"Era la primera vez que bailaría y disfrutar ser jarocha por unas horas"


FUE JAROCHA, EN SINALOA



María Luisa Álvarez Piña


Ay tilín, tilín, tilín
Ay tolón, tolón, tolón
Que bonitas, que bonitas
Las hijas de Don Simón.

La emoción se impregnaba en todo su ser. En su rostro la sonrisa interna y externa se dejaba ver, cual amanecer aparece el horizonte. Reflejaba mirada libre, ojos brillantes, sus movimientos al ritmo del folclor veracruzano; manos extendidas de par en par, subiendo y bajando la falda circular. Toda una vestimenta con traje de jarocha. Prenda reconocida en todo México por su característico color blanco, el traje típico de la jarocha está lleno de significados que a través de la historia lo han hecho uno de los más vistosos y apreciados por su elegancia, movimiento y porte. Una expresión de lo veracruzano con los aportes de ultramar en México. El poeta José María Esteva utiliza la palabra "Jarocha" para referirse a las muchachas de la costa que baila en la tarima los sones con este traje.

El traje no solo se compone del vestido para las mujeres, pues lleva accesorios que complementan este traje típico. El rebozo es uno de los más importantes, pues da vistosidad y complementa el atuendo de manera coqueta, generalmente es de seda y va de acuerdo al color del listón que adorna el cabello de la dama. Como adorno en la cabeza además del listón, se coloca una flor natural, generalmente rosas, pero con la particularidad de indicar el estado civil de la portadora, casada en la derecha y soltera en la izquierda. El cabello se recoge de manera elegante, algo de la reminiscencia de la herencia española presente en el peinetón, hecho de carey, que se encaja en el cabello para adornarlo. La femineidad de la jarocha no falta y de su cuello cuelgan alhajas, como cadenas de oro y collares, también están los aretes largos que no pueden faltar, las perlas y el coral, todas estas alhajas generalmente han pasado de generación en generación. Un accesorio característico es el abanico, que siempre se está moviendo y que además de disipar el calor es signo de coquetería.

El día está próximo, a unas cuantas horas la alegría esperada por los escolares, maestros, padres de familia y comunidad en general para convivir y conmemorar los hechos históricos que nos dieron Patria, Libertad, Independencia, Justicia, Lucha incansable... El grito efusivo de las voces unificadas de ¡VIVA MEXICO! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN MEXICANA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN MEXICANA! ¡VIVAAAA! Al paso ordenado en marcha, disciplina en fila. Los alumnos con las vestimentas folclórica, representando a los personajes revolucionarios, vestidos de profesionista (médicos, enfermeras) y resto con uniforme escolar hicieron presencia. 

El desfile se deja notar previo a los ensayos un día antes. Con voz fuerte, hombro y mirada firme cual a postura militar rígida.  La escucha atenta de los escolares ante las indicaciones de sus profesores que van al costado, al frente, atrás, moviéndose de par en par y dirigiendo las siguientes frases:

¡Mexicanos!

¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!

¡Víva Hidalgo!

¡Viva Morelos!

¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Viva Allende!

¡Vivan Aldama y Matamoros!

¡Viva la independencia nacional!

¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!


Se tenía que lucir ante la vista de los pobladores coparticipe de la alegría patriótica por las calles principales de aquel lugar pueblerino. Al son de la marcha y sonido fuerte del zapato escolar: ¡altooooo, yaaaaa! ¡Paso corto, yaaaa! Uno, dos, uno dos, uno dos, ¡flanco derecho! ¡yaaaa! 

Un día antes del 20 de noviembre, las calles empedradas se arreglaron quedaban anchas. Los tallos de los árboles se pintaron con la mezcla de cal y agua, el síndico Faustino Jiménez indica al chofer de la góndola: “deje bien regadita las calles, que el polvo sea menos en la marcha de los escolares y de paso que se vea bonito el evento desde inicio y fin”. 

Las familias que transitan por las calles llegan a casa entusiasmados contando que el día siguiente será el desfile de la Revolución mexicana. Ella está emocionada y al mismo tiempo angustiada; era la primera vez que bailaría y disfrutar ser jarocha por unas horas. Acostada en su cama se imaginaba ese día desfilando con su vestimenta blanca, sintiéndose hermosa como ella misma y al término del recorrido concentrarse en la explanada de la cancha principal de eventos cívicos culturales del pueblo. Se miraba radiante, sonriente para sí misma y para los demás quienes diría: ¡qué bien baila! ¡es la mejor de todas! ¡qué bonita se ve! ¿de quién es hija?  El ego se apodero momentáneamente de ella; pero solo sería mientras se sentía jarocha, siendo una sinaloense bravía. 

