"Asociaron al Tiro Loco del cómic con el Tiro Loco real, quizá, por la torpeza, su lentitud al hablar y al pensar"

EL TIRO LOCO McGRAW

Luis Enrique Alcántar Valenzuela

Ni el espacio, menos el viento, están en santa paz en esta ciudad inquieta. La ciudad nerviosa, como ente vivo, siempre es presa de las sorpresas y de las incertidumbres. Ahora, es más fácil ver, en el cielo azul transparente, esas cosas que los cíberintelectuales llaman ATecNoIdes. En traducción al lenguaje moderno (no se confunda con el lenguaje posmoderno. Son gomitas de sabores distintas de masticar), quiere decir algo así como “Aparatos Tecnológicos no del todo Identificados”: AtecNoIdes. Aunque suene a adenoides, no importa. La casta de cíberintelectuales, así lo impusieron y alégala al ampáyer. El tecnolenguaje posmoderno, es cabrón. Funcionan en similitud a como lo hacían en sus tiempos, los textos herméticos de la antigüedad. En pocas palabras, también tienen sus ortodoxias bien ganadas. Son muy estrictos en sus tecnolenguajes de programación cibernética. Así tiene que ser, ya que un simple error de código binario, puede pegarle en toda la puritita M, a un proceso de encriptación vinculado a los secretos de los ProtoEstados transglobales. Sí, esos p=#&* gobiernos transaglobales que fueron tragados por las grandes compañías que eclosionaron en los viejos garajes de los Valles del Silicón.

Así pasa pues ahora, en estas vidas líquidas/digitales que vivimos. La raza cuasirobotizada no sabe ni lo que circula por arriba de sus cabezas/cerebros/mentes. A veces, ni saben que tienen cabeza, menos cerebros/mentes, que funcionan, la verdad como un dispositivo maravilla. Siempre a la vanguardia. Ya ven, que hoy dicen, ya se asegura la existencia de los universos, espacios y tiempos paralelos. Se madre de eso, pero algo de ese fenómeno astrofísico raro, pasó. 

En eso estábamos varios cholos y batos. Traducíamos (desde luego, en ausencia del inglés sin barreras) a diferentes gargantas, unas chelas sudorosas del águila negra. Para que nadie viera la guarida. Estábamos mero arriba de un multifamiliar de Infonavit Cañadas. El cholo que se aventó el rollo de la IA. Se acababa de robar una concha plateada, de forma ovoide con 6 micropantallas posplasmáticas de HR2 resolución. Era más o menos del tamaño de la huella digital del dedo pulgar de las manos del ser humano. Este pinche cholo, el robo lo concretó en el complejo posmoderno de la Ceiba. Ahí en ese sí lugar, donde se encuentra lo más posmoderno del mercado transglobal. No se cómo chingados le hizo este cholo post para burlar tanta pinche cámara de vigilancia. Burló al Argos Panoptes, al Panóptico de Bentham, al Big Brother de Orwell, y no se diga al chafirete/bodrio de esa televisora que también así le llamó. A toda la vigilancia digital engañó; y pues no se diga al guardia de a pie, que solo trae un macanón marca llorarás y sus ganas de hacer bien su chamba. Pero mírenlo, aquí lo tengo al lado. Agustooo.  Aletea como chonte recién nacido y chupa como bebito de esas águilas negras sudorosas cual si fuera leche nan. El cholo post rata, estaba ya entradón con las chelas. Entre sus desfiguros entraba ya en pose de contemplación y mirada budista…

Cuando de repente empezó a fulgurar, brillar y destellar pequeños soniditos el ovoide plateado, que él hurtó. Como no queriendo la cosa, me hice pendejo un rato. Nada más un ratito. Le extraje con sigilo el ovoide de su bolsota delantera, de aquel pantalón Dickie azulito, ya deslavado… y al modo me asusté con los ruidos/destellos inesperados. Pero me gustó, como dijera el joto. Puse atención…despacito empecé a escuchar esto…

KgN200: ¡¡¡Listo ya!!! El sintetizador traduce en forma sincrónica las señales del Dron-RPAS. Por su siglas en inglés de siempre Remotely Piloted Aircraft System

Es decir, estaba topándome con un “sistema aéreo controlado de forma remota” de poquísima madre. Con unas tareas envidiables. Ese dron, tipo RPAS, sobrevuela las inmediaciones del Hospital de IMSS, en Infonavit Cañadas. Empieza a mandar códigos raros. En tecnolenguaje. 

