Éste es el tiempo y el mes que nos tocó vivir.

UN MARZO DIFERENTE

Adán Lorenzo Apodaca Félix
Fue un marzo diferente, éste del 2020. Las mujeres del país, antes de culminar la primera decena de días, sumadas a un acontecimiento mundial, hicieron una protesta inusual, “el nueve nadie se mueve”. Ése fue el lema de su movimiento, acción que cimbró a todo México, 
Un poco más acá, antes de culminar la segunda decena del mes, las autoridades de la Secretaría de Educación Pública interrumpieron el ciclo escolar 2019-2020, algo de verdad inusual en muchos años de funcionamiento del modelo educativo mexicano. 
La intuición nos lo corroboraba, estaba corriendo un marzo diferente.
La exaltación del nacionalismo anual no fue ponderada el día 18, la Expropiación Petrolera, el triunfo de “Tata” Lázaro al quitarle las compañías petroleras a los extranjeros, no fue vitoreada, no hubo aglomeraciones ni discursos patrioteros en los muchos bustos de Lázaro Cárdenas. a lo largo y ancho del país. Les digo, era un marzo diferente.
En las muchas parroquias que hay en México, tampoco se festejó a “Nuestro” Señor San José, los papeles amarillos y verdes con la esfinge del santo, colgando de los mecates desde el campanario de la iglesia hasta los postes de los faroles de la plaza, (como en la Fiesta de Serrat), tampoco estuvieron como otros años. Las autoridades religiosas decretaron que se suspendían los festejos y las misas en las iglesias del país, (y a ésas sí se les hace caso). Les estoy diciendo que era un marzo diferente.
El natalicio de Benito Juárez tampoco fue festejado. La ausencia de ramos de flores en los monumentos que también existen en número grande en la geografía mexicana se hizo patente, no hubo discursos encendidos de patriotismo popular. Era raro, pero en esta ocasión, uno de los héroes de la patria no fue festejado como en los otros años; masones y nacionalistas estuvieron de acuerdo en que no había ánimos para festejar. Se sentía ya, implacablemente, la presencia de este marzo diferente.
Tampoco hubo tiempo para entonar aquella canción que parecía patrimonio de las rondallas normalistas, “de colores, de colores se visten los campos en la primavera. … Y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí”.
Fue un marzo diferente. Este verde del inicio de la primavera no fue el de diversas tonalidades de verde. Fue un verde grisáceo, marrón, tirando a negro. Los cenzontles, las palomas y los colibríes cantaron tristes, entendieron el comunicado de la naturaleza y lo interpretaron de forma unánime: el mundo está triste. 
La ola de tristeza empezó en Asia, se extendió a Europa y empezó a arrasar a los pueblos latinoamericanos; y a ellos agregó, también, al gran gigante norteamericano.
Fue un marzo diferente. Los días también tuvieron un comportamiento atípico: por la mañana, al amanecer, se alegraban un poco con la salida del astro rey, conforme transcurrían las horas, esa radiante alegría se transformaba en silencio; al llegar la tarde, la tristeza y la melancolía se hacían presentes hasta llegar la noche; a ésta, el día le hacía entrega de un mundo desolado, triste, atemorizado y enfermo. La noche servía de alivio para los males del pensamiento que aquejan a este convulsionado mundo.
Entramos en abril y tampoco hubo tiempo de pronunciar aquella canción estribillo, muy de moda en estas fechas: “un domingo, diez de abril, le dieron muerte a Zapata”. Va corriendo el mes y nos enfrascamos en una tétrica tarea: estamos contando los muertos, en espera de llegar a una cifra que nadie sabe cuál es. Cobra sentido aquella respuesta que nos daban los profesores de matemáticas, en la escuela secundaria, cuando les preguntábamos que si hasta dónde llegaban los números, “Hasta el Infinito”, era su respuesta. Así estamos en este abril; contando los muertos para evitar ser uno de ellos.  Éste es el tiempo y el mes que nos tocó vivir. 

De abril luego les cuento.






Comentarios

Dr. Adán Apodaca, agradecemos su colaboración en este blog que apenas empieza a desperdigar el pensamiento pedagógico-literario de los educadores sinaloenses. Su texto es una mirada simbólica en la que vibra en cada palabra el asombro contenido de los enormes cambios que, de repente, sacuden hoy al mundo por entero. Una catástrofe que podemos empezar a calibrar en los olvidos de los rituales inmutables a los que estábamos y nos tenían acostumbrados, como bien se perfila en su texto Un marzo diferente. Esperemos que abril sea diferente, pero no de esta manera
Buen texto, que transporta la memoria. Marzo, abril y Mayo programados obligadamente, sin lunes cívico en las escuelas, que conmemoran los grandes cambios de la historia de México. Marzo ya se fue, abril con datos gráficos, Mayo se visualiza lo que no se sabe. En tiempos de crisis, en palabra de terapeutas, psicólogos, metafísicos, zen...habrá de transformar al ser humano.
Agradecer por tener vida
voluntad,
valorar,
construir
y aceptar.
Entre el silencio y el conocimiento

Un marzo diferente que nos tocó vivir.
Vendrán tiempos mejores.
Verdaderamente un marzo diferente, y la causa todos lo sabemos. Y junto con marzo viene abril cargado con más tensión al ver que las cifras no bajan, pero esperemos que mayo se vea un reflejo aminorado de cifras y la curva estadística tome una forma de más esperanza. Pará que pronto podamos cantar victoria de que vencimos al virus. Y también, por qué no, poder festejar a los niños, a las mamás, a los maestros y a los estudiantes.
Mucho que festejar, pero sobretodo festejar la derrota del Coronavirus

Efrén Morales
Unknown dijo…
Excelente texto, gracias por compartir y expresar la tristeza que se vive sin lugar a dudas en cada rincón, por reflexionar en ese detenerse que nos dio la vida.
Adán agradecería que pusieras tu nombre para saber que opino. Saludos
Unknown dijo…
Muy acertadas lineas profe, expresa en sus palabras el sentir que seguro estoy es el de muchos mexicanos sin importar su estatus o condición social. Porque aunque como bien lo menciona en este bello mes inicia la primavera, esta vez fue no fue de colores, y que quedara en la memoria de muchos como eso; UN MARZO DIFERENTE...Saludos!!

Miguel Alberto Navarro Llanes.

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