“Seguir haciendo lo que me gusta, pero de manera más constante para llegar a vivir la vida plenamente” 




¿CÓMO VIVIMOS LA VIDA?

 

Alfredo Zañudo Mariscal

Últimamente he reflexionado mucho más sobre mi existencia y lo que hago o dejo de hacer en este planeta llamado Tierra. ¿Será porque ya llegué al 6° Piso y subí un escalón más, como dicen algunos compañeros en el grupo de jubilados cuando cumplen años?

¿O será por qué no estoy satisfecho de mi actuar en este mundo y ver como el tiempo avanza de manera inexorable y en la vida ya voy de bajada, como le preguntaron unos jóvenes en el elevador del hotel en Mazatlán al Maestro Vizcarra (qepd) y a Sapiéns que si iban para arriba o para abajo? El profe Vizcarra, con su característica personalidad muy seria, pero a la vez dando la broma, les refuta contestando ¿Ustedes cómo nos ven?

Pues aquí estoy otra vez, tratando de ordenar mis pensamientos, que la mayoría de las veces me salen muy desordenados y batallo para meterlos al orden; aunque me cueste un poco de esfuerzo, pero, al final, lo logro y doy a conocer hechos, acontecimientos o situaciones de la vida cotidiana a través de la palabra escrita.

Y es que me asombra la habilidad con la que algunos compañeros y maestras plasman con facilidad lo que quieren expresar de manera escrita. Por ejemplo, me deja asombrado mi compadre Cruz, como en el Facebook, casi a diario escribe textos cortos, donde deja ver su bagaje intelectual y cómo, con el título de una sola palabra, hace sentir al lector un sinfín de emociones. Y lo que me parece más interesante, es que siempre al final del texto, en éste se refleja él o su personalidad, a través de la parte emocional.

Me gusta y quisiera estar a la altura, literalmente hablando, de varios compañeros que publican textos en el Blog del Maestro Frías: Doctores y Maestros, que merecen todo mi respeto y que, en más de una ocasión, fueron llamados Plumas Pesadas de Sinaloa por el Comentarista Oficial del Blog, el Ing. Marcelo Tolosa, por su forma de redactar, ya que mezclan situaciones cotidianas con un gran conocimiento intelectual, producto de su formación profesional; pero que, a la vez, nos muestran grandes dosis de su humildad al compartir sus escritos en el blog, el cual está urgente de concentrar más capital humano que se anime a proporcionarle la materia prima fundamental, que es la palabra escrita.

Pero, en fin, aquí estoy otra vez, para darles a conocer algo de lo poco o mucho que pueda interesarles y qué, como dijo Chano de la Palma, quien hablaba mocho, “a mí que pota tu vida”. Y eso, sí es que puedo llamar vivir la vida a llevar a cabo o concretar actividades que puedan no tener gran importancia o trascendencia para los lectores.

Y es que me encanta salir a lugares en los que hubo asentamientos humanos durante la época prehispánica, para buscar vestigios indígenas. Hace muchos años que visité algunas parcelas cerca del río, por el rumbo de Culiacancito. Recuerdo que sentía gran emoción cuando llegaba a encontrar un pedazo de pipa labrada, un hacha de piedra o un pedazo de obsidiana, con filo por los lados, este mineral lo labraban los indígenas para hacer cuchillos y flechas.

Recuerdo que fue aproximadamente en 1982, cuando visité con un compañero la comunidad la Bebelama de San Lorenzo, cuya entrada está llegando a Tabalá y ubicada en la margen izquierda del río que lleva su nombre. Me impresionó ver como en un pedazo pequeño de la parcela había diseminados algunos metates y manos de los mismos, como si ése hubiese sido el lugar donde estuvieron las chozas o jacales construidos por los indios. Desafortunadamente, no pudimos llevarnos nada por lo pesado de los mismos y porque andábamos a pie, y era algo cansado llegar a Tabalá para esperar el camión que nos trajera de regreso a Culiacán y de ahí trasbordar otro a Culiacancito.

