"¿No te da miedo, no sientes ganas de contárselo al mundo?" 
¡QUÉ TRISTE SER ELLA!

Tatiana Brisney Pérez Araujo
¿Y qué se hace cuando el nudo no está en la garganta?
Ella vive la vida como si no pasara nada. Con un nudo siempre en ella. Podría estar en la garganta o podría estar en su corazón; o, bien, podría ser ella su propio nudo. Y, sí, quizá suena difícil de entender. Y lo es, ni yo la entiendo, mucho menos espero que alguien más lo haga. 
¡Qué triste, verdad! Es la pregunta más habitual que le hago todos los días ¿Qué triste ser tú? Qué triste ha de ser para ti sufrir tanto y sola. ¿No te da miedo, no sientes ganas de contárselo al mundo? Y la respuesta siempre es la misma. Ella sólo me mira con esos ojos llenos de dolor y de sufrimiento y asiente con la cabeza. A veces creo que se va desvanecer o que va caer en un llanto profundo del que nunca va salir; pero no, sólo sale como si nada hubiera pasado, ve a los demás y les da una de esas sonrisas que cada vez tiene menos.
¡Qué triste ser ella, que difícil! ¿Qué le pasa? ¿No piensa despertar?, pienso muy dentro de mí.
Jamás quiero ser como ella, una persona con un cuerpo feliz, pero con un alma triste ¿Qué le pasó? ¿Qué hizo que ella muriera por dentro? Tantas preguntas y ella aún sin contestar. 
Y les explicaré, quien la viera diría: ella es tan feliz que lo comparte, trabaja desde muy chica en algo que le gusta, va a una escuela para ser aún más buena en lo que le gusta; en su trabajo todos le preguntan cómo hacer las cosas porque ella las hace siempre mejor. ¿Será eso lo que ya la enfadó, será eso lo que hace que cada vez se caiga más en pedazos o será eso lo que hace que cada día se vea feliz? También tiene una buena familia, llena del que dirán y siempre buscando sus virtudes para resaltar tus debilidades. ¡Sí, quizás, eso también pueda ser! Pero no lo creo, porque tiene una mamá excelente; me atrevo, con toda seguridad y sin duda alguna, a decir que ella tiene a la mejor mamá del mundo, y puede ser ella el motor que la alienta a seguir; sí, claro, por eso siempre se ve feliz; feliz no para el mundo, feliz para ella, feliz para su motor.
También pudiera ser que está enferma, no sabe de qué, pero lo está. Y cada vez la preocupación le hace ver más enfermedades en ella que quizá no tiene, quizá sólo esté mal y lo alucine o quizá se esté muriendo, no lo sé, eso no le he preguntado; quizá tenga estrés, no, qué digo, ella sí tiene estrés, no necesito preguntárselo, se le nota cuando quiere hacer todo, partiéndose entre su trabajo y su escuela, buscando ganar cuando por otro lado va perdiendo, se va perdiendo. 
¿Acaso sólo yo lo veo, acaso nadie más lo nota? ¡Es en serio! ¿Nadie más se da cuenta que es infeliz? ¡De verdad, están tan ciegos! Yo sola no puedo, me es imposible, es más grande que yo. A su lado soy tan chiquita que hasta cuando la cuestiono me da miedo que me haga desaparecer porque soy la única que la hago dudar, soy la única que la hace ver la realidad, la que la cuestiona e, incluso, la hace sentir mal al buscar que despierte.
Su vida se cae en pedazos cada noche. No le gusta estar sola porque los recuerdos la atormentan y no la dejan estar. ¡Pobrecita, qué lástima me da!
Tiene todo para ser feliz, pero cada vez que ve un rayo de sol es porque sólo se alza para caer más abajo, últimamente ya ni lo hace, es inútil, cada vez que intenta salir se hunde un poco más; las cosas que le gustaban ya no le gustan, solía salir a pasear por las tardes los sábados o domingos y ya no lo hace; le encantaba salir por las tardes, después de trabajar, con su prima y eso dejó de hacerlo; iba al gimnasio o a correr, pero qué sentido tiene; le gustaba ver la televisión y dejó de hacerlo porque si sale algo triste lo asocia con ella y eso la pone mal y hace que quiera llorar. ¡Y no, nadie puede verla llorar! Ella es una roca. Casi no escucha música porque la pone triste, primero comenzó a sólo escuchar el sonido e ignorar la letra, ahora ya ni eso, qué ironía, se supone que la música alegra tus días, pues a ella no, dejó de comer lo que le gusta, según ella ya no le gusta tanto, bueno a veces lo hace a escondidas, me he dado cuenta, pero poco no es nada y nada no sirve.
Quizá sea también que perdió al amor de su vida, con el que pasó cuatro, bueno casi cinco años de su vida, al que le compartió todo y cuando se empezó a sentir mal quiso alejarlo para no hacerlo sufrir, eso tiene lógica, con él casi no se acordaba que era infeliz, con él casi no se acordaba que el sol no sale para ella; pero es tan buena, o tan tonta, que siempre pone todo antes que ella, no se atreve, no es valiente, no le dice lo que siente, él quiere volver pero ella cada vez se muere más por dentro y no quiere que él se muera con ella, quiere verlo feliz, porque ella cuando estaba con él se dio cuenta que la ponía feliz que él fuera feliz; pero no soportaría que él la viera así, no soporta la idea que él no la reconozca, que con el paso del tiempo ella no se recupere y ya no sea de quién se enamoró; la perdida no es opcional, siempre se pierde, lo que sí podemos elegir es cuándo hacerlo, y ella prefiere hacerlo ahora que después, cree que después va doler más. ¡Qué triste ser ella!
Su nudo crece cada día más. O ella se hace pequeña. No lo sé. Porque su tamaño cambia. Se ve tan grande cuando está al frente de un grupo, se ve tan segura cuando da indicaciones, se ve tan pero tan fuerte cuando abraza a su mamá; pero, tras la puerta, vuelve a ser chiquita. Es mucho para todos y poco para ella. ¡Hazme un favor, despierta deja de estar triste, porque siento que me arrastras contigo y no quiero, no quiero ser como tú, porque, qué triste es ser como tú!
Llorar ya para ella no significa nada. Ella sabe que no logra nada con eso. ¡Pero qué bien se siente cuando lo hace! Se libera de la carga, no lo hace muy a menudo, porque llorar sólo la ablanda y ella no es débil, llora para ella, llora por llorar, llora por vivir, llora para ya no estar triste.
Quizá piensen cómo es que sé qué siente, cómo es que sé lo que le pasa o cómo es que sólo yo me doy cuenta de lo mal que está. Eso es fácil, porque ella soy yo! La miro, me miro, cada día en el espejo, cada noche antes de dormir, en el reflejo del agua, en el reflejo de un coche o simplemente la siento. Pero es más ella que yo. Es más fuerte. Yo cada vez soy menos y ella cada vez me gana la batalla.
¡Ayúdenla! ¡Ayúdenme!

