"Ella respondió que la inmortalidad no tenía sentido sin amor"
LA HORMIGA INMORTAL

Andrey Padilla
En el país de las hormigas ocurrió algo maravilloso. A una hormiga se le dio el privilegio de ser inmortal, es decir, nunca iba a morir. Al saberlo, la hormiga comenzó a sentirse más importante. A partir de ese día su trato con las demás fue diferente, incluso con su propia familia y sus amigos. Dejó de trabajar como hormiga obrera, declaró su renuncia ante la reina e incluso se sintió más importante que ella. Eligió entonces el camino de la fama y la gloria. 
Por esta razón adquirió un comportamiento grosero y cortante hacia las demás hormigas. Las insultaba y se burlaba de ellas. Levantaba la barbilla y las veía como seres inferiores. “Pobres hormiguitas obreras, me dan tanta lástima. Trabajan todo el día para nada, pues morirán al fin. ¡Qué pena siento por ustedes! Qué vida tan insignificante llevan. En cambio, yo soy diferente, soy inmortal”, decía y se le llenaba la boca de presunción al decir estas palabras. “Por eso disfruto mis días y mis noches, voy a las fiestas y soy la sensación donde pongo mis pies. Todos me saludan y me admiran porque saben que soy diferente, porque saben que soy la única hormiga inmortal. Se toman fotos conmigo, me preguntan cosas… ¡Ay! Me encanta mi vida”.
No es necesario que digamos lo vanidosa y nada humilde que era esta hormiguita. Mas lo que decía era cierto. Todos la admiraban. Recorría el mundo volando en aviones. A veces optaba por los costosos cruceros de alta mar. Así conoció el Caribe, las Islas de Hawai, el paso de Gibraltar y muchos otros lugares marítimos. Oía música, tomaba el sol en la playa, hacía grandes fiestas y disfrutaba, como ella decía, de la vida. Cuando se hospedó en un reconocido hotel, un reportero atrevido le preguntó: “Qué hará en el futuro, cuando todos hayamos muerto y usted siga viva?” “Lo mismo que hago ahora, disfrutar y disfrutar”, respondió con frescura.
Así era la vida de esta hormiga tan afortunada y todo marchaba a pedir de boca. Su fama estaba a punto de llegar al fin del mundo, pues no había en la faz del planeta ninguna criatura como ella.
Pero las cosas cambiaron cuando, un mal día, la hormiga descubrió que su inmortalidad había terminado. Era mortal otra vez. ¿Qué había ocurrido?
Decidió no contar a nadie su secreto, pues siempre había hecho gala de su inmortalidad. Qué vergüenza decir que siempre no. Así que siguió con el engaño, pues no quería perder todos los privilegios que tenía. Sin embargo, ya no disfrutaba igual, pues sabía que era mentira lo que estaba viviendo. Por eso recurrió a la hipocresía y la falsedad. Llevaba una vida vacía y aparente. Comenzó a endeudarse y sufrir estragos por la edad, pero a pesar de eso, continuó con la farsa.
Pero como en el país de las hormigas todo se sabe, no tardó en correr la noticia: la hormiga ya no era inmortal como tanto había presumido. Así que todos dejaron de admirarla y prestarle atención.
No pasó mucho tiempo para que todo el país supiera que había una nueva hormiga inmortal. Así que todos los ojos y oídos se volvieron hacia ella. No era altiva ni orgullosa, sino humilde. Era una hormiga diferente, todo lo opuesto a la anterior. A pesar de saber que nunca iba a morir, continuó trabajando como hormiga obrera junto a su familia y amigos. Debido a que era la nueva hormiga inmortal, la buscaban de todo el mundo para entrevistarla. 
La principal pregunta que le hacían era por qué seguía siendo hormiga obrera, si nunca iba a morir. Ella respondió que la inmortalidad no tenía sentido sin amor. Y el único amor que valía la pena era el de su familia y sus amigos. Esto elevó la fama de la hormiguita, incluso más que la anterior. Además de ser famosa por su inmortalidad, era admirada y respetada por su sabiduría y enseñanzas acerca de la compasión, el amor y la felicidad. De hecho, escribió muchos libros que llegaron a tocar el corazón de millones de hormigas alrededor del mundo. Habló sobre la paz, la educación, los valores, la amistad y el amor. Su máxima era que si una hormiga no ayudaba a otra, ambas morirían. También declaró que inmortalidad no significaba nunca morir, sino vivir para siempre en el corazón de otras hormigas.
La fama desmedida y el noble corazón esta hormiga, hicieron mella en el orgullo de la anterior hormiga inmortal, de tal modo que un día rugió de rabia y trazó un perverso plan para destruir a la hormiga que tanto envidiaba. Por eso, una triste mañana, el mundo se vistió de luto al saber que la famosa y sabia hormiga inmortal, había muerto misteriosamente.
Una sonrisa malévola se dibujó en la hormiga asesina. Públicamente denostó a la otra hormiga, diciendo que era una mentirosa, pues había muerto. Pero nadie se interesó en sus palabras. Les había dolido mucho la repentina partida de la hormiga. Y durante los siguientes mil años la siguieron recordando con mucho cariño, transmitiendo sus enseñanzas a todas las demás generaciones de hormigas.
Un día, la hormiga asesina se murió y nadie se dio cuenta. Fue olvidada. 