Hace pocos meses, tuve la oportunidad de visitar una parcela, por el rumbo de Costa Rica, con el compañero Misael de la Upes. Un lugar que las personas de la comunidad cercana llaman el Cementerio de los Indios. Fue un día muy productivo, por la cantidad de piezas encontradas. Fueron tres pedazos de pipas de diferentes tamaños, una pieza que no sé cómo llamarle porque es una especie de barrilito que tiene ranuras en su cuerpo y está perforada por el centro. Me imagino que la utilizaban para tejer. También encontramos bastantes hachas de piedra, lástima que todas ya quebradas por el paso de los tractores, cuando realizan las actividades de preparar la tierra para la siembra.



Sin embargo, la joya de la corona se la llevaron dos hachas, ya que no me había tocado verlas en fotos, ni encontrarlas en otras parcelas donde antes ya había buscado. Una, más grande y muy delgada, que considero la utilizaban presionándola directamente con la mano, ya que no cuenta con la parte honda de la cabeza que tienen las hachas clásicas, donde se supone que los indígenas les amarraban un palo para golpear con mayor fuerza. Y otra, muy pequeña que parece de juguete. Me imagino que fue hecha para que algún niño indígena se fuera familiarizando con este tipo de instrumentos que utilizaría en otra etapa de su vida. Pero también esta hachita tiene la cabeza un poco achatada, lo cual pudiera ser que fue utilizada para moler chiles o alguna fruta silvestre que servía para mitigar el hambre de la tribu que habitó este lugar.



También disfruto mucho cuando llego a salir y encuentro, con mi detector de metales, objetos antiguos. Me emociona y mi pensamiento se traslada a otras épocas, cuando tengo la oportunidad de visitar ruinas de haciendas y llego a encontrar algo. Por ejemplo, conservo una placa pequeña, que en realidad es un logo de un carro Ford. Es ovalada y está hecha de cobre y las letras aún conservan restos de su pintura original que era de color azul. Al investigar en internet, encontré que: fue hasta 1928 cuando se añadió por primera vez el fondo azul, conocido por los diseñadores como Pantone 294C, y a partir de 1976, las letras se centraron en el óvalo y cambiaron en un tono plata, diseño que marcó el futuro del logotipo.



En mis escasas salidas, he encontrado diferentes tipos de monedas. No pueden faltar las clásicas Josefitas. Así le llaman los buscadores de tesoros del centro y sur de la república, a las monedas de 5 centavos que tienen grabada la imagen de doña Josefa Ortiz de Domínguez. Asimismo, dos monedas, también de 5 centavos que tienen grabado el Calendario Azteca. Aunque ya no se les mira la fecha por el tiempo que tenían enterradas.

La moneda más antigua que he encontrado, es un centavo de cobre al que apenas se le aprecia, por una cara, la fecha de 1876, y en la otra cara aparece el águila, un poco más visible y el nombra de República Mexicana. Pero la que he hallado de mayor valor económico, aunque no para hacerme rico, es una moneda de 50 centavos de plata, ley 0.720, acuñada en 1919. En una cara tiene el águila porfiriana, vista de frente, el nombre de Estados Unidos Mexicanos y su peso en plata que es 0.720. En la otra cara tiene el número 50. Arriba de éste, tiene un sombrero frigio, símbolo francés de independencia y libertad. A este tipo de monedas también se les llama “moneda resplandor” porque son muy bonitas, y también porque del sombrero frigio emergen 22 rayos del sol.     



También conservo algunos casquillos de diferentes calibres, una base de una plancha metálica que calentaban las señoras de antes poniéndolas sobre la hornilla o el carbón.

Pues bien, es un hobbie que he desarrollado últimamente y que me causa grandes satisfacciones. Aunque no es para que uno se haga rico, pero puede que alguna vez me socorra la suerte y llegue a encontrar algunos reales de plata o, bien, una moneda de oro las cuales tienen mayor valor económico. Claro por qué no, se vale soñar.

No sé ustedes, pero a un servidor le encanta la pesca de agua dulce y salada. Vieran qué bonito se siente cuando el anzuelo está quieto y, de pronto, como por arte de magia, corre muy rápido. Es seguro que ya picó un bagre, y si llegas a sacar dos mucho mejor, ya que mi mujer, con su conocimiento del arte culinario, los transforma en un sabroso caldo.

Aunque no le gusta que lleve mojarras chicas para freírlas, ella quiere puras grandes. Yo me defiendo y le digo que éstas son mucho mejor para la fritanga, porque quedan bien doraditas, que hasta la piel y los huesitos se pueden comer. Lástima que ella no me sigue el rollo para realizar esta actividad de manera más constante.