Inicia el envío binario con rapidez. Sólo se centra en algo particular. Hasta eso que no es goloso el cabrón. Transmite con una seguridad encabronada. Es la imagen en 3D nítida, de un tronco de enorme, robusto, viejo y todavía verde ficus. El traductor manda la señal a la voz de metal “…erga este ficus tiene según las huellas del carbono 14 en su corteza visible, entre 35 y 40 años de vida. No es posible. Chingazu madre, alcanzo a capturar y decodificar algunas letras que de seguro forman algún enunciado con sentido. Las letras son: T,i,r,o,A,q,u,í,c,a,b,r,o,n,e,s,L,o,c,o,e,l,e,s,t,u,v,o,M,c,G,r,aw. Ya, integra y traduce. Rápido para seguir explorando el siguiente nivel. Suéltala ya la traducción. Chiruin, chiruin, passs aparece en el lenguaje moderno de Cervantes la traducción: “Aquí estuvo el Tiro Loco McGraw cabrones”.

MMkas241: Te mandaré el comando para que penetres las nuevas cortezas del ficus y vayas más allá de lo que ven los pequeños humanos. Es tu nueva tarea, cumple al 1000%.

KgN200: Recuerda que no soy humano, soy un robot de la IA 7G. No te preocupes. El dron, tipo RPAS sigue haciendo sus multitask. Espera, recibo un nuevo código encriptado. Traduce ya. Listo, el dron captó un pedazo de vidrio. Sí, confirmado. Hecha la desencriptación. Es un vidrio grueso. Se asemeja a una especie de fondo de botella. Infiero por sus poros/dimensiones que tuvo como capacidad 1000 mililitros (según el SMI). Presenta un color cafesoso muy oscuro. Los rayos del sol, no pueden atravesarlo. Cuando el dron usó el rayo XY de última generación, de inmediato aflojó las capas/poros. Este fondo de botella, al parecer sirvió como contenedor de esos líquidos verdosos. De olores apestosos, y efectos micro neuronales atarantadores (apendejadores pues). Lo consumen mucho los humanos. Es parte de sus gustos y sus glorias. Y también de sus perdiciones. Se ve de buen diámetro. Bien, manda los pixeles. No por email tipo JPG; sino por Estafeta…Jajajaja, no robot estoy agarrando show para monitorear tus altas habilidades de adaptación a los múltiples códigos que dan cuenta de todas las hablas conocidas y de sus lenguajes vinculantes. Ándale envíalo por rayo láser de conectividad eólica sin evaporación. Bien, sale. En la madre. ¿Qué? En cuando se le aplicó el simulador reconstructivo de la imagen resultó: “Caguamón de oferta”. Espera, espera. Ahí están grabadas un conjunto de secuencias de imágenes en movimiento, que aparte contienen audios muy claros. Narra lo siguiente…Ves por eso te digo. Los Humanos jamás descifrarán estos códigos de las cosas-memes. 

“Con el permiso de los historiadores. Que me perdone: J. Braudel, C. Ginzburg, la Escuela de los Annales francesa, la Academia de Ciencias Históricas. Que me disculpe E. Krauze, H. Aguilar Camín, E. Florescano, Luis Aguilar y Aguilar. Una disculpa a toda la escuela historiográfica mexicana. Ni modo. Agárrense. Ahí les voy. No respondo por nadie.