Comentarios

Andrey, bienvenido a este Blog cada vez más incluyente.
Nos agrada recibirte con tu cuento La hormiga inmortal que, sin duda, nos hará reflexionar en la veleidad del ser humano, cuando se siente poderoso y por encima de los demás; a diferencia de la humildad y el compañerismo de quienes saben lo que valen y continúan su vida tal cual, sin menospreciar a nadie y en procura siempre de ayudar a sus compañeros
Felicitaciones por este bonito relato que escribiste en El Taller de Redacción Libre y Creativa de la Unidad Culiacán de la UPES
Mayra Zazueta dijo…
Tu cuento Andrey,es un buen ejemplo para reflexionar sobre nuestras actitudes ante los otros y nos deja el mensaje claro que se trasciende por lo que haces con énfasis en como lo haces.
Abrazos y sigue escribiendo !!
Andrey Padilla dijo…
Hola compañeros, los saluda Andrey. Muchas gracias por sus palabras y gracias a nuestro estimado maestro Frías, un excelente apoyo y motivador para quienes nos gusta esto de la escritura. La hormiga inmortal nació en su taller de Escritura Creativa y es un gusto compartirlo con todos ustedes. Un saludo afectuoso para todos, ojalá que haya oportunidad en algún momento de conocerlos. Hasta pronto y muchas gracias por todo el apoyo.
Unknown dijo…
Andrey tienes fluidez, sencillez e incluso hay algo de musicalidad en tu narrativa, yo diría que tienes ritmo. Eso ya dice mucho de tu estilo. La forma en que abordas, la vanidad, es universal, y lo has sabido caracterizar a través de un insecto con características humanas, desbordado por las pasiones, esas que terminan devorando la parte solidaria del hombre. La tentación es mala, afortunadamente la confianza en el otro no se ha perdido, siempre hay seres de luz en momentos de crisis.
Anónimo dijo…
Dr. Renato Quintero A.

Andrey me gusto tu relato es un ejemplo muy digno de tomarse en cuenta ya que en nuestros días es una realidad muy palpable los que tienen el poder o con influencia se siente intocables e inmortales y con el derecho de aplastar a el más débil y piensan que a ellos jamás les pasará a ellos lo que está sufriendo su compañero ellos solo tratan de aplastar al más débil

Andrey te felicito por tu historia, muy bonito tu relato. Espero que mucha gente tenga la oportunidad de leerlo, así como el reyno ilustrado de mi amigo Julio cesar soto son relatos con doble motivación , aprender y entretener
M despido con un fuerte abrazo a los integrantes de este club.

Su amigos
Dr. Renato Quintero A.
Unknown dijo…
Amigo Frias te felicito, sigues haciendo de las tuyas, cada día que pasa más y más son los jóvenes que se interesan por escribir.
Muchas gracias pero dime quien eres para agradecerte mejor
Saludos

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