“Nos hiciste ver lo valioso de la vida y el gusto de apreciar la compañía de los demás”

ADIÓS 2020

Miriam Lizbeth Frías Pérez

Mi querido 2020, te despido con gratitud por todas las cosas buenas que aprendí mientras aquí estuviste. 

Me dejaste muchas enseñanzas.

Me ayudaste a comprender que la vida cambia en unos segundos. Que casi nunca estamos listos para lo que viene, porque ni siquiera nos atrevimos a pensar que nuestros “planes” iban a cambiar.

Dábamos todo por sentado, hasta que nos hiciste ver lo valioso de la vida y el gusto de apreciar la compañía de los demás, para volver a disfrutar los días que con ellos podamos compartir.

Íbamos tan de prisa en esta carrera que llamamos vida, que al hacernos frenar tan de golpe, muchos no supimos reaccionar con mesura, con prudencia y prontitud. Y es que, por correr, en la vida, no sabíamos hacia dónde íbamos, ni tomábamos en cuenta a las personas que nos acompañaban en el viaje… Pero, dentro de las muchas cosas tristes que ocurrieron en tu presencia con nosotros, también nos regalaste algo de gran valor para darle sentido a nuestra existencia en este mundo terrenal, volátil y perecedero. Algo de lo que, según el ritmo acelerado en nuestras vidas, todos carecíamos; algo tan valioso que con nada se puede comprar, detener ni atesorar: El Tiempo. Algo que, en realidad, sí teníamos, pero no sabíamos utilizar.

Y vaya que nos diste bastante…

Nos permitiste conocer de verdad a quienes nos acompañaban en el viaje día con día; y empezamos a valorar sus virtudes y cualidades, pero también a tolerar sus defectos; que, tal vez, sin darnos cuenta, veníamos evadiendo o enfrentando; pero, en esta ocasión, ya no hubo marcha atrás, ni tuvimos opción para movernos y dejarlos pasar. Era momento de saber si las decisiones tomadas eran buenas o malas. Era tiempo de afrontar cada uno de los miedos, temores y dudas que por mucho rondaron por nuestra cabeza sin poder jamás aterrizar, pero hoy… nos plantaste frente a ellas. 

Contigo, querido 2020, quedó atrás el “no tengo tiempo” y “la próxima semana”. Nos diste tiempo de sobra.

Tengo tantas cosas que agradecerte …

Agradezco el tiempo de las pláticas en familia…

Y esta vez, sin prisas ni carreras por atender compromisos laborales.

Agradezco la oportunidad para contemplar paisajes encantadores y escenarios sencillos, pero tan llenos de simbolismo y de profundidad.

Agradezco haber compartido y estar más cerca de mi familia y departir mucho más con mis amigos.

Agradezco por recordarnos que son los momentos y las personas quienes realmente nos traen felicidad … y no las cosas materiales.

Aprendí, también, tantas cosas …

A ser menos emocional y más disciplinada con mis metas.

A que no basta con tener buenas intenciones, sino buenas acciones.

A ser más racional y pensar en los demás, a la hora de hablar, de juzgar o de pensar.

Aprendí que nuestros padres no serán eternos, y hoy toca cuidar de ellos si queremos tenerlos más tiempo a nuestro lado.

Contigo aprendí, que los años, minutos y segundos, son para aprovecharse y que, como dice un buen amigo, al que estimo, aprecio y reconozco: “Lo único constante es que siempre hay cambio”; y “Lo único seguro, es que no hay nada seguro”.

Y a ti, esperanzador y atemorizante 2021, te doy la bienvenida a mi vida.