De pronto la angustia se hizo presente aquella noche antes de dormir, mientras se decía en silencio: ¿pero? ¿quién hará mi vestuario de Veracruz? Más bien qué dirán mis padres cuando les diga que bailaré en el desfile. Con tan familia numerosa, ocho hermanos y siendo mi padre el único sustento económico, la duda se apodero (la noche fue cómplice ante la desilusión instantánea) ¿Y si me dicen que no? ¡que me olvide del baile, porque no hay dinero para esos gastos! No podía asimilarlo. De momento la alegría por bailar se vino abajo, aunque la ilusión se alejaba, tenía la leve esperanza de lograrlo. Pensó: sería el único gasto para el desfile, pues mis hermanos desfilarían con el uniforme escolar, como lo hacían cada año, lo cual no implicaba gasto alguno. Entonces la desilusión desapareció y de nuevo la esperanza de un ¡sí! bailarás. A temprana hora le hizo ver a su mamá; pero el permiso fue batalloso. Doña Chayito hablo con preocupación: ¡pero hija, tú sabes que no se puede, no tenemos dinero para eso! Voy a tener que echarle la mano a tu padre, tendré que poner a trabajar, lavando y planchando ajeno. Ella insistió e insistió. Terca como una mula. ¡De que salgo bailando salgo! La madre platicó con su viejo, su marido sobre el gasto del bailable. 

Ella siguió con los ensayos de Jarocha en la escuela. Dieron el timbre de salida. De regreso a casa, apretó el paso con mochila al hombro cual ligera fue. Llegó, miro a su madre con la ilusión desbordada sin saber que diría. La escucha que esperaba con ilusión y al mismo tiempo angustiada. De su madre escucho: ¡vamos a la tienda de los Beltranes a cómprate la tela y de ahí, con Doña Tina la costurera para que te tome las medidas! Pero primero come y luego te bañas. Sintió una alegría inmensa, que no cabía en el pecho. Ensayo con más ahínco, para el desfile del 20 de noviembre día de la Revolución mexicana. Disfrutó como nadie el recorrido por las calles de terracería, la voz del llamado: ¡a continuación tenemos la participación de los alumnos de cuarto grado escolar con el bonito bailable El Tilingo Lingo! ¡Recibámoslos con un fuerte aplauso ¡Que se escuche esos aplausos! Portó un vestido Jarocho, con carácter cerril sinaloense.


 



Comentarios


Estimada María Luisa, esos recuerdos de la niñez en la escuela son los más atesorados por quienes los vivimos de verdad, no sólo por el hecho de haber estado ahí en la representación y actuación escolar; sino por haberlos sentido en el alma, en el corazón y tenerlos guardados en la  piel y en la mente para siempre.

Felicitaciones, tu amigo, José Manuel
Marcelo Tolosa dijo…
Estimada Maria Luisa, muy bonita historia llena de suspenso y emocion. Se siente ya el 20 de Noviembre. Le mando un saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Así es profesor Frías: tenerlos guardados en la piel y en la mente para siempre. Momentos felices y hoy lo traigo de nuevo, reviviendo esos ayeres placenteros llenos de adrenalina, me parece. Como bien dijo Frías en su texto anterior. "Vivir para contarla" El Gabo

Estimado amigo Tolosa, hay tanto que contar sobre historias propias y ajenas, pero bueno hay vamos paso a paso.

Saludos a ambos. Aprovecho para felicitarlos, me llega la notificación de las redes sociales que hoy es día del hombre. ¡FELIZ DIA DEL HOMBRE! "por aquellos que cada día se esfuerzan por ser mejores hijos, hombres, hermanos y amigos"
Estimada maestra María Luisa. Me gusta mucho como da rienda suelta a sus pensamientos describiendo un evento que nos llena de satisfacción a quienes hemos participado en algunas etapas de la vida escolar. Saludos cordiales.
Gracias! estimado Alfredo, por tomarse el tiempo de leer y comentar. Así es, "rienda suelta" me gusta como lo dice.

Saludos cordiales.
Anónimo dijo…
Dr.Renato Quintero A .

Hay que bonito es el tilingo-lingo y más bonito la forma en que describes el vestido típico jarocho bien peinada y maquilladas con sus manos estiradas y ondeando el vestido ancho, taconeando en una tarima, .
Maestra María Luisa me mantuvo en suspenso durante todo el relato saber si la niña iva a bailar o no, si sus padres le Ivan a dar permiso para que participara en el bailable y como la Ivan hacer para pagar el vestuario si era niña pobre y de familia numerosa, pero todo salió bien y gracias a dios , a la niña se le cumplió su sueño.....bailo... Y a mí me dio mucha alegría ..
Gracias maestra María Luisa por deleitarnos on esas historias tan conmebedoras y con algo de suspenso
Me es un placer leer sus historias y como los pasiones que leía en mi infancia estos ansioso de que aparezca el siguiente
Me despido fraternalmente su amigo:

Dr. Renato Quintero A .
Dr. Renato, gracias por sus comentarios
Saludos.

Entradas más populares de este blog