“Estoy hecha de los pequeños fragmentos, de canciones, de lecturas, de personas, de momentos, de risas, de lágrimas y de pequeños regalos que me ha dado la vida”
¿QUÉ ME LLEVO?
Mía Estefanía Beltrán Beltrán
Sin
pedirlo, mucho menos imaginarlo, poco a poco he comenzado a encariñarme con esa
simple pregunta: ¿Qué me llevo? ¿Qué me llevo de este curso? ¿Qué me llevo de
esta etapa llena de cambios e incertidumbre? Jamás fui filosófica, a pesar de
decir que amaba la lectura; solía, sin descanso, desestimar a la filosofía.
Hoy, aquí y ahora, puedo decir que me llevo un baúl sin límite de capacidad que
ha sido llenado de muchos pequeños obsequios, presentes que, para mí, se han
convertido en parte de mi historia.
Hoy me
llevo una percepción diferente, una visión de mí misma que se ha vuelto ansiosa
por conocer, por observar y por escuchar, con la esperanza de seguir llenando
ese divino baúl que hoy la acompaña y que viajará con ella hasta el fin de sus
días. Nunca había tenido problemas cuando llegaba la hora de plantearme
"¿Quién soy?", pues en mi cabeza, la misma frase ensayada por años
aguardaba esperando al acecho el momento de saltar y protegerme de la duda.
Hoy, escribiendo,
después de haberme quebrado la cabeza pensando cómo ordenar mis ideas, me doy
cuenta de que no soy una frase pre ensayada. Me he convertido en ese baúl que
guarda cada uno de los pequeños momentos que van dirigiendo y construyendo mi
vida; estoy hecha de los pequeños fragmentos, de canciones, de lecturas, de
personas, de momentos, de risas, de lágrimas y de todos aquellos pequeños
regalos que me ha dado la vida.
La mayor parte de mi historia solía decirse que fue escrita con esas plumas de tinta invisible, esa tinta que solo ha de verse con una luz especial y solo cuando realmente quiere verse. Para mí, después de mi infancia, los últimos 9 años han sido irrelevantes. No sería quien soy sin esas páginas en mi historia, sin esas nuevas atribuciones a mi baúl.
No
puedo hablar de una generalidad, porque no soy una sabia conocedora de todo;
así que seguiré como hasta ahora, hablando sobre mí. Sé muy bien que algunos
podrían decir que no sé nada; incluso yo misma me he catalogado múltiples veces
de esa forma, como un claro ejemplo de ignorancia. Aunque ahora me haya
encariñado de esa concepción de Sócrates de decir que es más ignorante aquel
que cree saberlo todo que aquel capaz de decirse a sí mismo y reconocerse como
ignorante.
He aprendido que no hago mío un concepto, ni un contenido educativo solamente "aprendiéndolo", memorizándolo, sino que mi cerebro se ha encaprichado en tomar aquellos nuevos conceptos y convertirlos en un pequeño obsequio, algo que pueda usar en algún momento de mi vida, algo no tan fácil de olvidar. Y aunque a otra versión de mí pueda dolerle, es preciso decir que he aprendido eso a través de noches y tazas de café, mediante pláticas conmigo misma, un nuevo camino en mi vida que, sin la pedagogía que me ha presentado una cara diferente de la filosofía, no habría podido alcanzar.
Comentarios