Comentarios

Hola Tatiana, este Blog se incrementa con el talento y la creatividad de jóvenes escritoras como tú, que escudriñan los sentimientos y los exponen en relatos literarios de gran calidad, como éste que ahora nos presentas. Bienvenida y esperamos ya el próximo texto. Saludos
Rodolfo Real Audeves dijo…
En psicología el tener "conciencia de enfermedad" es ya un gran avance, porque las personas podemos tener la capacidad de afrontar los problemas, claro este es un texto exquisito que invita a la reflexión acerca de la vida existencial, no todas las personas pueden darse cuenta o tener momentáneamente su capacidad de insight, y es través del intercambio y el diálogo como podemos superar los misteriosos pasajes de nuestra vida, cómo cargamos identificaciones que nos constituyen como personas, pero habrá procesos de los cuales no habíamos reflexionado. Gracias por ex´presar estas emociones que nos hacen vivir pero también sufrir, esa es la vida.Saludos y siga por allí compartiendo sus experiencias literarias.
Estimado Dr. Rodolfo Real, este Blog anida distintas intenciones y una es la de propiciar que tomemos a la Literatura como na vía para expresar emociones que, como humanos, a todos nos atañen. Qué bueno que haya quienes aprovechan esta oportunidad, leyendo y escribiendo
Saludos hasta Los Mochis
Anónimo dijo…
Dr. Renato Quintero A.

Hola Tatiana Es muy interesante y muy bonito tu relato retrata un problema que es muy común en nuestros días y como lo cuenta el Dr. Rodolfo Leal es atraves del diálogo se puede superar este y muchos problema más
Muchas felicidades por su relato y a continuar por este bello camino de la lectura que además nos ayuda a superar por momentos el stres de la pandemia .
Afectuosamente tu amigo. Dr Renato Quintero A .

Estimado y querido amigo Renato, estos relatos como el que nos comparte Tatiana, son un escape a los sentimientos contenidos en situaciones difíciles; a las que, sin embargo, debemos de afrontar con entereza para superarlas y continuar con nuestra vida para apoyar a las personas que nos rodean y requieren de nuestra firmeza y solidaridad. Son pruebas muy duras las que Dios y el Destino siempre nos deparan y sólo nuestra Fe y el diálogo interno, el propio, y el que sostengamos con quienes nos quieren nos permitirán sobrellevar.
Ánimo y saludos fraternos y solidarios
Muy profundo su texto compañera Pérez, no es fácil eso de ir y venir en la prosa, centrase y descentrarse, eso sólo los buenos escritores lo hacen, en su texto esto se percibe muy bien.Buen escrito, un saludo desde Los Mochis hasta Culiacán.
Con aprecio. Adán Apodaca.
suelta y sigue diría mi ama.

bonita lectura,es satisfactorio soltar lo que ahoga el alma y estragarse las palabras, dont worry be happy!

Entradas más populares de este blog