La siguiente microhistoria sucedió en la emblemática Escuela Normal de Sinaloa. En la mera capital sinaloense. No es la historia viva, contada por un escritor formado en los talleres del maestro Frías Sarmiento o del Elmer Mendoza. Es la simple trascripción, a como dios le dio entender. Tal cual sucedió. Sin quitarle ni ponerle, ni siquiera una coma. Esta transcripción deriva de unos arrugados, apolillados, polvorientos y amarillentos manuscritos que se hallaron en un oscuro rincón de la Biblioteca de la Escuela Normal de Sinaloa. Sí, aunque usted no lo crea. Ahí en la mera cueva de los libros. Que la verdad muchos plebes nunca la visitan con asiduidad. Le hacen no más al loco, para pasarla bien. Que dizque la visitan.

El creador de esta narración, según cuentan quienes le conocieron. Era un tipo raro. Pero raro, no chingaderas. De lo más raro que pudiese haber en el submundo de Culiacán. Si la tremenda Fanny de la UAS les parecía extraña, Nombre, este tipo se saltaba el río Culiacán por la medida de su rareza. 

Es miren, de esos personajes que siempre han existido. Que viven sin aparentes ruidos. Pasan desapercibidos; pero que siempre hacen olitas en los charcos después de las lluvias del verano caliente. Personas, que están y no están, que se salen de la norma que les ahoga. Alumnos/Estudiantes a los que nadie toma en cuenta. Hasta que desaparecen. O se olvidan de inmediato.

A ese personaje raro y extraño le apodaban El Tiro Loco McGraw, por aquello del símil con el personaje de una caricatura de la época. Referida a un caballo antropomórfico, parlante, flacucho, huesudo de caderas bailadoras y de talla alta. Destacaba su cuello largo, su parsimonia al caminar y su dificultad para entablar conversaciones fluidas. Asociaron al Tiro Loco del cómic con el Tiro Loco real, quizá, por la torpeza, su lentitud al hablar y al pensar. Además, Tiro Loco McGraw, usaba un pañuelo de color azul atado a su largo cuello. Y el Tiro Loco, narrador de esta historia cargaba un paliacate rojo en la bolsa derecha trasera del pantalón de mezclilla deslavado. Del paliacate rojo, sólo se veía la punta, figuraba a lo lejos una especie de un triángulo isósceles que salía y entraba con parsimonia de la bolsa del lado derecho. El imaginario popular supone que por esa peculiar forma de portar el pañuelo por algunos jóvenes normalistas y, en especial por nuestro narrador, hizo que  Tiro Loco, llamara la atención, pero nunca jamás con la fuerza del relato  que ahora traigo a colación.

En su  paso por la Escuela Normal de Sinaloa, Tiro Loco al parecer, nunca pasó de perico tierno. Pero se le atribuye esta narración por las certeras apostillas y la sintaxis propia del hablar del alumno larguirucho aquel del paliacate rojo y el andar pausado y cadencioso.

Como no tuvo doctorados ni estuvo  en Cuerpos Académicos, pensamos que la Administración ocultó el manojo de manuscritos, cuentos, notas, poemas, reflexiones; encontrados en el rincón en el que Tiro Loco McGraw descansaba y escribía notas en sus cuadernos. Ahora sabemos que escribía sobre el Profe Lupito, el Director Bejarano, la Profe Elizabeth, la Profe Magdalena y alguna nota pesada sobre la tiendita de Doña Eva y el famoso Noa-Noa. Claro, no el de Juan Gabriel; sino un centrito de baile que se inspiró en aquella pegajosa y rítmica canción que popularizara el divo de Juárez. Pero esos "tesoros de escritura", nadie los ha querido revelar ni siquiera se sabe en donde se guardan o quien los conserva. De repente sueltan publicaciones que sorprenden a propios y a extraños (y a los mitoteros también). Sin embargo, aunque nadie me da crédito, tuve acceso a esos papeles, cuya narración cotejé con la palabra de lectores/actores de su época que cuentan de lo que Tiro Loco decía y de lo que dicen que hacía, y pues todo apunta a que son auténticos de toda autenticidad.