En la pesca de agua salada nos llevamos todo el día, ya que vamos a lugares un poco más retirados. Las dos últimas salidas fueron a esteros ubicados cerca de Costa Azul. Para llegar es necesario caminar entre manglares unos doscientos o trescientos metros. Es aquí donde se pone a prueba la resistencia física porque, además de la caminada, tienes que introducirte a un punto del estero en el que, con la experiencia de don Víctor, extendemos el chinchorro para tapar cuando está alta la marea.

Después, nos salimos y hay que esperar unas horas a que baje la marea para comprobar si quedaron peces atrapados en el chinchorro. Mientras tanto, recolectamos leña, bajamos la verdura, el agua y los utensilios de cocina. Luego, un compañero se traslada al ejido Independencia, comunidad que nos queda más cercana, a comprar lo que haga falta, como refrescos y el confortable, estimulante y helado líquido ambarino. Bebida que es muy apreciada por don Víctor y su compañero el Bellino. Que, por cierto, nunca le he preguntado su nombre, pero sí lo apodan así ya se imaginarán ustedes por qué.

Al medio día, volvemos a introducirnos al estero. Además del viacrucis de la caminata, hacemos otro esfuerzo tremendo para introducirnos al agua porque hay mucho fango y lodo. Nuevamente surge la voz de la experiencia, al decirnos, métanse como si fueran a nadar, no lo hagan caminando porque se van a ir hasta la cintura de lodo.

Enseguida, viene la recolecta o captura de peces atrapados en el chinchorro, como róbalos, algún parguito y lisas. ¡Pero qué señoras lisas, no como esas que venden en la Ley, que ni el brillo se les nota en los ojos! Me acuerdo cuando fui en la primera ocasión. Fue un espectáculo maravilloso ver como algunas lisas saltaban el chinchorro y en segundos desaparecían en el agua.

Don Víctor tiraba tarrayazos junto al chinchorro, el Bellino y mi compadre Andrés, procedían a despegar las que ya estaban atrapadas, mientras yo estaba atrás de ellos con el costal en el que las íbamos recolectando. De hecho, cuando las estaban quitando, una que saltó me pegó en el pecho y les causó mucha risa porque no alcancé ni, como coloquialmente se dice, a meter las manos por no soltar el costal con mi preciada carga.

Un poco más tarde, vino la recompensa, cuando nos preparamos para deleitarnos con una parte del producto recién salido, el cual se estaba friendo en el disco. Mientras tanto, mi compadre Andrés preparaba una sabrosa salsa, para acompañar esta comida tan suculenta que no le pide nada la que venden en restaurantes de mariscos de la ciudad de Culiacán. Y es que, como decía una canción de hace años, “en el mar, la vida es más sabrosa, en el mar todo es felicidad”. Sin embargo, un comercial que escuché hace tiempo es el más idóneo para recordar estos momentos porque decía: “del mar a tu paladar”.

Pues bien, mis estimados lectores, si esto es vivir la vida de manera grata y placentera, así quiero vivirla, incluyendo, además de las actividades mencionadas, la visita a comunidades boscosas, a pueblos mágicos y coloniales, donde se respira paz y tranquilidad. Por lo tanto, una de mis metas, si es que el Supremo Creador me brinda vida y salud y, sobre todo, la oportunidad para llegar al 5° escalón de esto Sexto Piso, es desocuparme de las tensiones y del estrés en el que, a veces, me veo sometido por cuestiones de trabajo. Es decir, seguir haciendo lo que me gusta, pero de manera más constante para llegar a vivir la vida plenamente. Claro que sí. Se vale soñar.  


Comentarios


Estimado Alfredo, celebro que regreses al Blog con un texto sumamente interesante y enriquecedor de la cultura local en Sinaloa.

Es un relato que los lectores apreciarán por su prosa sencilla y cotidiana como lo es el habla de la raza en Sinaloa.

