“Tomé un cuchillo para ayudarme y arranqué una pequeña esquina y de ahí con mis uñas lo arranqué lo desgarré todo a pedazos”
EL PAPEL TAPIZ
Mariana López Díaz
Observaba el papel tapiz de mi casa, era rosa pálido me parecía horrible, desde que nos mudamos a esta casa lo odié profundamente. No entendía cómo alguien podría haber decidido cubrir su casa con algo tan antiestético, ¡era espantoso! Cada día le decía a mi esposo que debíamos cambiarlo, él era un hombre amoroso y me consentía en casi todo, excepto en esto, cada que yo mencionaba el papel tapiz, él lo veía sonriente y decía: ¨a mí me encanta¨, con una sonrisa tonta en su rostro. ¿Se burlaba de mí? ¿Cómo era posible que le gustara algo tan horrendo?
Los días pasaban y mi frustración crecía. No podía dejar de verlo, me volvía loca. Cuando mi mamá vino a mi casa por primera vez se maravilló y exclamó ¡qué hermoso tapiz me encanta! En ese momento yo pensé ¨esta mujer está loca¨, cómo puede decir que esto es bello, es el tapiz más feo que yo vi en toda mi vida. Sentía que nadie a mi alrededor tenía buen gusto, que todos estaban ciegos. ¿Acaso no podían verlo? Dolían los ojos con sólo mirarlo.
Pasaron meses así, mi esposo me dijo que tendría un viaje de negocios, serían sólo dos días y pensé éste es el momento para deshacerme del papel tapiz, lo quitaré yo misma sin decirle a nadie, cuando vuelva verá que ya no está y no quedará de otra que poner uno nuevo.
La noche que se fue dije ¨lo arrancaré
todo hoy mismo¨, tomé un cuchillo para ayudarme y arranqué una pequeña esquina
y de ahí con mis uñas lo arranqué lo desgarré todo a pedazos, seguí así durante
dos días sin descanso, hasta que no quedó un sólo centímetro de ese maldito
papel tapiz rosa pálido. Me alejé y contemplé mi trabajo, bajo el tapiz
palpitaba sangrante un color rojo carne intenso y abrumador, grité, grité al
contemplar mi trabajo y me reí fuera de mí.
Mi esposo llegó esa noche. Al entrar a
nuestra casa, esa casa totalmente blanca, me encontró frente al gran espejo de
la sala rodeada de pedazos de mi piel. Me encontró en carne viva, sangrando… Se
fue, le dije, se fue ya no está esa horrible piel en la que tenía que vivir ya
no está.
Comentarios