Cito ahora al Tiro Loco McGraw de la Normal de Sinaloa, en copia fiel del original para que noten la calidad de la melcocha en su escritura. Les recuerdo que no es piñata, ni tampoco gollete. Les daré solo una pequeña degustación textual. Va.

INICIA CITA.Ese día, martes 15 de abril de 1984, el profesor Lupito daba su clase, como siempre puntual y a la hora indicada. Nada de andar haciendo tiempo en los pasillos o de que me mandó llamar el Director Bejarano. Sus clases eran en las primeras horas de la mañana, a las 7 en punto para ser exacto. No a las 7:45 como aquel Profe de filosofía de la educación, que ruleteaba un taxi y según él dictaba lecciones de filosofía en sus ratos como catedrático. ¡Pobre cabrón! Vivió engañando a la sabia pedagogía. 

Lupito trabajaba esa mañana con el grupo 2. Este grupo escolar, era un grupo especial. Llevaba una formación extracurricular particular, debido a que participaba en un proyecto singular denominado "Grupos Integrados" a la Escuela Primaria, para atender a los niños burros y repetidores. Generarles una atención educativa adecuada a esos niños que nadie daba un cinco partido por la mitad por ellos en la escuela primaria. Mientras en el grupo 1, la responsable de su conducción era la prestigiada profesora Magdalena Ramírez León.

(Apostilla de Tiro Loco McGraw): Nunca comprendí porque no me aceptaron formalmente en el grupo 1, con la maestra Magdalena. Me dijeron secamente los del departamento de psicopedagogía, "vienes de oyente, si quieres", porque no diste buen  puntaje en la pruebas de cultura general. Nunca creí esa mentira. Me aventé toda la formación de grupos integrados de oyente y aparte era estudiante de ventana del Profe Lupito.

Ese día que estuve por fuera del salón de clases. No sé, tuve una especie de intuición de que algo lindo iba a pasar en esa clase del profe Lupito. Me acerqué al aula escolar. Aproveché el traslado para hurgar en el morral de ixtle y rápido sacar una libreta. Al aproximarme de puntitas al salón de clases. Sin hacer ningún tipo de ruido con las suelas de los Nike ya desgastados, rápido me instalé en el mejor lugar. Donde mirara la pizarra y escuchara la exposición del profe. Él se me quedó mirando fuerte e intenso, casi diciéndome "lárgate de aquí, que no quiero mirones". El Profe era de carácter fuerte, pero a la vez era bonachón, cariñoso, educado y muy buena persona. Pero bueno, todo mundo tenemos nuestros lados obscuros. El Profe Lupito, no tenía por qué ser la excepción, al fin sinaloense, al fin mexicano, al fin humano.

Resistí a la mirada dura/excluyente del Profe Lupito. Callé, como callan los hombres de palabra. Haciéndome el tontito (que sí batallé, porque tonto no soy, pero uso el recurso del lugar común de la narración, para estar a tono), coloqué en pose mi libreta forrada con hojas de reúso. Con mi pluma wearever transparente, de color azul, estaba armado para chupar las enseñanzas de esa mañana, como quien chupa un suave caramelo, del cual no quiere dejar nada, ni el palito que lo sostiene. Estaba posado en el ventanal, apoyé mi libreta y me concentré para escucharle, además de tomar notas a mi propio estilo. Los plebes del grupo "de los cerebritos" empezaban a mirarme raro. Decían entre ellos "como apesta a burro", "para orejas bastan la nuestras", "para oyentes sólo los grupos de la cola, del "O" en adelante". En mi interior decía "pinches putos, si supieran que ni en este mundo los hago".