Felicitaciones y gracias por su texto

José Manuel Frías Sarmiento
Carlos dijo…
Hola profe!, sin duda un relato muy agradable, de los momentos realmente importantes de la vida, hacer lo que a uno le gusta, enconrandose con uno mismo y los seres queridos, muchas gracias por su texto. un saludo.
Marcelo Tolosa dijo…
Muy bien Estimado Alfredo. Excelente! Disfrute su relato porque iba hipnotizado a medida que iba contando sus actividades. Me da gusto y me contagia esas ganas de vivir y de disfrutar la vida con lo que nos gusta. Le mando un saludo.

Alfredo, estas historias, contadas en cortito, son las que le ponen alegría a la aventura de vivir; y son más interesantes cuando, como ahora, estamos confinados en los hogares sin poder salir con libertad a realizar nuestras actividades cotidianas.
Por eso celebro que hayas vuelto a escribir y Ojalá tu texto llame a los otros escritores que dejaron de escribir y de publicar.
Saludos, José Manuel frías Sarmiento
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer el texto. Pues sí maestro Frías; es necesario e indispensable que las y los docentes sigamos escribiendo, no tanto por compromiso u obligación que conlleva el rigor de los textos académicos, sino por gusto e interés para contar lo que nos pasa o nos llame la atención.
Muchas gracias por tu comentario Carlos. Como bien lo expresas para mí, eso es lo realmente importante, disfrutar la vida haciendo lo que nos gusta.
Muchas gracias por el comentario Ingeniero Tolosa. Considero que así es como debemos vivir la vida. Como también lo narra Jorge Bucay en el cuento del buscador, donde van escribiendo los momentos más felices que han vivido las personas. Saludos cordiales.
Mayra Zazueta dijo…
Muy grato leerlo maestro Alfredo, me hizo recordar a mi padre que le gustaba buscar objetos de metal, verlo en mi niñez era toda una aventura, curiosidad, sueños de encontrar algún "tesoro", y referente a esos paisajes de la naturaleza cuanto los disfruta y goza y ademas los saborea es verdaderamente un privilegio, felicidades por ello y muy contento el Maestro Frías y todos por su regreso al blog.

¡Claro que sí, Maestra Maira, nos da enorme gusto que el Maestro Alfredo vuelva a publicar!

Un maestro que escribe y publica, es doblemente valioso como educador.
Y el Maestro Alfredo es un excelente narrador de historias desde que empezó a escribir en el Taller de Redacción, al que asistió en varias ediciones presenciales, y cuyos textos escritos en él se publicaron en casi todas las 18 ediciones de la Revista El Redactor.

Maestra Maira, Tenemos que impulsar a estos académicos notables para, en comunión con los alumnos, crear un Colectivo amplio y creativo que dé a conocer la cara artística y cultural de nuestra Universidad.

Mtro. José Manuel Frías Sarmiento
Unknown dijo…
MAESTRO ALFREDO ZAÑUDO, Lo felicito por su incansable labor educativa que ha ejercido en la UPES desde la práctica docente, como por la publicación de artículos primero en la revista el Redactor y ahora en este blog.
Con respecto a la búsqueda de tesoros ocultos ya sean prehispánicos o en metales dorados ya sea en monedas o joyería, le pido que no quite el dedo del renglón, porque esto es como la lotería tarde que temprano le va a pegar al gordo.
Mi padrino de bautismo se dedicaba a la búsqueda de entierros y un día le atinó a uno y se encontró una olla llena de antiquísimas monedas de oro. Pero tuvo que desenterrarla a media noche porque así se lo pidió con voz de ultratumba la dueña de ese tesoro y además la condición era que tenía que llevárselo todo esa misma noche. No se como le hizo, las lenguas del pueblo cuentan que pidió ayuda a las fuerzas del averno.
Mi padrino algo me contó sobre ese entierro, pero como era tan pequeño ya no recuerdo nada, además como mi mamá era muy católica le pegó una regañada a él y me pidió que me olvidara de esa plática.
Por si las dudas tenga cuidado con eso, no se vaya a comprometer con algo tenebroso. siga mejor colecionando hachas, flautas,pipas y piedras con jeroglíficos es menos peligroso.
Muchas gracias por su comentario maestra Maira. Es gratificante para quien escribe, que parte del texto les provoque emociones placenteras. Saludos cordiales.

Muchas gracias por darte un tiempo para leer mi texto compañero desconocido. me parece muy interesante lo que comentas sobre lo que te platicó tu padrino. Espero un día tener una conversación contigo en torno a ese tema. Saludos afectuosos.

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