antes. ¿Pero quién la puede culpar? Decidió no denunciarlo por vergüenza, prefirió mandarle a dar una golpiza. Yo la verdad no sé qué hubiera hecho. A veces me llama por la madrugada contándome que sueña que la violan en el súper o en el autobús, que siente que cualquiera puede lastimarla.

Después de algunos años parecía haberlo superado, conoció a un tipo, de esos que se sienten más que cualquiera, de esos que son groseros con todo mundo, yo no confiaba en él, y él no me quería a mí. Ella dejó de usar ropa fresca, él la violentaba lentamente porque así es la violencia. Se casó con él y entonces vino el infierno. Él la violaba y la golpeaba y ella lo seguía eligiendo una y mil veces porque sin ese dolor ella no se sentía completa. Y entonces pasa que casi muere amándolo, pero ella no entendía por qué su dolor volvía una y otra vez, por qué no elegía bien, por qué no miraba lo que otros sí.

Y si ella estaba lastimada, yo estaba peor porque quería arrancarla de allí. Y entonces, un día leí en un libro espiritual, que antes de nosotros nacer, elegimos qué vivir para aprender y continuar la lección. “La vida es una maldita escuela” y no es cupido el malo, ni la vida es cruel, es el bien y el mal haciendo de las suyas.

Quisiera matarlo, ahora eso sí lo sé, y yo no soy una asesina, pero son las circunstancias que me hacen querer serlo, es el amor que le tengo. Por amor mataría, pero no a quien amo sino a quien lastima a la persona que amo. Y él diría que porque la ama la viola, que eso es el amor para él y yo me pregunto, ¿Quién le enseñó que el amor era así? Y entonces me encontré recordando mi infancia, recuerdo tener miedo por los truenos, y a mi abuela abrazándome, recuerdo a una niña cortándome el cabello y a mi hermana mayor definiéndome, y a mi mamá peleando con el asistente médico porque yo estaba en brazos de mi tío cuando me atropellaron y ella tenía miedo de que muriera, y en su intento de que viviera quería sólo verme en una cama de hospital siendo atendida. Eso me enseñaron las personas que amo, que amar es cuidar, es abrazar, es proteger de lo que te lastima.

Hoy sonó el teléfono a las 3 AM era el marido de Raquel, diciéndome que me mataría por meterme en lo que no me importa, colgué llena de impotencia y no podía dormir, porque me preocupo, porque la quiero, porque no puedo hacer mucho. Después del insomnio llegó la noticia, Raquel terminó golpeada y violada, con fracturas en sus costillas, mordidas y muchos mechones de cabello arrancados. La dejaron tres días desamparada en su hogar y él huyó, se supo porque no contestó las llamadas del trabajo. Y ahora que casi la mata él la dejó, sentía que Raquel le pedía a gritos un amor que ella no se tenía.

Yo me sentaba los miércoles a verla dormir en su cuarto, cuando estaba toda herida e imaginaba que de su piel salían mariposas que la curaban, que cantaba desafinado, que ella olía a ese perfume empalagoso a miel y fresas que le gustaba, y por el cual a veces la trataban mal porque la inseguridad de un hombre no entendía la vanidad de Raquel y pensé, si ella eligió esto ¿ya habrá aprendido? ¿Qué quería aprender? ¿Quién elegiría esta clase de lección? Aún la miro caminando bañada en sangre, aún la miro llorando a escondidas deseando cambiar a las personas que ella ama. Pero no la aman tanto a ella.


Comentarios


Dania, este relato es, a la vez que una pieza de ficción, una muestra de la lacerante y dolorosa realidad que muchas personas viven hoy en día. Falta denunciarlo, expresarlo, divulgarlo, para conocerlo y saber lo que se sufre en silencio y a solas. Tu texto es una forma de jalar la atención de los que no miramos con detenimiento el sufrimiento de los demás. Y, una vez más, en este Blog constatamos que la Literatura es la Pedagogía más ilustrativa y educadora de la Sociedad.

Felicitaciones, José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
ESO! Muy bien Dania. Un teclado con lumbre y una mente con hambre de contar historias. Ya van dos al hilo en esta semana. Al leer tu texto sobre esa realidad que se exhibe me refuerza lo que cito arriba nuestro estimado amigo Jose Manuel "La Literatura es la Pedagogía más ilustrativa y educadora de la Sociedad." Excelente!

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