…zoom, purrúnnnn…el dron cortó la señal. Envío un rápido airtex, que las insignias ovoides plata tradujeron como: “…es todo por hoy. El caso de este pinche loco, apodado para variar El Tiro Loco McGraw; será encriptado. De él se tiene en propiedad, gracias al fondo de botella de la caguama decodificado, las imágenes de alta resolución de su humilde vestimenta, típicos tenis Nike de basquetbolista, su morralito de ixtle y hasta la forma en que miró al Noa-Noa, donde seguro en esa misma tarde grabada bailó con una chica azulita normalista; esa rola llamada Hotel California del legendario grupo rockero Eagles... El dron siguió mapeando el terreno de la Colonia Libertad…Trasss, suspendió conexión.

Entonces…uno de los cholos dijo.
…Resulta que el muy recabrón del cholo post se había birlado una insignia digital privadísima. De esas que portan algunos empleados de alto espionaje. Que entre sus multitask por ejemplo, conectan unas con otras dentro de sus oficinas-búnker y se pueden movilizar con ciertos passwords retinales hacia los espacios abiertos de la ciudad donde operan.
Esta empresa de alto espionaje, acaba de denunciar ante la policía cibernética de la 7G, el hurto de este ovoide líquido/digital. Elaboró cada tipo de narrativa transmedia, para dar con el ladrón cibernético. Cuentan las malas lenguas, que el cholo post, entregó esta insignia de alto espionaje, al dueño de un aguaje de mala pinta. A cambio de 3 caguamones y 4 bolsitas de cacahuates japonés para amainar el hambre de este fin de semana veraniego.

Comentarios

Estimado amigo y Dr. de las Ciencias Pedagógicas Incomprendidas, Luis Enrique, saludamos con alegría las nuevas y viejas aventuras del Tiro Loco real que a la Loma Educativa de la Normal llegara trotando desde San Pedro para dejar ocultos por ahí, en una escombrada de libros una añosa biblioteca. Esperamos la serie se alargue y tengamos historias del Tiro Loco para rato.Un abrazo, su amigo JM, El Frías S
LEA-V dijo…
Mi estimado JM El Frías S.

Maestro y más amigo de varios tecleadores sin oficio. Es un gusto, volver a resituar a El Tiro Loco McGraw.
Espero la lectura libre y el regalo de su tiempo al relato construído. Necesitamos a nuestros amables lectores y colaboradores para hacer crecer este movimiento en pro de la cultura letrada.

Con el deseo de que la narrativa elaborada les signifique algo.


Pendientes.
Marcelo Tolosa dijo…
Epale! Dr Luis Enrique que narracion tan buena y enganchante. Le prometo que a la otra historia del Tiro Loco McGraw cambio el cafe por unas chelas sudorosas del águila negra. jaja! Pero fuera de broma, muy , muy bien.
Estimado Luis Enrique, Tiro Loco vuelve con todo y seguro sacará raza lectora que algún día comentará.
Hasta el ing Marcelo piensa echarse unas Tecates para leerlo mejor. Y eso ya es un paso veloz. Saludos a Usted y al compa Tolosa
LEA-V dijo…
Jajajajaja...qué bueno el Ing. Tolosa ya dedicó una parte de su valioso tiempo, a recrearse con estas "narrativas de provincia" dijeran los del falso centro iluminado de esta República Mexicana.

Es un gusto que este Trinomio descuadrado no perfecto dialoguen con base a pretextos narrativos y que de paso las marcas del águila negra interaccionen en esta linda/dura realidad.

A nuestro amigo/maestro JM El Frías S. Guía de las incertidumbres escriturales de varios aprendices, va de nuevo mi eterno agradecimiento.

Un abrazote; pero de Veldá.
Ing. Marcelo Tolosa, ya deje de hacer que no escucha los apremios para que leamos alguna reflexión, un sabroso relato o una mirada al mundo en el que vive y que nosotros, El Dr. Luis Enrique y Yo, ni siquiera vislumbramos; así que con aromático café o con sudorosas heladas del águila negra, póngase a teclear y mándenos el primero del montón de relatos que después escribirá.
Este Blog espera ese texto y Usted ya lo tiene, pero no se decide a escribirlo.
Tito Loco McGraw está a la expectativa.
Saludos

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