“En la carta ochocientos uno se encuentran las últimas letras que he decidido regalarte, no puedo desear nada que no sean sólo cosas buenas”
CARTA 801
Para: Brenda
Edna Paola León Soto
Brenda, mi sueño más anhelado, mi amor más puro, la luz de mi oscuridad, la luna de mis noches, Brenda, en tu nombre hay tantos sinónimos de felicidad, de amor, de belleza. En tus ojos encuentro la paz con la que el mundo no tendría más guerra, en tu piel está la luz que iluminaría el cosmos, con tus cabellos, ¡Oh ese cabello!, ese brillo de tu cabellera, podría amarrarme por siempre a tu existencia con cada uno de tus cabellos. Tus dientes, son tan blancos, es como si tuvieras una luna por cada uno de ellos, alegrarías a todos y cada uno de los judíos olvidados en el holocausto, ellos sonreirían antes morir, eso solamente con sonreír, así de grande es el poder de tu sonrisa. ¡Oh Brenda! Todo en ti es tan imperfectamente perfecto.
Sin embargo, hoy Brenda, después de esta acusación a mi persona, después de mis intentos (fallidos de más está decirlo) por conseguir de ti al menos una sonrisa hacia mí, hacia este pobre soñador, hoy decido dejar está batalla inconclusa. Hoy rindo mi tregua ante ti, dejo en el suelo esta sed de ti, suelto ese sueño inalcanzable, haciendo de mi adoración por ti algo platónico, dejo de ser tu fanático, dejo hoy de ser tu “acosador”.
Son, con ésta, ochocientas una cartas, ochocientas una noches, como dice Joaquín Sabina, “algunas veces busco un adjetivo, inspirado y posesivo que te arañe el corazón”, al día de hoy, fallé, busqué palabras, frases, poemas, canciones, flores, aromas, colores, algo que tocara tu corazón, algo que pudiera ayudarme para que lograras verme como te veo a ti; hoy, mi hermosa Brenda, renuncio al deseo de alcanzar por lo menos una de esas dulces miradas que a tu abuela le regalas cada mañana al irte a la universidad, o al gato de Consuelito tu vecina. No merezco seguir así.
Brenda, es ésta la carta ochocientos uno, es ésta la última carta, independiente a la decisión del juez, hoy Brenda, en esta carta se encuentra mi limite, hoy en la carta ochocientos uno se encuentran las últimas letras que he decidido regalarte, no puedo desear nada que no sean sólo cosas buenas; seguiré trabajando conmigo mismo que, sin duda alguna, es mi persona quien merece toda la atención ya que, de cierto modo, te he regalado tantos años en vano.
Lamento haberte “acosado”, lamento más aún que no pudieras corresponder a mi amor; pero, sin lugar a dudas, lo que más lamento es que no habrá carta ochocientos dos.
Que tengas buena vida,
mi dulce Brenda.
Con mucho amor y dignidad: Patrick.
Comentarios
Estimada Paola, esta carta es la respuesta a un reto que a muchas alumnas se les planteó, y, de más de cien, sólo tú la escribiste por el puro gusto de hacerlo. Eso revela la calidad y el talento que se halla en muchos alumnos de nuestra Universidad, como los hubo en ese maravilloso grupo en el que, por fortuna, tuve la oportunidad de ser su Maestro. Todos Ustedes fueron, y son, excelentes personas atentas y preocupadas por enriquecer el pensamiento educativo y enaltecer la hermosa tarea de los educadores sinaloenses.
Ojalá y escribas muchas cartas más, tantas que logres despertar a las escritoras que todas ustedes son, pero que casi nadie les brinda la oportunidad de mostrarse como tales.
Yo, ahora y siempre, te felicito por tu escritura y tu amor por la educación.
Tu amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Aún trabajaba para Banamex y mi horario no me permitía asistir a los eventos que organizaba mi universidad, yo de verdad quería asistir. Conseguí permiso para poder ir, no me tomaría más de tres horas, llegue emocionada, mientras escuchaba a Elmer hablar sobre sus libros, sobre su trayectoria, sobre lo que le encantaba Janis Joplin, lo que me encantaba, conozco a pocas personas que les gusta la bruja cósmica, pero bueno era Elmer, habló incluso de que fue amigo de Javier Valdez. Invitándonos a los estudiantes, que en ese momento nos preparábamos para ser docentes, nos retó. Nos planteó la siguiente historia.
Dos jóvenes, Brenda y Patrick.
Patrick estaba perdidamente enamorado de Brenda, toda su vida lo estuvo, la adoraba, la amaba, le escribía cartas, canciones, poemas, flores y todos los detalles que un hombre enamorado puede tener. Sin embargo, Brenda no le podía corresponder, tampoco le interesaba. Ochocientas, eran las cartas que Patrick había escrito. Brenda había demandado a Patrick por acoso.
¿Cuál era el reto? Escribir la carta 801.
Esta es mi carta ✍��
Muchas gracias Maestro José Manuel Frias, sabe que le aprecio, respeto y admiro.
Muchas gracias por el espacio y gracias a cada lector que viene al blog y entre tantos textos ha leído mi carta ✨
Por esos recuerdos es que es más grata la vida escolar.
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Te felicito. La emoción me embargó al narrar tanto amor en la Carta 801 qué ¡bello texto!
Y VAYA QUE SIII hay talentos en la UPES
OJALÁ PUSIERA VER MÁS TEXTOS DE PAOLA…
Saludos